La siguiente declaración fue emitida por el Departamento de Trabajo del Partido por el Socialismo y la Liberación.
El jueves 27 de marzo, Donald Trump firmó una orden ejecutiva titulada Exclusiones de los Programas Federales de Relaciones Laborales. Esta orden dispone la terminación de los contratos sindicales de más de 700,000 empleados federales y les arrebata el derecho a organizarse y negociar colectivamente en el futuro. Este ataque masivo e ilegal afecta a más de 30 agencias, desde el Departamento de Asuntos de Veteranos hasta el Departamento de Justicia, pasando por más de una docena de subdivisiones del Departamento de Salud y Servicios Humanos, la Agencia de Protección Ambiental y otros organismos.
La decisión de Trump de eliminar los derechos sindicales de casi un millón de trabajadores federales bajo el pretexto de la “seguridad nacional” es el ataque más brutal que ha lanzado contra el movimiento obrero hasta la fecha. No solo es un golpe contra los sindicatos, sino contra toda la clase trabajadora.
Con esta orden ejecutiva, Trump está descargando un mazazo contra las agencias federales que garantizan atención médica a los veteranos, mantienen el sistema de salud pública, protegen la limpieza de ríos y aire, y velan por que los alimentos estén libres de enfermedades. En resumen, Trump está atacando directamente todas las protecciones y servicios de los que depende la clase trabajadora para sobrevivir día a día.
Pero la administración Trump no se detendrá con este ataque a los empleados federales. Trump y los multimillonarios que lo financian buscan eliminar el derecho a la sindicalización en todos los sectores laborales. Cuando Ronald Reagan despidió a los controladores aéreos en huelga de PATCO en agosto de 1981, ese ataque marcó el inicio de una ofensiva general contra los sindicatos en EE.UU., de la cual el movimiento obrero aún no se recupera. Hoy enfrentamos un momento aún más decisivo, y no podemos responder con las mismas estrategias de siempre. El movimiento sindical sólo sobrevivirá si lucha por su existencia.
Esta lucha tomará muchas formas, pero no puede limitarse a demandas judiciales o llamadas a políticos. Afortunadamente, algunos líderes sindicales están comenzando a exigir una resistencia más agresiva. Jimmy Williams, presidente general de la Unión Internacional de Pintores y Oficios Afines (IUPAT, por sus siglas en inglés), ha pedido al movimiento obrero mostrar una “resistencia inquebrantable” contra el gobierno. Sara Nelson, presidenta de la Asociación de Auxiliares de Vuelo (AFA-CWA), ha llamado a acciones masivas, incluyendo huelgas, para responder a los ataques de la administración contra los trabajadores y los derechos democráticos básicos.
Estos llamados reconocen que el poder de los sindicatos está en sus millones de afiliados, quienes realizan el trabajo que mantiene al país en marcha. Defender nuestros sindicatos significa organizar a estos millones de trabajadores en sus centros laborales y en las calles para enfrentar la agenda multimillonaria de Trump. Los sindicatos se forjaron en la lucha masiva de la clase trabajadora, y solo con esa misma combatividad y acción audaz no solo resistiremos los ataques de Trump, sino que cambiaremos el rumbo político a favor de las mayorías.