Balance 2021- Perspectivas 2022
Bloqueo imperialista y crisis socioeconómica
El bloqueo económico representa un crimen genocida contra nuestro pueblo. Tan solo el costo económico de las sanciones ilegales que aplica Washington supera los 120 millardos de dólares y ha afectado a toda la nación, pero fundamentalmente a la industria petrolera, corazón de nuestra economía, proveedora de las divisas para las importaciones y los ingresos para las inversiones productivas y sociales del Estado.
La industria petrolera se ve asfixiada con estas brutales sanciones al impedírsele las inversiones, la comercialización y el financiamiento indispensables para su desarrollo. De hecho, la producción se desplomó de los 2 millones de barriles diarios en agosto del 2017, cuando el gobierno de D. Trump estableció las primeras sanciones, a un mínimo histórico inferior a los 150 mil b/d el año pasado.
Como decíamos, toda la economía nacional es víctima del bloqueo al cerrarse las puertas del financiamiento externo y el comercio internacional. Nuestros activos en el exterior han sido confiscados, lo cual representa una pérdida de más de 35 millardos de dólares.
Las consecuencias económicas de las sanciones van desde la dramática contracción de las exportaciones petroleras, que constituyen 95% de los ingresos de divisas del país y el 70% de los ingresos fiscales, con lo cual se desactivan dos motores fundamentales del crecimiento económica de la nación; pasando por la profunda caída de la actividad productiva, aceleración del proceso inflacionario, el drástico descenso de las importaciones; hasta llegar al deterioro creciente de los ingresos fiscales del país y la notable caída de las reservas internacionales.
En cuanto a los impactos sociales, estos han sido trágicos: incremento del costo de la vida, deterioro de los servicios públicos, así como de la educación y la salud, caída de empleo formal, salarios y seguridad social, aumento de la pobreza…
Política, Geopolítica y economía
Esta explicación de las durísimas consecuencias del bloqueo económico es necesaria en razón de que la lógica que mueve a los EEUU en esta agresión consiste en crear una crisis económica de tal magnitud que desemboque en un escenario de ingobernabilidad y caos, que finalmente se traduzca en el derrocamiento del gobierno por un estallido social, golpe de Estado, guerra civil o una intervención extranjera con “fines humanitarios”.
Esto significa que la crisis del país no responde a razones internas ni tampoco a los mecanismos convencionales que determinan el desempeño de la economía. Se trata de una feroz arremetida desatada por la arrogancia imperial contra un gobierno que ejerce su soberanía y desafía la hegemonía yanqui impuesta desde comienzo del s. XX en su “patio trasero”.
Este hecho eminentemente geopolítico impone la necesidad de superar la crisis política generada por la injerencia yanqui a los fines de estar en capacidad de reactivar la economía y recuperar los niveles de bienestar de nuestro pueblo.
Precisamente, las históricas victorias bolivarianas nos han brindado una estabilidad política que estimula el crecimiento de la economía al ofrecer seguridad y confianza a los inversionistas, así como un escenario que nos permite concentrar nuestros esfuerzos en los temas económico y sociales del país.
El petróleo y la recuperación productiva
Con las históricas victorias políticas y a pesar del bloqueo, la economía nacional ha registrado en el segundo semestre del 2021 claros signo de recuperación.
Esta tendencia ascendente de nuestro aparato productivo obedece a un conjunto de factores, entre los cuales cabe mencionar los siguientes.
En primer lugar, destaca la recuperación de la producción petrolera. Recientemente, agencias noticiosas como Bloomberg reseñaron los más elevados registros de producción petrolera de los últimos años, ubicándola en más de 900 mil b/d.
Este incremento inesperado para los enemigos de la patria, obedece, en primer lugar, al aporte y compromiso de los trabajadores petroleros de nuestro país (gerentes, obreros, etc.). Su capacidad de planificar, administrar, mejorar procesos tecnológicos, adaptarse a las condiciones de bloqueo para superar las duras restricciones, se ha traducido en la activación de campos petroleros y el aumento de la producción, en los que ya estaban activados.
La Ley Antibloqueo ha sido igualmente un factor clave. Bajo su protección se han incorporado empresas privadas, que han venido desarrollando planes de inversión bajo la dirección del Estado venezolano,
Asimismo, resalta el apoyo de nuestros amigos en el mundo, que han acudido a nuestro auxilio. Un lugar especial en este sentido ocupa Irán que, desafiando las sanciones, han contribuido de múltiples maneras a la elevación de nuestra producción.
En medio del bloqueo, constituye ésta una maravillosa noticia, pues indica que estamos en capacidad de superar sus demoledores impactos. Con el petróleo se encienden los motores de las importaciones, necesarias para el crecimiento (aun cuando estemos empeñados en un amplio proceso de sustitución de importaciones), y del gasto público, con sus poderosos efectos multiplicadores en todo el aparato productivo.
La inversión privada y el crecimiento económico.
Un elemento novedoso de esta coyuntura es la inversión privada. Esta ha venido aumentando incipiente y progresivamente, por primera vez en décadas, de manera independiente de los ingresos petroleros, especialmente, en los sectores de demanda masiva de bienes y servicios.
Este desarrollo nos ofrece dos lecturas iniciales. Por una parte, ha retornado la confianza y seguridad tan vitales para la inversión productiva y tan vapuleadas por las terribles campañas y planes desestabilizadores del imperialismo. Ahí tenemos una manifestación de nuestras victorias y del retorno de la estabilidad política, pero también están presentes los frutos de una política económica coherente del gobierno bolivariano en medio de tremendas complejidades.
El aporte del gobierno bolivariano y los trabajadores
En esta recuperación productiva ha estado presente el gobierno bolivariano. Sus políticas económicas han sido realmente coherentes para enfrentar tantos desafíos de manera simultánea y, aunque no es posible frente a tantas dificultades tener éxitos de la misma magnitud en todos los frentes, es evidente que se ha podido avanzar en la reanimación productiva y en la progresiva estabilización de la economía, expresada en los menores niveles de inflación.
Efectivamente, sin estrangular a la actividad productiva interna, se ha podido bajar el índice inflacionario de un máximo de 330.000% (inflación anualizada entre el 2018-2019) a una inflación de un dígito por cuarto mes consecutivo a finales del 2021. Esto es importante, porque le da sustento al crecimiento económico de cara al futuro.
Además, el gobierno del presidente Nicolás Maduro ha estado en capacidad de evadir las sanciones con la Ley Antibloqueo con la ayuda de nuestros aliados internacionales y con el aprendizaje tanto de nuestra situación, como también de las experiencias de nuestros aliados sometidos a décadas de sanciones, como es el caso de Cuba e Irán.
Por su parte, los trabajadores en las empresas públicas, especialmente, de las industrias básicas, asumen un rol crecientemente protagónico gracias a su mayor organización y consciencia. Aún sin nuevas inversiones, están logrando aumentar incipientemente la producción de insumos esenciales para las principales industrias del país. Sin lugar a dudas, en esta crisis la clase obrera ha dado un salto cualitativo en su capacidad de lucha en lo político y también en lo económico.
Desafíos del gobierno de cara al 2022
Para enfrentar el bloqueo de manera exitosa, tenemos que preservar nuestra fortaleza política, nuestra superioridad frente a la contrarrevolución. Asimismo, es absolutamente necesario seguir avanzando en la lucha contra el burocratismo y las corruptelas.
En materia de política económica, hay cuatro tareas (entre muchas otras) que tenemos que solucionar: recuperar la capacidad de financiamiento del aparato productivo, sin que esto encienda las turbinas de la inflación; blindar la estabilidad cambiaria a través de un mayor ingreso de divisas para poder defender la moneda nacional; proteger la producción nacional con aranceles sin arriesgar el nivel de abastecimiento interno; seguir elevando los ingresos fiscales del país, siguiendo el extraordinario y exitoso esfuerzo realizado por el SENIAT, especialmente, a través del incremento de la producción petrolera…
Asimismo, es de fundamental importancia potenciar la producción de las industrias básicas. Al esfuerzo que realizan los trabajadores venezolanos, hay que agregar una inyección de capital y la incorporación de nuevas tecnologías. De esa producción depende el crecimiento de las principales industrias de nuestro país. Esto contribuirá a reactivar todo el aparato productivo interno y, a su vez, a reducir las importaciones de materias primas e insumos, en general.
Otro elemento clave en la coyuntura económica es la dolarización de facto de nuestra economía. Si bien ha contribuido a la recuperación de la producción a través de la inyección de recursos del exterior, la dolarización no es viable como fórmula para el desarrollo económico. Entregaríamos el control sobre nuestra política económica, lo cual ya es grave, pero en condiciones de bloqueo es mucho más delicado.
Mientras la economía retorna a su plena normalidad, aprovecharemos los aspectos positivos de este fenómeno como válvula de escape de una gravísima situación en las que nos colocaron las criminales sanciones yanquis, pero estamos obligados revertir sus consecuencias más nocivas, comenzando por las desigualdades sociales cada vez más acentuadas.
Asimismo, las inversiones son una variable clave para el crecimiento y desarrollo sustentable de nuestra economía. Tanto la inversión privada como la pública deben experimentar una recuperación muy importante para fortalecer la expansión productiva nacional. Confianza, crecimiento económico, fortaleza financiera del Estado, apertura al capital extranjero bajo la dirección del Estado, un clima de confianza y estabilidad determinan el comportamiento de esta variable.
Propósitos de la recuperación económica nacional
En el marco de un gobierno socialista, la economía está al servicio del creciente bienestar de la población y la generación de riqueza es la base material para ello. La disponibilidad de ingresos es determinante para darle repuesta a las crecientes necesidades de la población.
Estos ingresos generados por la actual reactivación productiva, serán direccionados a la inversión en los servicios públicos, terriblemente afectados por el bloqueo económico. De ellos depende buena parte de la calidad de vida de nuestro pueblo, pero también recaen sobre ellos grandes requerimientos del crecimiento económico. Electricidad, agua, gas, combustible, son esenciales para sustentar la producción, de la cual, a su vez, depende el ingreso y empleo, que genera bienestar social. Esto exige una administración de altísima eficiencia, mucha racionalidad en las políticas que dirigen su desarrollo y, obviamente, inversiones crecientes de mantenimiento y expansión.
Otro factor absolutamente esencial es el salario, que se ha visto dramáticamente impactada por las sanciones. La devastación de los salarios por las sanciones es claramente comprensible, pues estas últimas apuntan a la destrucción de nuestro tejido socioeconómico. Los ingresos que alimentan los salarios dependen de la producción nacional y esta se ha desplomado como consecuencia del bloqueo. Entre tanto, los salarios son cruciales para garantizar bienestar en la población, pero también para empujar a la coyuntura económica hacia el crecimiento. Su recuperación es una prioridad impostergable.
Finalmente, tenemos todo lo relacionado con la protección y seguridad social: pensiones, educación, salud, vivienda, empleo… Estas son prioridades de primera línea de un gobierno revolucionario y, como en los otros casos, son atendidos por nuestra voluntad inquebrantable de brindar bienestar y justicia a nuestro pueblo, para lo cual también es preciso disponer de ingresos necesarios para poder concretar esos postulados y principios. Restablecer las condiciones de bienestar creciente y justicia social, perturbadas dramáticamente por el bloqueo imperialista, es el objetivo central de la revolución bolivariana.
Perspectivas 2022 y el horizonte socialista
El año 2022 será de consolidación de la recuperación productiva, pero tendremos que seguir luchando contra los embates violentos de las sanciones. Luce proco probable que estas vayan a ser levantadas, aunque han fracasado rotundamente en su propósito de derrocar a las fuerzas revolucionarias. La insensatez y el odio hacia el pueblo venezolano por parte de sectores de gran incidencia en las elites gobernantes de los EEUU parecen imponerse en este aspecto de la política yanqui. En todo caso, nosotros hemos dado evidencia de nuestra capacidad para superar los embates de las sanciones.
Por otra parte, estamos enfocados en la defensa de la estabilidad política conquistada con tanto sacrificio y tan esencial para garantizar la confianza necesaria para las inversiones. Lo mismo aplica para las políticas económicas. Estás deben irse ajustando a los nuevos desafíos y a las realidades cambiantes con gran precisión y de manera oportuna. Esa es una tarea compleja.
El incremento de la producción petrolera constituye la tarea estratégica de mayor importancia. En esta tarea descansa buena parte de todo el esfuerzo por recuperar nuestra economía. No hay una sola actividad productiva que, sus propias fuerzas, pueda imprimirle la vitalidad requerida para el despliegue de nuestro aparato productivo.
Un factor importante lo constituye el contexto internacional. Estrechar la cooperación con nuestros aliados estratégicos adquiere una relevancia crucial. Lo mismo podemos decir de los cambios en la correlación de fuerzas en el continente, que amenaza con seguir inclinándose haca las fuerzas del progreso en las venideras elecciones Colombia y Brasil, siguiendo los recientes triunfos en Honduras y Chile.
Todo este esfuerzo de desarrollo social y económica se enmarca en nuestro horizonte socialista. La consolidación del Poder Popular, el fortalecimiento de las organizaciones revolucionarias con el PSUV a la vanguardia, la unión cívico-militar…, son condiciones indispensables para seguir avanzando en la transición al socialismo, pero la plena consolidación de estos factores también depende de las condiciones materiales, que le ofrece un robusto aparato productivo generador de ingresos para el desarrollo integral.
En ese sentido, la estrategia económica más importante que nos acerca al socialismo sigue siendo la industrialización. El socialismo requiere de bases materiales muy sólidas. La soberanía económica está estrechamente relacionada con el desarrollo industrial de la nación, con su modernización. Con la industrialización crece el proletariado, clase social llamada a construir la sociedad libre de explotación capitalista. La elevación del bienestar del pueblo, hecho fundamental en la construcción del socialismo, está determinado por el grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Desde cualquier perspectiva es indispensable avanzar en la senda a la industrialización del país.
Liberation photo.: Jesús Faría es presidente de la Comisión Permanente de Economía, Finanzas y Desarrollo Económico de la Asamblea Nacional (AN), y miembro del liderazgo nacional del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).