6 de septiembre 2018
Traducido por E. Alfonso
La lucha dentro y entre la clase dominante capitalista está dando otro brusco giro y sorprendente con la publicación en el New York Times de un extraordinario artículo anónimo de alguien descrito como un funcionario de alto rango dentro de la administración de Trump.
El artículo no solo denuncia a Donald Trump, sino que afirma que ha habido un esfuerzo secreto en marcha por parte de altos funcionarios de la administración de Trump para controlar su presidencia de manera más directa hasta que llegue a su fin—“de una forma u otra.” Esta agrupación de alto nivel ha considerado en secreto posibilidad de destituirlo de su cargo. Por ahora, dice el funcionario, continúan trabajando dentro de la Administración para limitar el impacto destructivo de Trump por lo que dicen ser el bien del país. El artículo afirma que “muchos funcionarios designados por Trump se han comprometido a hacer lo que podamos para preservar nuestras instituciones democráticas y, al mismo tiempo, frustrar los impulsos más equivocados del Sr. Trump hasta que no esté en el cargo.”
¿Que esta pasando aquí? ¿Cómo deberían tomar los socialistas este nuevo resurgimiento del movimiento “Stop Trump,” esta vez desde las cumbres de la administración dirigida por los republicanos? ¿Se trata de ratas que preparen los botes salvavidas para escapar del barco que se hunde de Trump o están hundiendo heroica y encubiertamente su propio bote para salvarnos a todos de su malvado capitán?
Como es de esperar, para el autor son héroes:
“El comportamiento errático [de Trump] sería más preocupante si no fuera por los héroes desconocidos en la Casa Blanca y a sus alrededores. Algunos de sus ayudantes han sido caracterizados como villanos por los medios. Pero en privado, han hecho todo lo posible para mantener las malas decisiones contenidas en el Ala Oeste de la Casa Blanca, aunque evidentemente no siempre han tenido éxito.”
“Podrá ser un triste consuelo en esta era caótica, pero los estadounidenses deben saber que hay adultos en la habitación. Reconocemos lo que está sucediendo. Y estamos tratando de hacer lo correcto incluso cuando Donald Trump no lo haga.”
Alabando el servicio de Trump a la máquina de guerra y Wall Street
¿Por qué los “luchadores de la resistencia” anónimos dentro de la Casa Blanca han tomado este esfuerzo para limitar y e incluso hasta acabar con la presidencia de Trump? ¿Acaso fueron las deportaciones masivas, la desregulación de los contaminadores capitalistas, los enormes obsequios de “reformas” impositivas que redistribuyeron el dinero al tomar de los pobres para dárselo a los ricos, o la expansión masiva del presupuesto militar? ¿O el financiamiento de los ataques aéreos de Arabia Saudita contra los autobuses llenos de niños en Yemen?
No: el artículo respalda o evita mencionar de estas políticas o las alaba como los “logros” de Trump. La expansión de la máquina de guerra, la desregulación y el regalo fiscal masivo a las empresas estadounidenses se destacan como “puntos brillantes” en la administración.
Se nos dice que el problema con Trump es que no está “amarrado” a los principios, ideales y principios republicanos:
“La raíz del problema es la amoralidad del presidente. Cualquiera que trabaje con él sabe que no está amarrado a ningún primer principio discernible que guíe su toma de decisiones.”
Ok, bien. Esto suena bien cuando se trata de Trump: no hay principios, es puramente pragmático y un estafador total. Pero estas no son cualidades ocultas o rasgos personales desconocidos de Trump, es algo que había sido expuesto totalmente antes de que nuestro autor anónimo de la “resistencia” y sus camaradas aceptaran posiciones de liderazgo dentro de la administración. Es algo que va más allá.
Gestionando los ‘asuntos comunes de la burguesía’
Los autodenominados “héroes olvidados” de la administración están muy molestos porque Trump tiene “poca afinidad por los ideales defendidos desde hace tiempo por los conservadores, incluyendo los del ‘libre mercado’ y la ‘gente libre’.” Estas son palabras clave sin sentido o eufemismos. No existe el mercado libre en la era de la tendencia rápida hacia un capitalismo monopólico en el cual las mega corporaciones como Amazon y los grandes bancos van diezmando a las pequeñas empresas, así como a la clase media y trabajadora.
El autor y sus camaradas también están molestos porque Trump quiere mejorar o normalizar un poco las relaciones con Rusia y un firmar un tratado de paz con Corea del Norte, las dos únicas posiciones perceptibles de Trump que se apartan del consenso ultramilitarista dentro del establishment imperialista, y del Pentágono y de la CIA en particular.
Desde que Trump se convirtió en un fenómeno en las elecciones del 2016, lo cual fue principalmente como resultado del tiempo mediático virtualmente no diluido, gratuito y constante que le dieron CNN, CBS y los medios de comunicación capitalistas en los Estados Unidos (todos siguiendo una misma agenda íntimamente conectada con sus ratings y el dinero publicitario) el Partido por el Socialismo y Liberación ha explicado que sectores importantes de la clase dominante de los Estados Unidos estarían profundamente no satisfechos con Trump como el CEO del gobierno que atiende a sus intereses.
La burguesía no confía en Trump como el máximo ejecutivo para administrar sus asuntos comunes. Él tampoco tiene la inclinación, el entrenamiento o el carácter para el trabajo. De hecho, su narcisismo absoluto, su estilo impulsivo y dictatorial lo convierten en un factor desestabilizador para el imperialismo y para las instituciones del orden mundial dominado por los Estados Unidos que han sido manejadas cuidadosamente durante décadas. Ese es su problema principal con Trump.
Incluso en febrero de 2016 le recordamos a la gente la generalización incisiva de Carlos Marx en el Manifiesto comunista: “El ejecutivo del estado moderno no es más que un comité para administrar los asuntos comunes de toda la burguesía.” Trump es un factor desestabilizador en un momento en que la gran burguesía ansía no solo ganancias sino también estabilidad, y se enfrenta, en las palabras de la Estrategia de Seguridad Nacional del Pentágono, a una era emergente de “gran competencia de poder.”
El “estado estable”
Trump superó temporalmente la hostilidad de la gran burguesía en contra suya, durante unos días, mediante el bombardeo de Siria en abril del 2017. Adquirió una apreciación más amplia de la clase dominante tras el gigantesco regalo fiscal a los bancos, a las corporaciones y a los ricos. A pesar de estar agradecidos por esta redistribución de la riqueza a los ricos, los capitalistas siguen dudando de él. Son las industrias del carbón, petróleo, acero, aluminio y armas en las que Trump cuenta con un sólido apoyo de algunos sectores de los capitalistas. También cuenta con bastante apoyo de la clase media blanca y en importantes sectores de trabajadores blancos.
Pero el autor del editorial del New York Times representa a la clase profesional de gerentes del aparato estatal permanente y denigra a Trump. Al describir su silenciosa (y ahora pública) subversión contra Trump, el autor describe acertadamente quiénes son y cuál es su misión en el marco de la clase dominante capitalista y su imperio global: “Esto no es obra del “estado profundo“: es el trabajo del estado estacionario.”
Es sumamente importante para los socialistas que se organizan contra las políticas atroces y reaccionarias de Trump para no convertirse en la cola del “estado estacionario,” que en esencia es el Pentágono, la CIA, la NSA, el FBI y otros instrumentos de represión. Ese es el aparato estatal de los capitalistas y sus instrumentos abiertos y encubiertos de dominación global.