Los trabajadores de comida rápida en California se pusieron en huelga el 9 de Nov. en al menos cinco ciudades incluyendo Sacramento, Oakland, San Diego, San José y Los Ángeles. Desde el inicio de la pandemia, los trabajadores han protagonizado huelgas en más de 300 locales para organizarse y conseguir seguridad y justicia en el trabajo. Los trabajadores de la comida rápida también se están organizando para la AB 257, una legislación histórica en California que crearía Comités del Sector de la Comida Rápida para dar a los trabajadores una voz en el trabajo y la capacidad de hacer responsables a sus propios empleadores. El proyecto de ley AB 257 se quedó corto en varias votaciones a principios de año, pero existe la oportunidad de volver a aprobarlo en enero de 2022.
En San José, Lucha Por $15 y el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU), lideraron una manifestación frente a un Burger King donde varios trabajadores dieron testimonio de las horribles condiciones que enfrentan en el trabajo. Varios trabajadores hablaron sobre su experiencia con el robo de salarios, la violencia —incluyendo el trauma de haber sido apuntados con armas de fuego—, las violaciones de la salud y la seguridad, el acoso sexual, el racismo, represalia por hablar y mucho más. Demostrando lo poco que le importa a este sistema nuestros “trabajadores esenciales” durante la pandemia, a algunos trabajadores de la comida rápida les dieron pañales de perro para que los usaran como máscaras. En medio de temperaturas récord, los trabajadores de la comida rápida a menudo se ven obligados a trabajar sin aire acondicionado, lo que provoca enfermedades por calor y desmayos en el trabajo.
Como muchos trabajadores de la comida rápida son indocumentados, la dirección amenaza regularmente con llamar al I.C.E a los que se manifiestan e intentan organizarse. Los oradores de la manifestación expresaron su exasperación por lo comunes que son todos estos sucesos.
Rosa Vargas, trabajadora de comida rápida y miembro de la Lucha Por $15, compartió su historia: “En julio, tuve una grave caída en el trabajo que me obligó a recibir varios puntos en la pierna derecha e izquierda. No me pagaron el tiempo libre que tuve que tomar para curarme de esta lesión. Cuando volví, le dije a mi jefe, después de trabajar de pie durante cuatro horas, que creía que me iba a caer del dolor. Ni siquiera me miró a los ojos cuando se lo dije, me ignoró y siguió contando el dinero. A los gerentes y directores ejecutivos de las cadenas de comida rápida no parece importarles en absoluto nuestra vida”.
Un llamamiento importante que se repitió a lo largo de esta acción fue, “¿de qué lado estás?”, llamando a la gente a estar con los trabajadores y no con las corporaciones globales. La gente reconoce que los beneficios récord que obtienen estas empresas se deben a su trabajo y se producen a costa de su salud y seguridad. La audaz acción de estos trabajadores de la comida rápida demuestra lo que podemos hacer cuando reconocemos nuestro poder, nos unimos y emprendemos una acción colectiva.
Estas luchas ponen de manifiesto la naturaleza inhumana de un sistema que permite a los empresarios pagar a sus trabajadores salarios de miseria y negarles la asistencia sanitaria y los días de enfermedad, mientras los directores generales y los accionistas ven cómo su riqueza se acumula por millones y miles de millones. Estas huelgas son el resultado de un sistema que explota, devalúa y deshumaniza a la clase trabajadora.