Hace casi sesenta años, el 17 de mayo de 1954 – después de una batalla de tres intensos años por parte de la Asociación Nacional para el Desarrollo del Pueblo de Color / National Association for the Advancement of Colored People (NAACP) y otras organizaciones a nivel nacional – la Corte Suprema de EE.UU. emitió una decisión histórica en el juicio Brown vs. Junta de Educación, declarando que la segregación en las escuelas públicas es inconstitucional. El veredicto fue un paso legal importante en la lucha contra el apartheid al estilo estadounidense.
Mientras que el triunfo fue un avance histórico importante, se necesitaron muchos años de lucha decidida de la comunidad afro-americana y sus aliados en un Estado tras otro para que la victoria se convirtiera en realidad. Después de este veredicto y debido al racismo profundamente arraigado e institucionalizado en el Sur y de hecho en todas las regiones del país, se necesitó más sacrificio para eliminar la segregación en los sistemas de escuelas públicas, universidades, transporte público, fuentes de empleo y otros.
El veredicto sirvió de base para futuras victorias de la comunidad negra, para ganar derechos y oportunidades previamente negadas, y ayudaría a allanar el camino para la promulgación de las leyes de Derechos Civiles de 1964 y la Ley de Derecho de Voto de 1965.
La lucha en los tribunales
El caso Brown vs. Junta de Educación, se presentó por primera vez en 1951 y luego fue defendido ante la Corte Suprema por el abogado en jefe de la NAACP Thurgood Marshall, en representación de 13 padres afroamericanos y 20 niños contra la Junta de Educación en Topeka, Kansas. Topeka había impuesto un rígido sistema de separación en escuelas primarias entre alumnos blancos y negros.
Hasta ese momento, 17 Estados imponían la segregación escolar por fuerza de ley. Kansas fue uno de cuatro Estado que lo implantaron pero en forma opcional. En otros Estados, aunque no por fuerza de ley, la segregación era la política de facto. Por lo tanto, la decisión de 1954 fue verdaderamente instrumental para terminar con la segregación a nivel nacional.
Brown vs. Junta de Educación anuló casi 60 años de la doctrina racista de “separados pero iguales” incrustada en la infame decisión de la Corte Suprema de 1896; Plessy vs. Ferguson que legalizó la segregación racista en el Sur conocida como Jim Crow.
Aunque este fallo de 1896 tuvo que ver con el transporte público (una decisión que reafirmó la ley racista Jim Crow de segregación en los trenes), se extendió a todos los rincones de la sociedad para oprimir brutalmente a la nación afroamericana; en las escuelas, puestos de trabajo, lugares públicos, en el sufragio y en el transporte.
Por supuesto, “separados pero iguales”, nunca tuvo nada de “iguales”. En todos los aspectos de la sociedad esto significaba instalaciones manifiestamente inferiores para los afroamericanos y una estricta línea divisoria vigilada por el terror del Ku Klux Klan (KKK) y la represión policial, que a menudo iban mano a mano. A los negros se les negaba el derecho al voto, mucho menos a cargos políticos.
La relegación de los afroamericanos a una condición inferior en todos los ámbitos de la vida tuvo un impacto devastador. En un famoso estudio llamado la “prueba de la muñeca “, los destacados sicólogos afroamericanos Kenneth Clark y Mamie Clark demostraron los efectos nocivos de la segregación escolar en los niños negros. Los niños negros que participaron en la prueba atribuyeron cualidades positivas a las muñecas blancas y cualidades negativas a las negras, demostrando el importante efecto sicológico que la segregación tuvo en la autoestima de los jóvenes afroamericanos.
¿Qué causó que una Corte Suprema racista se pronuncie contra la segregación?
Brown vs. Junta de Educación no fue un juicio que surgió de la mente de los nueve hombres blancos repentinamente iluminados. De hecho, algunos de estos jueces de la Corte Suprema inicialmente quería mantener la segregación legal.
¿Por qué entonces la Corte Suprema termina votando en unanimidad por la revocación de la decisión Plessy? Hubo dos factores claves: el aumento de la oposición a la opresión racista en las postrimerías de la Segunda Guerra Mundial, sobre todo entre los soldados veteranos negros, y la lucha mundial entre el imperialismo y el campo socialista en un momento de intensificación de las luchas anticoloniales.
Mientras que los líderes del gobierno proclamaban que la Segunda Guerra Mundial se luchó para defender la “libertad ” contra el fascismo racista, millones de soldados afroamericanos sirvieron en unidades segregadas y regresaron solo para enfrentar el mismo antiguo sistema de Jim Crow / KKK.
Durante esta guerra, el cabo Rupert Trimmingham expresaba dramáticamente – en una carta a la revista Yank – los sentimientos de soldados negros, sentimientos que trajeron de vuelta después que la guerra terminó al año siguiente:
“He aquí una pregunta que cada soldado negro se hace. ¿Por qué el soldado negro lucha? En qué equipo estamos jugando? Yo y otros ocho soldados estábamos en camino desde el Campo Claiborne, Luisiana, al hospital aquí en Fort Huachuca, Arizona. Tuvimos que esperar hasta el día siguiente para tomar el tren. Al día siguiente no podíamos comprar una taza de café en algunos de los comedores de por ahí. Como usted sabe, las reglas del Viejo Jim Crow.
“El único lugar donde nos podían atender estaba en la cafetería de la estación de ferrocarril, pero, por supuesto, tuvimos que ir a la cocina. Pero eso no es todo; 11:30 am, unas dos docenas de prisioneros de guerra alemanes, con dos guardias estadounidenses, entraron en la estación. Entraron al comedor, se sentaron en las mesas, tenían sus comidas servidas, hablaron, fumaron, de hecho pasaron un buen rato.
“Me quedé afuera meditando, no podía dejar de preguntarme: ¿Son estos hombres enemigos de este país? ¿No se les enseña a odiar y destruir todos los gobiernos democráticos ? ¿No somos los soldados estadounidenses que han jurado luchar y morir si es necesario por este país? Entonces ¿por qué son tratados mejor que nosotros? ¿Por qué se nos empuja como ganado? Si estamos luchando por lo mismo, si vamos a morir por nuestro país, entonces ¿por qué el Gobierno permite que estas cosas continúen? Algunos de los muchachos están diciendo que no vas a imprimir esta carta. Yo estoy diciendo que si la vas a publicar”. (Yank Magazine, 1944).
Aunque el boicot de 1955 a los autobuses en Montgomery, Alabama, se considera como el inicio del Movimiento por los Derechos Civiles, hubo numerosas luchas en los años anteriores. Muchas fueron acciones de autodefensa armada organizadas y llevadas a cabo por los soldados veteranos negros, como el ex marino y líder revolucionario Robert F. Williams. Esta lucha sacudió a la clase dominante racista hasta la médula. La lucha contra el racismo se hacía sentir.
Al mismo tiempo, la lucha mundial entre el imperialismo de EE.UU. y sus aliados colonialistas, por un lado, y el campo socialista junto a la creciente ola de movimientos de liberación nacional, por la otra, se intensificó dramáticamente durante este período. La continua existencia de un sistema legal racista, el apartheid, fue una inmensa responsabilidad propagandística para los líderes estadounidense en su lucha por prevalecer en la “Guerra Fría” y que fue continuamente refregada en sus rostros.
El gobierno de Eisenhower, que jugó un papel clave detrás de las bambalinas en el caso Brown vs. Junta de Educación, vio el resultado del caso como una manera de refrescar la imagen de Estados Unidos en la lucha global.
El sistema intenta revertir la victoria
La veredicto de 1954 fue un paso importante hacia adelante en la lucha contra el racismo. Sin embargo se encontró con la resistencia masiva de la estructura del poder blanco racista. En muchos Estados del Sur, las autoridades cerraron los sistemas escolares enteros para no integrarlos. Turbas racistas atacaron a los estudiantes negros en Arkansas, Mississippi, Alabama y otros Estados.
Fue como parte de esta reacción racista que el “movimiento” para una escuela experimental moderna surgió. Escribiéndole a un congresista de Virginia en 1959, el dueño de un periódico, J. Barrye Wall le propuso “un esquema en el que vamos a abandonar las escuelas públicas, vender los edificios de nuestra corporación, y reabrirlas como de gestión privada con apoyos financieros para las matrículas de (Virginia) y el Condado de Prince Edward como programa financiero básico”.
Y no fue sólo en el Sur, sino en muchas partes del país. En 1974, dos décadas después de Brown, turbas blancas que se cuentan por miles atacaron a los estudiantes negros que querían integrar las escuelas de Boston, Massachusetts.
Lo que derrotó a los racistas no fue la Corte Suprema ni el gobierno, sino un movimiento de masas. Cientos de miles de afroamericanos y sus partidarios se enfrentaron en una heroica lucha contra perros policiales, encarcelamientos, palizas, torturas y muerte para en la práctica derribar la tiranía del régimen Jim Crow.
Hoy en día, la creciente pobreza en los Estados Unidos, más pronunciada entre las comunidades de color, refleja también una re-segregación de las escuelas públicas.
Estudios nacionales recientes, incluyendo uno del Proyecto de Derechos Civiles de la Universidad de California, Los Angeles (UCLA), muestran alarmantes tasas de re- segregación en las escuelas públicas, desde los distritos escolares del sur de California y ciudades altamente segregadas en el norte, como Chicago. En esa ciudad, el 71% de los estudiantes negros asisten a escuelas extremadamente segregadas racialmente. El estudio de la UCLA muestra que a nivel nacional el 38% de los estudiantes negros y el 43% de los estudiantes latinos van a escuelas donde menos del 10% de la población estudiantil es blanca.
Como fue en los días de la ley de “separados pero iguales”, el financiamiento se concentra en las escuelas blancas, mientras que los estudiantes latinos y negro y se ven privados de recursos básicos. Esto se hace cumplir principalmente por fórmulas de financiamiento de agencias locales, estatales y federales y programas como “Que Ningún Niño se Quede Atrás” y “Carrera hacia la cumbre”.
A sesenta años de la decisión de Brown vs. Junta de Educación, la lucha para eliminar el racismo y la opresión continúa. Los movimientos de masas que luchan por defender la educación pública de los recortes racistas y cierres, en ciudades como Filadelfia y Chicago muestran que la determinación que derrotó a Jim Crow sigue viva hoy, y continuará avanzando hasta que la igualdad en la educación y en todas las demás áreas de la sociedad sea un triunfo verdadero.