El poder de las redes sociales es inmenso. Este hecho lo pudimos constatar en numerosos muros de Facebook y en la inundación de las bandejas de entrada de medio mundo debido a la avalancha de mensajes acerca de una nueva campaña política: “Kony 2012”. Kony 2012 pretende llevar ante la justicia a Joseph Kony, líder del Ejército de Resistencia del Señor (ERS), una banda rebelde armada que vaga por las selvas del norte de Uganda y el noreste de República Democrática del Congo.
Kony es sin duda una figura odiosa. Desde 1987 el ERS ha viajado a través de Uganda, la República Democrática del Congo, República Centroafricana y Sudán del Sur. Originalmente parte de un movimiento más amplio centrado en los derechos del pueblo acholi en Uganda, el ERS se transformó en una banda de niños soldados armados, manipulados y drogados que arrasa de manera arbitraria los territorios locales, aparentemente sin objetivos reales o ideología definida.
Principalmente el ERS parece ser un vehículo para las fantasías déspotas del propio Kony, difíciles de descifrar y muy probablemente enraizadas en una etérea realidad alternativa. Es indiscutible que Kony y el ERS ha tenido un efecto devastador en las regiones en que las que han habitado, participando en asesinatos, violaciones y secuestros totalmente merecedores de nuestra condena.
Una vez tenidos en cuenta estos factores, debemos apuntar que los objetivos de Kony 2012, ya sean sinceros o no, no tienen absolutamente ninguna posibilidad de ayudar al pueblo de Uganda o de la República Democrática del Congo en la mitigación de los efectos negativos del ERS. Kony 2012 pide la intervención militar de las potencias occidentales para capturar a Kony y extraditarlo a La Haya para ser juzgado por crímenes de guerra.
Un factor en juego poco conocido pero en absoluto significante es el reciente descubrimiento de petróleo en Uganda. “Uno de los hallazgos modernos más espectaculares hayan tenido lugar en Uganda. Las reservas de la grieta de Albertina, que bordea las orillas ugandesas y congoleñas del lago Alberto (…) se dice que necesita unos diez mil millones de dólares para su desarrollo. Si todo va bien, Uganda pronto se convertirá en un productor de tamaño medio, equiparable a países como México. La inversión extranjera en Uganda casi podría duplicarse este año hasta alcanzar los tres mil millones de dólares. Para el año 2015 el país espera ganar dos mil millones gracias al petróleo. “(The Economist, 31 de mayo de 2010)
¿Es posible que el deseo de acceder a esta riqueza sea un factor importante detrás de los intereses imperialistas de intervenir en los conflictos de la región? Hacer esta pregunta es contestarla:
El petróleo, por supuesto, no es el único factor, ya que Uganda es un aliado clave de EE.UU. en numerosas cuestiones geoestratégicos. No hay mucho que decir sobre este tema, pero hay tres puntos básicos que activistas progresistas y militantes revolucionarios en los Estados Unidos deben tener en cuenta al considerar las cuestiones relacionadas con el ERS.
1) La intervención militar por parte de Occidente ha sido desastrosa
El actual gobierno de Uganda ha sido durante mucho tiempo un buen amigo de Occidente. En 1987, un año después de su llegada al poder, el presidente Yoweri Museveni puso en marcha un plan de austeridad auspiciado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Gracias a Museveni, Uganda se convirtió en un importante partidario de EE.UU., respaldando las operaciones militares en los países vecinos de Ruanda, Somalia, Sudán y la República Democrática del Congo. En una reunión celebrada en julio de 2011 por la agencia del Pentágono para coordinar las operaciones militares en África (AFRICOM) el comandante general Carter Ham considera a Uganda “un socio importante” en la consecución de los objetivos estadounidenses en la región. (NTV Uganda, 25 de julio de 2011)
En lo que concierne al asunto del ERS, los Estados Unidos ha estado particularmente interesado en tratar de acumular fuerzas militares en Uganda. En 2008 el AFRICOM reunió fuerzas militares combinadas de Uganda, la República Centroafricana y Sudán del Sur en la llamada “Operación Relámpago” con el objeto de dar un golpe de muerte al ERS. Esta operación fracasó miserablemente, y en represalia el ERS mató a casi 1.000 personas y secuestró a 700. Veinte mil personas fueron desplazadas en el proceso. Otra funesta consecuencia fue la ruptura de las negociaciones de paz, finalmente ahogadas en sangre.
En lugar de un incidente aislado, esto fue sólo el comienzo de una larga serie de intentos fallidos para destruir el ERS. El ERS opera en un área del tamaño de Francia, una gran parte de la misma está cubierta por una densa selva y consecuentemente carente de infraestructuras. Estas ofensivas en el mejor de los casos sirven para empujar al ERS aún más hacia otras zonas de difícil acceso desde donde proseguirá con su particular lucha diaria. Pequeños escuadrones de muerte y fuerzas militares mucho más amplias han fracasado una y otra vez en el intento de capturar o matar a Kony o infligir un daño significativo a la capacidad bélica del ERS De hecho, el único resultado de las ofensivas apoyadas por Estados Unidos ha sido el infligir un sufrimiento adicional a las áreas de influencia del ERS, donde inocentes han sido víctimas sistemáticas de las represalias por parte del ERS.
En otro movimiento perverso, durante el otoño pasado el presidente Obama envió a Uganda 100 nuevos soldados para volver a intentarlo. Como en otras ocasiones se trataba de un plan “nuevo y mejorado” que se supone daría sus frutos, pero la abrumadora evidencia sugiere que estas estrategias con el objeto de acabar con el ERS militar son en el mejor de los casos simples aspiraciones y en el peor (la opción más probable) totalmente inútiles.
Los intereses imperialistas estadounidenses y los intereses humanitarios son materias divergentes. La campaña de 2012 Kony perpetúa el mito de que los militares de EE.UU. pueden actuar como un agente de los derechos humanos y a buen seguro tendrá un eco real en muchas personas bienintencionadas que sienten que “tenemos que hacer algo.” Esto sólo se facilita la intervención militar de EE.UU., cuyos objetivos reales son la perpetuación de los intereses geoestratégicos de Estados Unidos en la región a expensas del pueblo de Uganda.
2) El conflicto es más profundo que el ERS
Con todo lo odioso que el ERS puede ser, tan sólo es una parte limitada de un conflicto regional mucho más amplio que se ha estado librando en África oriental desde hace más de una década, en la que millones de personas han perdido la vida y la violación se ha convertido en un arma de guerra a una escala sin precedentes. La República Democrática del Congo, el sur de Sudán y Uganda en particular, han sido sacudidos por una serie de conflictos regionales alimentados por la psicosis extractora de recursos impuesta por la siempre hambrienta e incansable maquinaria de acumulación de capital imperialista.
Vastas extensiones de los países mencionados anteriormente sufren una serie de conflictos étnicos y regionales que se ven agravados por el deseo de las élites estatales de establecer su dominio sobre áreas ricas en recursos y paraísos bajo el control de facciones rivales.
Esto ha creado una amplia gama de milicias de diferentes tamaños y motivaciones en continua lucha y desplazamiento a través de la región cuando sea necesario para la supervivencia, a menudo ejerciendo el control sobre rudimentarias explotaciones mineras para financiar sus actividades. Algunos de estos grupos se alían con un gobierno u otro que proporcione fondos y armas y que además actúe brutalmente a través de sus propias operaciones. Adicionalmente, las potencias occidentales que buscan explotar los recursos de estas regiones se alían con estos gobiernos, armando y financiando a sus actividades militares.
El ejército de Uganda que Kony 2012 espera pondrá fin a los abusos del ERS es en sí mismo otro violador en serie de los derechos humanos. En la supresión de la revuelta acholi de la que el LRA surgió, el ejército de Uganda envió a campos de concentración a miles de personas originarias de las zonas achol. Tengamos en cuenta también a las brutales fuerzas de ocupación ugandesas que desde hace años ocupan el este de la República Democrática del Congo, saqueando sistemáticamente una cantidad significativa de la riqueza de ese país. Mientras daba caza a Kony en la República Centroafricana, el ejército ugandés saqueaba, dirigía anillos de prostitución, y violaba a niñas infectándolas con el virus del SIDA. A su vez, el Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés, liderado por Kony 2012, también ostenta su propio récord en lo que a esta sórdida y brutal conducta se refiere.
Es a todas luces ridículo sugerir que el envío de un grupo de saqueadores violadores para resolver los abusos de los derechos humanos mejorará la situación de los pueblos de Uganda, el sur de Sudán o la República Democrática del Congo.
3) El fortalecimiento del ejército de Uganda tiene repercusiones para los progresistas de Uganda
Uganda es un país de profundas divisiones y el presidente Museveni ha basado sus políticas en una mezcla de campañas de la cooptación e intimidación militar para mantener al país “unificado” bajo los auspicios del Movimiento de Resistencia Nacional. Si bien un análisis completo del Gobierno del MNR está fuera del alcance de este artículo, vale la pena señalar que el MRN tiende a suprimir los activistas progresistas, desprecia los derechos de oposición y de los diferentes grupos étnicos, y actúa como el ala de gobierno en los linchamientos de las turbas anti-gay.
En este contexto resulta obvio que el hecho de proveer de una mejor formación e incrementar la dotación de comunicaciones y armas para el ejército de Uganda resultará con toda probabilidad el camino más efectivo para la supresión de movimientos étnicos y progresistas absolutamente legítimos.
Teniendo en cuenta lo anterior, es obvio que Kony 2012 no merece el apoyo de los pueblos del mundo a los que trata de reunir bajo su bandera. En nombre de la lucha por los “derechos humanos”, Kony 2012 está abogando por una galería de asesinos, violadores, de gobiernos corruptos y militares que felizmente se alían con potencias imperialistas responsables de la muerte de cientos de miles de personas en Irak y Afganistán en tan sólo la última década.
Analizando Niños Invisibles (Invisible Children)
Es imprescindible que los progresistas traten de comprender los orígenes de la campaña Kony 2012, cuyas raíces están en la organización Niños Invisibles (IC). IC ha sido criticada por emplear tan sólo el 32 por ciento de sus fondos en servicios directos a los niños en África, mientras que el resto se destinan a los salarios de su personal, a viajes/transportes varios y a la producción de la propia película/documental.
IC apoya la intervención militar directa. Tanto el ejército de Uganda y el Ejército de Liberación Popular de Sudán han sido repetidamente acusados de violación y saqueo, pero IC continúa con su defensa, argumentando que el ejército de Uganda está “mejor preparado que el de cualquiera de los otros países afectados” a pesar del hecho constatado de que Kony no permanece activo en Uganda desde el año 2006.
La revista Foreign Affairs escribe que la IC “manipula los hechos con fines estratégicos, exagerando la escala de los secuestros y asesinatos del ERS, haciendo hincapié en el uso que el ERS hace de niños inocentes como soldados y la representación de Kony—un personaje brutal, sin duda—como la única horrible encarnación del mal a la manera de Kurtz” (en referencia a un personaje de ficción de la novela de Joseph Conrad,” El Corazón de las Tinieblas “).
Chris Blattman, politólogo de la Universidad de Yale, ha escrito sobre IC: “Existe algo difuso por naturaleza, ingenuo y tal vez incluso peligroso en la idea de rescatar a niños o rescatar África. […] Se insinúa incómodamente esta ‘carga para hombre blanco’. Y lo que es peor, a veces la referencia no es tan velada. Esa postura de ‘salvador’ es omnipresente en esa práctica, e inevitablemente da forma a programas [de tales agencias]. Por lo general, programas mal concebidos.”
En lugar de alinearse con una coalición sangrienta, es necesario que las personas con conciencia denuncien Kony 2012 y su agenda asesina que garantiza aún más el hundimiento de la región en una ciénaga mortal. No existen las respuestas simples: cualquier solución para el sufrimiento de estos pueblos debe basarse en una perspectiva que aborde seriamente el legado del colonialismo, el neocolonialismo en curso y sus consiguientes subdesarrollo, conflictos étnicos y corrupción política.