Por lo que luchamos:
- ¡Derechos plenos legales, políticos y laborales para todos los inmigrantes!
- ¡Fin a las deportaciones, reunificación de las familias inmigrantes!
- ¡No a la militarización de la frontera!
- ¡No al programa de braceros que nos convierte en ciudadanos de segunda clase!
- ¡No a las multas insensatas y los plazos de espera para legalizarse!
La reforma migratoria ha tardado mucho. El hecho de que haya tomado tanto tiempo para que el tema se transforme en una cuestión políticamente viable, es una prueba más en contra de un sistema que constantemente da prioridad a las ganancias en lugar de a los seres humanos. Este es un sistema que prospera con el racismo y la xenofobia, y que no puede ofrecer los niveles más elementales de los “derechos humanos” que pregona por todo el planeta.
Ahora que la clase política dominante ha decidido finalmente actuar en materia de reforma migratoria, es extremadamente urgente y necesario que la comunidad inmigrante y sus aliados: 1) hablemos con claridad acerca de que es realmente justo, y 2) estar en alerta para movilizarse en apoyo de estas demandas.
Exigimos igualdad
Creemos que todos los trabajadores y personas de conciencia deben respaldar la demanda de: ¡“Derechos plenos para todos los inmigrantes”! Esto significa igualdad para todos en materia de derechos legales y políticos, garantías de derechos laborales y beneficios sociales. Con el fin de abolir los aspectos clasistas del mercado laboral estadounidense, los inmigrantes deben gozar de los mismos derechos que todas las demás personas deberían disfrutar.
En este espíritu, denunciamos todos los intentos de criminalizar a los inmigrantes indocumentados, de militarizar la frontera, y los programas que tipifican con categoría de ciudadano de segunda clase a los trabajadores inmigrantes.
La inmigración ha aumentado en los últimos años debido a las políticas neoliberales estadounidenses que saquean a los países subdesarrollados. Estas políticas evitan que los países se desarrollen y sostengan sus propias economías. De la misma forma, las variadas intervenciones militares estadounidenses han tenido un impacto devastador, generando flujos incrementados de inmigrantes. Esto es un hecho desde México a las Filipinas, de Haití a Vietnam, y por doquier.
Para tratar de sobrevivir, miles perecen intentando cruzar la frontera. El gobierno, los medios y las corporaciones se jactan de una economía global que los enriquece y elimina las fronteras. Pero esas mismas corporaciones y politiqueros—ambos, Republicanos y Demócratas—están militarizando la frontera en contra de seres humanos y libran una guerra en contra de comunidad inmigrante estadounidense.
La decisión que toman los inmigrantes para abandonar sus países de origen, la cual es hecha con profundo pesar, es consecuencia de la economía mundial y políticas económicas que están fuera de nuestro control. Si se considera que estas políticas son legales, y de hecho celebres, entonces el criminalizar a los trabajadores inmigrantes es la máxima expresión de hipocresía. Creemos que todo trabajador quien toma la difícil decisión de emigrar debe tener derechos y garantías plenas.
La necesidad de movilizarse: Lecciones de la historia reciente
La masivas manifestaciones de millones de inmigrantes y sus aliados en 2006 derrotaron el proyecto de ley Sensenbrenner (HR 4437) racista. Cuando el “gigante dormido” de la comunidad inmigrante estadounidense despertó y se organizó, rápidamente se transformó en movimiento, exigiendo la legalización de millones de trabajadores indocumentados.
En ese instante, algunos le decían al movimiento que las marchas ya no eran necesarias, y de que la elección de un nuevo politiquero nos concedería la reforma.
Pero cuando las marchas cesaron, la ola antiinmigrante retornó. Esto no solamente era cierto con los matones racistas en la frontera. A nivel estatal se aprobaron proyectos de ley como la de Arizona SB 1070. A nivel nacional, se introdujo el mal llamado programa “Comunidades Seguras”, el cual fue metido a fuerza en varios estados. Las deportaciones se incrementaron. La reforma migratoria que parecía inevitable en la primavera de 2006, fue rápidamente declarada como algo “impráctico”.
El factor decisivo en esta ecuación política no fue cuál partido estaba en el poder en Washington. El factor decisivo siempre ha sido el nivel de movilización y accionar dentro de los inmigrantes y sus aliados. Lo que en realidad estremeció a la clase política dominante fue la huelga del “Día sin Inmigrantes”. De la misma forma, ha sido el accionar de la juventud inmigrante lo que ha mantenido la llama viva en los últimos años. Desde las audaces luchas en contra de la SB1070, hasta las acciones directas de “Sin Papeles y Sin Miedo” de los Dreamers.
Lo que necesitamos nuevamente son acciones masivas y resueltas. Sabemos que la clase dominante trata la reforma migratoria como algo que les dará una ventaja electoral. Sin la movilización masiva por los intereses verdaderos de la justicia, la reforma migratoria solamente será discutida por los politiqueros a puerta cerrada en el Congreso. Esto entonces, sin duda dará lugar a “acuerdos” crueles que militarizan la frontera, aumentan el programa de braceros, e imponen largos plazos de espera y multas insensatas.
Existe la suficiente fuerza para lograr la verdadera justicia—un movimiento popular unificado. Es eso lo que cambia el curso de la historia. Fue así como se logró la jornada laboral de ocho horas, el derecho al sufragio de la mujer y la Ley de Derechos Civiles. Unirse al movimiento por los derechos del inmigrante, es en interés de todos los trabajadores estadounidenses. Para que los sindicatos organicen a los desorganizados y para que avancen las luchas de los trabajadores por mejores salarios y beneficios. Debemos luchar para evitar todo intento de imponer ciudadanía de segunda clase a los trabajadores inmigrantes.
¿Quién cultiva, cosecha y empaca los alimentos que consumimos? ¿Quién cose la ropa que colman los centros comerciales? ¿Quiénes fungen como empleadas domésticas, niñeras y cuidan de los ancianos? ¿Quiénes hacen todo este trabajo y hacen que todo otro tipo de trabajo sea posible? Los inmigrantes participan activamente en todas los aspectos de la vida. Los inmigrantes contribuyen con miles de millones de dólares a la economía estadounidense, y muchos, especialmente los indocumentados no reciben ningún beneficio a cambio.
A los inmigrantes rutinariamente se les usa como chivos expiatorios de la crisis económica que generaron los bancos y las corporaciones. Pero los inmigrantes no son la verdadera causa del desempleo o de la delincuencia—es el sistema económico que da prioridad a las ganancias en lugar de a los seres humanos. Los inmigrantes necesitamos verdadera justicia. Ultimadamente tendremos que cambiar al sistema.
Únetenos, movilicemos todos nuestros recursos para forjar un poderoso movimiento popular que diga ¡”Ningún Ser Humano es Ilegal”! ¡”Derechos Plenos para Todos”!
Firmantes iniciales: Damayan Migrant Workers Association, Haitian Women for Haitian Refugees, KmB Pro-People Youth, Full Rights for Immigrants Coalition (Los Angeles), ANSWER Coalition, Haiti Liberté, International Haiti Support Network (ISHN)