Los efectos del cambio climático capitalista se han convertido en una fuerza significativa y destructiva en el oeste de los Estados Unidos, el cual está pasando por la peor sequía de los últimos 1,200 años. Como resultado, esta primavera, varios incendios forestales devastadores han arrasado por la región, afectando especialmente el estado de Nuevo México.
Varios incendios devastadores han estallado a lo largo del estado –lo que ha causado daño significativo a las comunidades del área y a sus residentes. Dos incendios –Black Fire y Calf Canyon/Hermit Peaks Fire— han sido más destructivos que cualquier fuego en la historia de Nuevo México.
Estos dos incendios, los más grandes en la historia del estado, han devastado más de 340,000 acres de terreno. De los dos, en gran medida Black Fire se ha limitado a terreno inhabitado. Por muchas razones, el incendio combinado de Calf Canyon/Hermit Peaks ha sido mucho más destructivo. La huella del incendio Calf Canyon/Hermit Peaks es de 45 millas de norte a sur y de 20 millas de este a oeste. El fuego ha destruido más de 900 estructuras, desplazado decenas de miles de residentes y causado millones de dólares en daños.
¿Por qué los incendios forestales azotan el oeste?
Además del cambio climático, la causa de estos incendios debe atribuirse a siglos de gestión irresponsable del territorio.
Los dos incendios forestales masivos en Nuevo México fueron desatados por quemas controladas llevadas a cabo por el Servicio Forestal de los Estados Unidos (USFS por sus siglas en inglés). Las quemas controladas han sido una práctica del manejo de terreno por siglos, primero usadas por los indígenas, quienes reconocieron sus beneficios para reponer los nutrientes del suelo, promover el crecimiento de pastizal nuevo y para atraer nuevas especies de plantas y animales.
Sin embargo, la quema controlada no es tan simple hoy por dos razones principales. Una de las razones son las sequías exacerbadas por el cambio climático, veranos más calurosos y menos precipitación. La segunda razón es que el oeste ha visto casi dos siglos de desarrollo rural capitalista y prácticas contra incendios a corto plazo que han generado millones para bancos y promotores inmobiliarios mientras que contribuyen a los incendios sin precedentes que vemos hoy. La causa real de los incendios Black Fire y Calf Canyon/Hermit Peaks es el cambio climático y las practicas de desarrollo capitalista que han convertido al oeste de los Estados Unidos en un barril de pólvora.
Para que un incendio queme se necesitan tres cosas: calor, oxígeno y combustible. Los científicos que estudian los incendios los clasifican de acuerdo a los combustibles; hacen esto porque entender el combustible es esencial para detener o “suprimir” un incendio que se haya salido de control. Los incendios forestales usan “material combustible” natural –a diferencia de gases o líquidos— como árboles, maleza o pasto. Sin embargo, el cambio climático causado por la actividad humana ha afectado y cambiado estos combustibles “naturales”, haciéndolos más secos y más susceptibles a que se enciendan y se prendan en fuego. Además, siglos de desarrollo capitalista han requerido la supresión de los incendios forestales naturales, lo que ha aumentado la densidad y cantidad de las fuentes de combustible en muchas áreas.
En las Américas, por miles de años antes de la invasión europea, los pueblos nativos usaron los incendios para desarrollar el terreno. El tipo de desarrollo preferido por los colonizadores era muy diferente de la agricultura a pequeña escala de los nativos americanos. Como los primeros capitalistas, los colonizadores querían generar grandes ganancias con la siembra rápida de cultivos comerciales y necesitaban suprimir incendios para maximizar la fertilidad del terreno.
El manejo de los incendios forestales bajo el capitalismo se enfoca en la contención constante de los incendios para que el terreno pueda ser desarrollado sin pausa y los capitalistas puedan seguir extrayendo ganancias. Esto es especialmente evidente en el oeste de los Estados Unidos, donde los incendios forestales históricamente han amenazado e inhibido el desarrollo capitalista. Por muchos años, los colonizadores en el oeste solo podían soñar con controlar los incendios, pero con la explosión demográfica durante la expansión al oeste, este sueño se convirtió en una realidad. La quema libre de incendios forestales fue virtualmente eliminada durante los siglos 18 y 19 a través de los esfuerzos de control de incendios por parte del gobierno de los Estados Unidos y de desarrolladores privados. Pero no desapareció del todo, solo fue detenida hasta que explotó en las conflagraciones que vemos hoy.
¿Ayuda el Servicio Forestal de los Estados Unidos a prevenir los incendios forestales?
Cada año, el Servicio Forestal de los Estados Unidos (USFS) recibe más y más dinero para combatir incendios. En el 2017, el USFS recibió $4.9 mil millones. En el 2021, esa cantidad subió a $7.4 mil millones. En algunos estados del oeste, el USFS recibe equipo militar como aviones y helicópteros masivos para combatir incendios. En otros estados, se enlistan presos para combatir incendios forestales junto a bomberos del USFS.
Pero el USFS todavía tiene dificultad para combatir la cantidad de incendios en el oeste. Desafortunadamente, esta no es la primera vez que el USFS ha sido responsable por un incendio significativo en Nuevo México. En el 2000, el USFS desató el Incendio de Cerro Grande, el cual destruyó 300 hogares en Los Álamos y el cual directamente amenazó el Laboratorio Nacional de Los Álamos. Los incendios actuales son mucho más grandes que aquel.
En un informe publicado por el USFS, el jefe de bomberos Randy Moore admitió que subestimó los efectos del cambio climático: “El cambio climático está llevando a condiciones que nunca hemos enfrentado”. Moore correctamente dice que la quema controlada es una táctica útil para prevenir los incendios forestales. Sin embargo, la impredecibilidad del clima, causada por el cambio climático, significa que hasta una quema controlada planificada cuidadosamente puede estallar y convertirse en una conflagración.
Además, las comunidades locales de Nuevo México dicen que el USFS a jugado un papel central en la mala gestión del terreno. Las quemas controladas rara vez se llevan a cabo con el consentimiento o colaboración de las comunidades locales, y en Nuevo México, algunas de estas comunidades han trabajado el suelo por siglos.
El USFS instituyó reglas antes de los incendios que le prohíben a las comunidades locales recolectar su propia leña, lo cual dejó una acumulación masiva de combustible en el Bosque Nacional de Santa Fe. La familia de Antonia Roybal Mack, una nativa de Mora, Nuevo México, perdió cientos de acres en el incendio y expresó su frustración con la mala gestión del USFS: “La quema controlada fue la chispa, pero el combustible estuvo ahí por décadas cuando no dejaron que la gente entrara al bosque a recolectar leña”.
Según la comisionada del condado de San Miguel y activista Janice Varlea, el bosque le pertenece a los cuidadores indígenas y latinos que han estado colectivamente gestionando los bosques por siglos: “Nosotros, los locales, sentimos que, sí, definitivamente es nuestro bosque. Sí, dejamos que el USFS lo gestione, y dejamos que gente de todo el mundo venga, pero es nuestro bosque. Es nuestra propiedad por nuestra proximidad a él, desde nuestra historia y conexión cultural a él, desde nuestro corazón”.
Los residentes de varios pueblos de Nuevo México ahora deben regresar a hogares destruidos y a la pérdida total de sus posesiones familiares. También deben prepararse para lidiar con las inundaciones que resultarán de los cambios al terreno causados por los incendios.
Las promesas de la gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, y el presidente Biden de pagar por todos los daños y compensar a los afectados aún no se han materializado. Tales promesas jamás podrán reponer la pérdida de efectos personales y edificios.
¿Cómo se pueden solucionar los incendios forestales masivos en el oeste?
Décadas de mala gestión significan que los incendios forestales en el oeste no pueden ser detenidos inmediatamente. Es esencial que se instituyan planes para un alza en incendios, y cuando los fuegos destruyan el terreno y los hogares de la gente, que sea el gobierno quien ayude en la reconstrucción en vez de aseguradoras privadas. Las aseguradoras privadas son notorias por reusarse a pagar el precio de la reconstrucción, y crónicamente proveen seguro insuficiente a la gente, asegurándose de recibir pagos cada mes, pero sin desembolsar cuando llega el desastre.
Revertir los efectos de tanta mala gestión del terreno y medio ambiente solo puede ocurrir bajo un plan claro, y esto es imposible bajo el capitalismo, donde las ganancias siempre determinan el “plan” para el desarrollo. El desarrollo capitalista debe ser eliminado y reemplazado con un plan claro para el desarrollo del terreno y el medio ambiente. Este plan debería estar informado por las prácticas de los pueblos indígenas del oeste, quienes cuidadosamente han desarrollado ecosistemas a través de los años previos a la colonización. Este tipo de planificación solo es posible bajo el socialismo.
Aunque pocas sociedades socialistas han enfrentado incendios forestales masivos como estos en el oeste estadounidense, podemos referirnos a un país como Cuba para ver cómo este planifica y responde a desastres naturales en general. Antes del huracán Irma, el gobierno cubano llevo a cabo una evacuación efectiva de la población y preparó la infraestructura, y después del huracán, el pueblo cubano en efecto llevo a cabo la reconstrucción mientras el estado envió doctores y ayuda a otras áreas afectadas en el Caribe. Mientras tanto, destilerías de petróleo en Houston fueron severamente afectadas durante el huracán Harvey, lo que llevó a que se filtrara un coctel de contaminantes químicos a los cuerpos de agua y el aire locales. Por meses después del huracán, partes de Puerto Rico estuvieron sin energía eléctrica.
Mientras los estados capitalistas se alinean en primera instancia con los intereses de capitalistas privados e ignoran los desastres hasta que afectan sus ganancias, las sociedades socialistas priorizan los intereses de las masas de gente trabajadora frente las ganancias privadas. Se preparan para desastres al mismo tiempo que trabajan para desarrollar industrias de manera responsable para el beneficio de la gente. El cambio climático y años de desarrollo capitalista irresponsable han exacerbado desastres naturales peligrosos y destructivos, pero los desastres no son innaturales. Lo que no es natural, y lo que debe ser reemplazado, es el sistema capitalista.