Donald Trump, Marco Rubio, Jared Kushner e Ivanka Trump visitan la Escuela Católica Saint Andrew’s en Orlando, Florida, en 2017. Foto de Flickr / whitehouse45 (dominio público).
Este es nuestro problema
El sistema educativo de este país no tiene los recursos que necesita para equipar a nuestros hijos y hijas para que prosperen. En cambio, nuestras escuelas carecen de fondos suficientes, de personal y lidian con condiciones inseguras. Los jóvenes no pueden tener éxito en el mercado laboral ni contribuir a la sociedad de una manera satisfactoria y significativa sin una educación de calidad. Las escuelas son piedras angulares de nuestras comunidades, pero no son tratadas de esa manera.
El problema en realidad no es tan complicado como dicen los políticos, es así de simple: las escuelas no tienen suficiente dinero y, sin dinero, no pueden pagar los programas y el personal que necesitan para educar bien a los estudiantes.
En promedio, el 36% de los fondos de un distrito escolar proviene de impuestos locales a la propiedad. Eso significa que las comunidades ricas donde las casas son caras obtienen mucho más dinero para sus escuelas que las comunidades de clase trabajadora. El 46% de los fondos escolares provienen de gobiernos estatales, lo que brinda a los políticos a nivel estatal otra oportunidad de dirigir injustamente dinero a los residentes más ricos a expensas de los vecindarios que siempre eligen dejar atrás. El gobierno federal constantemente subfinancia sus promesas existentes a los distritos, especialmente para los servicios de educación especial.
El juego de estafa de los multimillonarios
Trump eligió uno de los fundadores de la la empresa de lucha libre WWE (World Wrestling Entertainment), Linda McMahon, para dirigir el Departamento de Educación de su administración. Ella no tiene absolutamente ninguna calificación para el trabajo; nunca ha sido maestra, directora o incluso investigadora. Entonces, ¿por qué McMahon sería seleccionada para ser la funcionaria de educación más importante de Estados Unidos? Porque ella está dispuesta a librar una guerra contra la educación pública.
Las corporaciones de escuelas chárter (escuelas privadas autónomas) dicen que están ofreciendo a los padres “opciones escolares”. Y, comprensiblemente, muchos padres están buscando una alternativa a las escuelas de escasos recursos en su vecindario. Pero no hay evidencia consistente de que los estudiantes en escuelas chárter logren un mayor éxito académico. Y al mismo tiempo, las escuelas chárter aceleran el declive de las escuelas tradicionales. Cada vez que un estudiante cambia a una escuela chárter, el distrito escolar quita una cierta cantidad de fondos de las escuelas del vecindario y, en cambio, se los da a la corporación que administra la escuela autónoma en la que se inscribió el estudiante. Las escuelas chárter, que no tienen la misión de educar a TODAS las niñas y niños, son bien conocidas por expulsar arbitrariamente a estudiantes de bajo rendimiento y ofrecer casi ningún servicio de educación especial.
La verdadera respuesta para la clase trabajadora
Este es el país más rico de la historia del mundo gracias al trabajo de generaciones de trabajadores.
En lugar de usar esa riqueza para satisfacer las necesidades de la gente y brindar un futuro decente a nuestros hijos, un pequeño puñado de millonarios y multimillonarios la saquean y acumulan. Podemos redistribuir la riqueza imponiendo un impuesto del 100% sobre todos los ingresos superiores a $10 millones. ¿Quién necesita más de $10 millones de todos modos? ¿No sería mejor gastar ese dinero en escuelas que en comprar un yate o una segunda casa para algún CEO? De esta manera, finalmente podríamos asegurarnos de que nuestras hijas y hijos tengan acceso a los recursos que merecen. Podríamos mejorar los edificios que se derrumban y reemplazar los libros de texto con la última tecnología. Podríamos asegurarnos de que la programación pedagógica de música, arte y deportes de alta calidad esté disponible para todos los estudiantes durante y después de la escuela. Podríamos contratar más maestros y otro personal para asegurarnos de que el tamaño de las clases sea pequeño y que las escuelas estén ordenadas. Todo esto se puede hacer con aportes extensos y de base de las comunidades locales para adaptar las actualizaciones a las necesidades específicas del área.
La verdadera agenda de Trump: quitarle a la gente trabajadora, darle a los multimillonarios
Trump es multimillonario, fue elegido con la ayuda de otros multimillonarios y dirige el gobierno en nombre de la clase multimillonaria. Como todos los políticos, demócratas o republicanos, Trump dirá cualquier cosa para ser electo. Dirigió una campaña prometiendo defender a los trabajadores contra la élite poderosa. Y la gente tiene razón al querer enfrentarse a la clase corrupta y ultrarrica que domina el gobierno y la economía. Pero las políticas que Trump planea implementar, y las personas que nombra para implementarlas, muestran que su verdadera agenda es redistribuir aún más riqueza de abajo hacia arriba.
Todos los derechos que tenemos fueron luchados y ganados. En la década de 1930, se legalizaron los sindicatos, se creó la seguridad social, se prohibió el trabajo infantil y se implementaron muchas otras políticas en respuesta a las demandas del movimiento obrero. En las décadas de 1960 y 1970, se derrocó la segregación Jim Crow y hubo un progreso histórico hacia la igualdad racial y la igualdad de las mujeres en la sociedad. Medicaid y Medicare también se establecieron, junto con programas de vivienda asequible durante ese periodo.
El verdadero objetivo de Trump y los multimillonarios que ha designado para liderar el gobierno es destruir este progreso histórico y encontrar nuevas formas de obtener enormes ganancias en las ruinas de nuestros derechos. Trump quiere que los trabajadores peleemos entre nosotros, trabajadores inmigrantes contra trabajadores nacidos en Estados Unidos, por ejemplo, para poder salirse con la suya con esta estafa sin que nadie se dé cuenta. Pero si la clase trabajadora se une, entonces podemos derrotar estos ataques y ganar un sistema completamente nuevo.
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