Millones de trabajadores en 23 países de toda Europa salieron a las calles el 14 de noviembre por el “Día Europeo de Acción y Solidaridad” contra las medidas de austeridad impuestas en todo el continente. Portugal y España tuvieron huelgas generales, mientras que Italia, Grecia y Bélgica tuvieron huelgas “limitadas” en las que participaron millones de trabajadores.
El día de acción fue convocado por la Confederación Europea de Sindicatos. Los líderes de la ETUC tienen una orientación social-demócrata y han apoyado a muchos de los gobiernos que imponen la austeridad. Desgraciadamente, planteó exigencias leves y apeló al deseo de la clase dominante de mantener el “orden social”. A pesar de estos problemas del liderazgo político y orientación, el día de acción fue sin embargo un despliegue histórico de la unidad proletaria internacional. Mostró el esfuerzo combinado y el poder que la clase obrera tiene una vez organizada y movilizada. Dentro del marco del día de acción, los trabajadores y los estudiantes también participaron en acciones más radicales de lo que se habían previsto inicialmente.
Bajo las circunstancias de grave contracción económica, la asombrosa deuda nacional y la austeridad continua, sectores de las clases dominantes de Europa están avivando las llamas del nacionalismo, el racismo y la búsqueda de chivos expiatorios.
La derecha extrema y los movimientos fascistas que se están desarrollando en todo el continente tratan de utilizar el tema de la deuda soberana y la quiebra de los países del sur de Europa como un instrumento para movilizar a las clases trabajadora y media para apoyar un programa nacionalista. El día de acción internacional de los trabajadores era un contrapunto vital a este engaño peligroso.
Resistencia masiva
Las huelgas y manifestaciones fueron una respuesta urgente a la avalancha de nuevas medidas que muchos gobiernos están considerando ahora, particularmente en el sur de Europa, donde la crisis de la deuda capitalista es especialmente grave.
La idea de una huelga pan-europea comenzó en Portugal, cuando la federación sindical CGTP, mayormente dirigida por comunistas, convocó una huelga general después de una movilización gigante en septiembre que obligó al gobierno a dar marcha atrás a la reforma anti-trabajadora del seguro social. Trabajadores portugueses para-lizaron el país durante un día que incluyó protestas en 39 ciudades. Una marcha en la ciudad capital de Lisboa sufrió ataques brutales de parte la policía anti-motín cuando iba en camino hacia el parlamento en la noche. Días antes de la huelga, los miembros de las fuerzas armadas realizaron una manifestación y emitieron una declaración prometiendo rechazar órdenes de reprimir el movimiento creciente.
Movilizaciones enormes caracterizaron la huelga general en España, en las cuales nueve ciudades organizaron manifestaciones de más de 100.000 personas. Uno de cada cuatro trabajadores en España está desempleado según las estadísticas oficiales. La gente pobre y trabajadora estaban especialmente ansiosos para mostrar su indignación al coordinado asalto capitalista. La manifestación más grande tomó lugar en Madrid con más de un millón de personas. La policía arrestó a decenas de manifestantes y golpeó a un joven hasta ensangrentar su cara.
Una huelga de cuatro horas – que se extendió a ocho horas en algunas regiones – tomó lugar en Italia y coincidió con manifestaciones en alrededor de 100 pueblos y ciudades. Reflejando una militancia acumulada, los trabajadores de una fábrica de aluminio obligaron al Ministro de Desarrollo Económico (antigüo director ejecutivo de un banco) a huir de la fábrica en helicóptero policial el día antes de la huelga nacional.
Ese día hubo participación masiva por parte de la juventud y los estudiantes – los cuales fueron 50.000 sólo en Roma. La policía anti-motín utilizó gases lacrimógenos, macanas y otros instrumentos de represión en las batallas contra los estudiantes militantes, mientras que los trabajadores indignados intentaron entrar a la oficina de impuestos en Turín. En total, cientos de miles de personas partici-paron en las protestas. Aprovechando este impulso, una huelga nacional de trabajadores de escuela y estudiantes se llevó a cabo el 24 de noviembre.
Las dos federaciones sindicales principales de Grecia organizaron una huelga de tres horas y una manifestación masiva en el centro de Atenas. Desafortunadamente, la participación fue baja debido a la desmoralización tras la aprobación de una nueva ronda de medidas de austeridad tres días antes y también por el cansancio después de una serie de huelgas generales realizadas en las últimas semanas en un intento de detener las medidas. Pero con la estabilidad del gobierno primer ministro Antonis Samaras en cuestión, no hay duda de que la clase obrera griega, bien organizada y radicalizada, haga sentir su presencia una vez más.
Trabajadores del norte se manifiestan
Desafiando los intentos por parte de la clase capitalista de poner a los trabajadores “responsables” del norte de Europa contra los “perezosos” del sur de Europa, el movimiento obrero en Bélgica participó en la lucha con huelgas y manifestaciones. Trabajadores metalúrgicos, del servicio público y los conductores de autobuses en la región de Valonia, la región francófona de Bélgica, se declararon en huelga, junto con cinco unidades regionales de la fede-ración de sindicatos afiliados al Partido Socialista. Los trabajadores del transporte dispararon bengalas sobre las vías del tren para impedir su funcionamiento durante el día. A pesar de la aparente ausencia de liderazgo en la región de lengua neerlandesa de Flandes, varias fábricas salieron en huelga espontáneamente.
Muchos otros países tuvieron manifestaciones que se añadieron a este gran despliegue de solidaridad, entre ellos Francia, donde los sindicatos organizaron 130 protestas en todo el país y en Alemania, donde el sindicato DGB tuvo acciones que denunciaron las medidas de austeridad que están relacionadas con su propia clase capitalista. La participación del movimiento obrero alemán en este día de solidaridad es digno de mencionar porque Alemania es el poder económico dominante del continente.
Frente a las agresiones de los banqueros contra sus medios de subsistencia, los trabajadores de Europa establecieron un precedente para una lucha internacional.
Los obreros y la gente pobre de los Estados Unidos se enfrentan al mismo tipo de recortes en la red de seguridad social en el llamado “gran acuerdo” para evitar el “precipicio fiscal”. Tal como nuestros hermanas y hermanos obreros de toda Europa han mostrado, el único camino es la lucha.