Foto por: ANSWER Coalition
El pasado 18 de marzo, coincidiendo con el vigésimo aniversario de la invasión de Irak, miles de manifestantes contra la guerra se congregaron en el parque Lafayette, frente a la Casa Blanca. Las y los manifestantes exigieron el fin de las interminables guerras estadounidenses de los últimos 20 años, en particular el conflicto indirecto en Ucrania.
Ocho ataúdes con banderas de diversas naciones golpeadas por la maquinaria bélica estadounidense fueron colocados justo delante de las y los músicos y oradores, en representación de las y los muertos innecesarios de los últimos 20 años de guerras y sanciones. Las y los manifestantes marcharon hacia la valla frontal de la Casa Blanca portando los ataúdes para enfrentarse al presidente Biden por su responsabilidad en las numerosas muertes a manos de la agresión estadounidense.
Después de que la mitad de las y los manifestantes entraran en la zona próxima a la valla de la Casa Blanca, el Servicio Secreto cerró la zona al público, expulsando a turistas y manifestantes por igual. Las y los turistas miraban mientras un agente del Servicio Secreto explicaba que se trataba de la protesta más grande en mucho tiempo.
Después, la marcha se dirigió a la sede del Washington Post. Las y los oradores acusaron al Post de ser también responsable de los últimos 20 años de guerra, llamándolo “los taquígrafos del imperio”. Brian Becker, director nacional de la coalición ANSWER, denunció esta publicación belicista desde el escenario de la manifestación: “Sabemos quiénes son. No son periodistas. Son una cámara de eco para la máquina de guerra y también son culpables de la muerte de todas estas personas”. Este sentimiento se vio reforzado por la pancarta que encabezaba la marcha: “Recuerda a Irak: No más guerras basadas en mentiras”.
La marcha continuó hasta la Iglesia Presbiteriana de la Avenida de Nueva York. Desde el púlpito, las y los oradores cerraron la tarde demandando un fin a la intervención estadounidense contra Eritrea, Etiopía, Siria, Palestina y otras naciones del mundo. Las y los oradores destacaron la necesidad de poner fin a la contaminación militar del medio ambiente, como el envenenamiento masivo del agua causado por la base estadounidense de Red Hill, en Hawai.
Cerca de 300 organizaciones, entre ellas grupos pacifistas, organizaciones socialistas, grupos de veteranos antibelicistas, organizaciones que luchan por la liberación de los negros y muchas otras, apoyaron la manifestación iniciada por la Coalición ANSWER, The People’s Forum y Code Pink. Las y los manifestantes viajaron de todo el país, muchos después de conducir toda la noche sin apenas dormir. También se llevaron a cabo acciones asociadas en más de una docena de ciudades como parte de este poderoso día de acción.
El gobierno estadounidense busca el control mundial a cualquier precio
Eugene Puryear, de la coalición ANSWER, enmarcó la protesta ante la multitud. “Quieren que de alguna manera pensemos que gastar cientos de miles de millones de dólares para luchar hasta el último ucraniano es progreso, es bueno, es moralmente correcto. ¿Para qué? Sólo para que el gobierno de Estados Unidos pueda controlar todo el planeta”.
Puryear continuó: “Se están dando el derecho de decir a cada persona lo que tiene que hacer, y si no lo haces, te sancionarán, te bombardearán, destruirán tu país, paralizarán a tu gente, acabarán con los sueños y esperanzas de los pueblos por un futuro mejor y una vida digna. Pero estamos aquí para decir NO, NO, NO. NO a la maquinaria bélica, NO a las guerras imperialistas y, desde luego, ¡NO a la guerra de poderes que se está librando ahora mismo en Europa!”.
Jill Stein, del Partido Verde, advirtió sobre la amenaza nuclear que supone la escalada entre potencias nucleares: “Estas no son como las bombas de Hiroshima de hace décadas. Estas son mil veces más fuertes. Sólo hace falta un puñado para crear básicamente un invierno nuclear que matará de hambre a miles de millones de personas. Cualquiera que piense que la guerra nuclear ocurre ‘allá, no se preocupen’, tienen otra cosa que aprender. La guerra nuclear nos pasa a todas y todos”.
Jorge Rocha, de las y los Socialistas Democráticos de América, coincidió: “Si esta guerra sigue escalando, entonces me temo, como todo el mundo ha estado mencionando, que nos dirigimos directamente hacia una confrontación nuclear. Señor Presidente, estamos hoy aquí frente a la Casa Blanca para asegurarnos de que nos oye alto y claro. Pongan fin a esta guerra”.
Mientras el gobierno estadounidense se lanza de cabeza por este camino indescriptiblemente peligroso, cada vez más gente se une al movimiento para exigir la paz. Becker señaló en su discurso: “Lo que estamos haciendo hoy, creo, será recordado como algo bastante histórico, algo muy profundo: un compromiso, una determinación de nuestra parte por construir un nuevo movimiento antibélico en un momento en que las fuerzas del complejo militar-industrial y las y los dirigentes de los partidos republicano y demócrata han adoptado sin debate como posición consensuada que Estados Unidos debe estar preparado y dar prioridad a un conflicto de grandes potencias”.
Financiar las necesidades de la gente, no la maquinaria bélica
Las y los oradores destacaron lo que podría hacerse con el presupuesto militar para satisfacer las necesidades internas. Afeni Evans, de Life after Release (Vida después de la liberación), también veterana del ejército y contraria a la guerra, dijo: “Estados Unidos es un país donde uno de cada cinco niñas y niños menores de cinco años sufren inseguridad alimentaria. Y están recortando los cupones de alimentos porque ‘no hay dinero’. Sin embargo, el 9 de marzo, la Administración Biden propuso un presupuesto para el año fiscal 2024 que pedía al Congreso que diera al complejo militar-industrial 842.000 millones de dólares. Nos venden el falso sueño de que están protegiendo a las mujeres en otros países, mientras nos despojan de la autonomía corporal de las mujeres en este país. Dicen que una de las razones por las que tenemos que vencer a Rusia, por las que tenemos que derrocar a Vladimir Putin, es para proteger a las personas trans y queer en Rusia. Y hay más de 350 proyectos de ley que criminalizan a las y los jóvenes trans en este país”.
Gabriel Shipton, hermano del periodista encarcelado Julian Assange, dirigió a las y los manifestantes unas palabras de Julian. “Si la guerra puede empezar con mentiras, la paz puede empezar con la verdad”. Le contó a la multitud cómo Julian “publicó la verdad: la verdad sobre las 15.000 muertes de civiles sin documentar en Irak, una mentira que se nos ocultó para que creyéramos que la guerra iba mejor de lo que iba. Publicó la verdad sobre dos periodistas de Reuters que fueron asesinados por un helicóptero de combate en Irak, y luego dos buenos samaritanos que fueron a salvarlos, también fueron abatidos. Publicó la verdad sobre un cable del Departamento de Estado que detallaba el asesinato de toda una familia iraquí, incluidos cinco niños, y después de que fueran asesinados, las y los soldados llamaron a un ataque aéreo para borrar a esa familia de la faz de la Tierra para ocultar su crimen”.
Las y los manifestantes abandonaron la manifestación con un profundo sentimiento de compromiso para construir un nuevo capítulo en el movimiento contra la guerra. Su determinación fue resumida por Claudia De La Cruz, de The People’s Forum: “Nuestra lucha por la vida, por la humanidad, por la seguridad del planeta, es la que está en el lado correcto de la historia, que no es el lado de las y los demócratas ni el de las y los republicanos. No es el lado de las fuerzas que quieren apoderarse, no sólo de este país, sino de este mundo… ¡No se los permitiremos y ganaremos!”.