Tina Landis es autora del libro Soluciones climáticas más allá del capitalismo y actualmente se encuentra en una gira a nivel nacional.
Al mismo tiempo que inundaciones catastróficas, incendios forestales, olas de calor y sequías extremas azotan una parte importante de los Estados Unidos y el mundo, nuestros llamados líderes han estado discutiendo sobre qué migajas van a arrojarnos para apaciguar la creciente preocupación por nuestro clima que se desmorona.
Los medios de comunicación empresariales han aplaudido el paquete de impuestos y clima de $369 mil millones respaldado por el barón del carbón, senador Joe Manchin, destacando que es “el proyecto de ley climático más ambicioso en la historia de los Estados Unidos” – lo que lamentablemente puede ser cierto.
Para avanzar, este proyecto de ley aún necesita la aprobación de los 50 senadores demócratas y de la Cámara de Representantes -con la demócrata de derecha Kyrsten Sinema negándose a comentar el proyecto de ley al momento de escribir este artículo. Por lo tanto, no está claro si estas exiguas reformas se llevarán a cabo.
Entonces, ¿qué hay en este proyecto de ley y qué impacto tendrá?
1. El proyecto de ley propuesto proporcionará $30 mil millones de dólares en incentivos fiscales para la energía eólica, solar, geotérmica, de almacenamiento de baterías y otras industrias de energía “limpia” durante la próxima década.
Primero, diversos estudios muestran que Estados Unidos necesita gastar mil millones anualmente durante la próxima década para alcanzar en 2030 el objetivo de reducir las emisiones en un 50% sobre los niveles de 2005 y alcanzar cero emisiones netas para 2050. Así, los $369 mil millones de dólares que se repartirían durante toda una década están muy por debajo del financiamiento que se necesita. El dinero para lograr estos objetivos sí está disponible: podríamos mover simplemente mil millones de dólares del presupuesto anual de guerra para financiar un nuevo pacto verde.
Además, el proyecto de ley busca reducir las emisiones a través de incentivos fiscales para el desarrollo de energías renovables y de tarifas a quienes contaminen. Esta propuesta supone que una parte importante de la industria decidirá “hacer lo correcto” para cumplir con los objetivos de reducción al optar por contaminar menos y aprovechar los incentivos. Este supuesto es erróneo. En vez de actuar en base a este falso supuesto, necesitamos un control directo del gobierno sobre la industria para implementar rápidamente una infraestructura renovable y garantizar que las reducciones de emisiones se realicen dentro del breve período de tiempo que nos queda para asegurar nuestra supervivencia.
2. También habrá incentivos para evitar el cierre de plantas nucleares antiguas y fondos para controles de captura y almacenamiento de carbono destinados a reducir las emisiones de las plantas a carbón.
Las plantas nucleares antiguas de este país arriesgan fallas catastróficas. Deben ser dadas de baja de forma segura, no prolongar su vida útil. Debemos centrarnos en lograr una transición rápida que nos aleje de los combustibles fósiles en lugar de permitir que los productores de energía contaminante continúen operando mediante la instalación de controles y tecnologías de captura y almacenamiento de carbono aún no probadas.
El sistema de almacenamiento de carbono probado y más efectivo que existe son los árboles. Dejar los bosques intactos y reforestar a nivel mundial lo que ha sido destruido con diversas especies nativas capturaría dos tercios de todo el carbono emitido desde la Revolución Industrial. Pero un programa de reforestación masiva no sería rentable para las corporaciones.
3. También habría créditos fiscales para los hogares de bajos ingresos para comprar vehículos eléctricos y bombas de calor eléctricas con el fin de reducir las necesidades de energía y fondos para abordar el legado del racismo ambiental mediante el financiamiento de $60 mil millones de dólares para enfrentar la contaminación en las comunidades más afectadas.
Los créditos fiscales para las comunidades de bajos ingresos no son malos. Sin embargo, ¿cuántos pueden pagar un vehículo eléctrico o una costosa bomba de calor eléctrica, aún con el crédito, después de estos últimos años de pandemia, desempleo e inflación que han resultado en menores ingresos? En general, debemos reducir la huella de carbono del Norte Global y alejarnos de la propiedad individual de automóviles. Construir transporte público eficiente, accesible y sin emisiones es clave para reducir el impacto. Y sí, deben existir fondos para enfrentar la contaminación en las comunidades más afectadas, pero $60 mil millones de dólares es solo una gota en el océano de todo lo que se debe pagar en reparaciones por décadas de sufrimiento y las vidas perdidas a causa de la exposición generacional a toxinas que aún hoy la industria emite en estas comunidades a diario.
4. El proyecto de ley también establece $27 mil millones de dólares en fondos de “banco verde” para proyectos de energía limpia.
No está claro a qué tipo de proyectos se destinarían los fondos del “banco verde”, pero es probable que se destinen a enriquecer a los “innovadores” de nuevas tecnologías, a pesar de que los estudios muestran que la tecnología para movernos hacia la producción de energía eólica, hídrica y solar ya existe en la actualidad y podría satisfacer las necesidades energéticas del mundo.
5. $20 mil millones de dólares se destinan a reducir las emisiones de la agricultura.
Tampoco está claro cómo los $20 mil millones de dólares para la agricultura resolverán los principales impactos climáticos de este sector. Es poco probable que se destine a ayudar a los agricultores a cambiar a métodos orgánicos regenerativos para cultivar alimentos y criar ganado, que es lo que realmente se necesita para transformar este sector para que sea ecológicamente sostenible y lograr cero emisiones netas.
6. El proyecto de ley también implementaría una tarifa de emisión de metano en la industria, fondos que serían redireccionados para evitar futuras fugas de metano durante diez años.
La producción del metano, un gas de efecto invernadero extremadamente potente con un potencial de calentamiento 80 veces mayor que el CO2 en un período de 20 años, debe frenarse de inmediato. No podemos esperar a que estas multas llenen las arcas regulatorias antes de tapar los aproximadamente 3 millones de pozos de petróleo y gas abandonados que continúan arrojando metano a la atmósfera.
7. Se espera que los incentivos fiscales también amplíen los reactores nucleares de próxima generación y la producción de combustible de hidrógeno.
Las plantas nucleares, incluidos estos reactores de próxima generación no probados, no son prácticas dentro del corto plazo que tenemos para reducir las emisiones de forma súbita. A su vez, estas plantas son increíblemente costosas y consumen mucha energía para su construcción, la que demora alrededor de una década. La energía eólica y solar son, con mucho, los medios más rentables y eficientes para producir energía y se pueden implementar en un corto período de tiempo. La producción de combustible de hidrógeno crea emisiones de gases de efecto invernadero en el proceso de producción y, en el caso del hidrógeno “verde”, este utiliza cantidades masivas de agua dulce, un recurso ya agotado.
8. Y aquí está la letra chica: ¡El proyecto de ley también exigiría nuevas concesiones para la perforación de petróleo y gas en Alaska y el Golfo de México!
A fines del 2021 había más de 9.000 concesiones para perforar en tierras federales y tribales que no han sido utilizadas, en las que las compañías de combustibles fósiles simplemente están sentadas. Necesitamos detener estas nuevas concesiones y mantener las reservas existentes bajo tierra.
En abril de este año, la ONU advirtió que la producción de combustibles fósiles existente y proyectada nos lleva a incrementar el calentamiento global en 3 grados Celsius, lo que significa un mundo inhabitable. Sin embargo, los principales medios de comunicación, los portavoces de sus patrocinadores empresariales, están celebrando este acuerdo potencial como una victoria, incluídas las concesiones por nuevas perforaciones.
Una evaluación precisa del proyecto de ley provino del director de asuntos gubernamentales del Centro para la Diversidad Biológica, Brett Hartl, quien calificó el acuerdo como “una catástrofe total” que conduciría a más emisiones en la atmósfera. Este proyecto de ley asegura ganancias a las grandes empresas y la continuidad de los negocios existentes mientras que, al mismo tiempo, tiene la apariencia de una acción climática decisiva. En realidad, es solo una campaña de blanqueo ecológico de los demócratas para ganar votos en las elecciones de noviembre y salvar las apariencias a nivel internacional antes de la próxima cumbre climática a realizarse en Egipto a finales de este año.
Ahora más que nunca debemos alzarnos y exigir que el gobierno tome medidas significativas sobre el cambio climático. El reloj está corriendo. Sin una presión pública masiva y desde abajo, el gobierno continuará operando en interés de sus patrocinadores empresariales. Para asegurar un futuro verdaderamente habitable, debemos acabar con el sistema capitalista y su sed de lucro basado en la explotación sin fin del planeta y cambiarlo por un sistema socialista, el que utiliza los recursos de la sociedad para satisfacer las necesidades de las personas mientras tiene en cuenta la sustentabilidad ecológica a largo plazo. La humanidad tiene el conocimiento y la capacidad para llevar adelante las transformaciones que se necesitan y millones en todo el mundo están trabajando para lograr este cambio desde el nivel local. Sin embargo, la élite gobernante del 1% sigue frenándonos, aún cuando no la necesitemos.