Tel asesinato de Mark Carson, un hombre gay de 32 años de Harlem, en las primeras horas del 18 de mayo, en el centro de la reconocida “Greenwich Village” marca un trágico punto de ira, con una serie de ataques brutales en contra de personas LGBT en Manhattan, los cuales han dejado a la comunidad llena de enojo y miedo, pero también una voluntad de responder con lucha.
Carson, quien era afro-americano, creció en un barrio trabajador del Bronx y trabajó como gerente asistente en un kiosko de gelato en el Terminal Grand Central. Mientras iban a un restaurante, Carson y un novio fueron amenazados por un grupo de hombres intolerantes a los gays, quienes empezaron gritándoles insultos a ellos. Uno de repente sacó una pistola y fusiló a Carson en la cara, matándolo inmediatamente.
La matanza de Carson ocurrió en una area conocida por décadas como un centro LGBT, solo unas cuadras de la sede de la gran Rebelión Stonewall. Esa rebellion fue el chispe del movimiento libertador de las personas LGBT. Su asesinato no fue un incidente aislado. En las semanas antes del asesinato de Carson, hubo cinco otros ataques anti-gay reportados en la ciudad de Nueva York, y han habido varios más, incluso un asalto al activista de derechos LGBT, Eugene Lovendusky, 28. La cifra de crímenes contra los gays en Nueva York hasta el presente en 2013, es doble la cifra del mismo período el año pasado.
La muerte de Carson y el recrudecimiento de ataques en las semanas recientes han expuesto lo que la comunidad LGBTQ ya sabe: que la discriminación, el hostigamiento y la violencia siguen siendo parte de la vida cotidiana en este país, a pesar del progreso en las reformas legales y la consciencia poplar. En el año 2011, hubo 1.508 crímenes de odio, basado en la homofobia. Las personas transgéneras han sufrido la mayor parte de los ataques en el país. Y solo una parte de los crímenes contra las personas LGBT han sido reportados.
La policía de Nueva York han anunciado la presencia policial en el barrio que prometa durar hasta que terminen las celebraciones del Orgullo de junio. Tomando en cuenta el continuo hostigamiento y violencia por la policía contra las personas LGBT, especialmente a los jóvenes de color, esta no es una solución. De hecho, es probable que contribuya a los problemas , en vez de resolverlos.
Tampoco podemos olvidar que las celebraciones de Orgullo tienen origen en el legado de la Rebelión Stonewall de 1969, donde las personas LGBT en el “Village” se alzaron en contra del hostigamiento policial.
La homofobia y la resistencia
La prensa no ha querido apuntar el dedo a los politicos y las personalidades quienes abogan por la intolerancia hacia las personas LGBT diariamente, echándoles la culpa por los problemas sociales y pintándoles como una amenaza al orden “natural”. Las instituciones de las clases dominantes — la iglesia, las escuelas, la prensa — han demonizado a la gente LGBT por siglos, generando un odio que ha tenido una influencia fuerte entre las masas. Estos actos terribles de violencia no se pueden explicar, como algo que viene de la ignorance del acosador, ni por problemas mentales. Y la presencia de la policia no resuelve las cosas.
La comunidad LGBT y sus aliados han respondido al asesinato con grandes protestas, reuniones de seguridad comunitaria, y un reclamo a que se establezcan patrullas comunitarias.
El 20 de mayo, miles de personas marcharon desde el Centro Comunitario LGBT al lugar de la matanza, con una muestra poderosa de decidida solidaridad. La gente coreaba: “ Hey Hey Ho Ho — la homofobia tiene que desaparecer!” y “Cómo se llamaba? ¡Mark Carson!” y cargaron pancartas que decían, “si una bala me mate, que esa bala destruya todas las puertas de los closets”, citando a Harvey Milk, el legendario supervisor de San Francisco quien fue asesinado.
También las protestas han hecho enfasis en el hecho de que Carson debería haber sido llevado al hospital San Vicente, pero fue cerrado para construir condominios.Christine Quinn, la actual lider del Concilio Municipal, quien está a punto de posiblemente ser la primera alcaldesa abiertamente LGBT de Nueva York, dirigió la cierra del hospital, y ha apoyado la política de la policía de registrar innecesariamente a la gente, que afecta especialmente a la gente de color y a los gays.
Del progreso al ataque a la auto-defensa
En cada momento histórico, el progreso ha enfrentado a la reacción. El movimiento de los Derechos Civiles de la comunidad negra de los 1950 y 1960 sacudió a todo el país, reformando el sistema legal y politico, e impactando la consciencia de millones. Pero estas victorias también prendieron el incremento de la violencia racista y la resurgencia de los Ku Klux Klan, elementos que no tenían ningún interés en el debate pacífico ni en ajustarse a las nuevas leyes. En muchas comunidades negras en el profundo Sur, y en el Norte adoptaron tácticas de auto-defensa.
No fue la policía ni el gobierno los que detuvieron el resurgimiento de los KKK en la década de los 1980. Al contrario, fueron las masivas protestas de la gente negra, Latina, nativo y blanca que pararon a los racistas.
En Decatur, Alabama, en 1983, los KKK abrieron fuego a manifestantes pro-derechos civiles. Pero recibieron una gran sorpresa cuando hombres jóvenes afro-americanos, algunos que habían peleado en Vietnam, respondieron con fuego también. Una semana después, decenas de miles de personas vinieron a Decatur para expresar su solidaridad.
Hay otras precedents que enseñan cómo es que el movimiento LGBT puede avanzar de la protesta a la Resistencia, organizando patrullas de autodefensa para hacer lo que la policía no hace. Necesitamos un movimiento que se mantiene en las calles, que desafía al sistema, que sea independiente de los politicos, exigiendo la igualdad y un cambio verdadero en los valores.
Tal como los militantes del movimiento de la Libertad Negra tomaron acción y pararon la violencia racista, la comunidad LGBT y sus aliados pueden hacer lo mismo.
¡Mark Carson, presente!