Las negociaciones sobre la reactivación del acuerdo nuclear con Irán están paralizadas tras estar envueltas con el asfixiante régimen de sanciones impuesto por Estados Unidos a Rusia.
La semana pasada, el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, comentó que cualquier acuerdo con Irán sería inaceptable si se obliga a Irán a cumplir con estas sanciones y evita que Irán lleve a cabo una cooperación militar y económica con Rusia. El progreso de las conversaciones, que cabe señalar ha sido constante pero lento, ahora se ha estancado por completo; el jefe de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, dio declaraciones señalando que las conversaciones están “en pausa” debido a “factores externos”.
Irán ha repetido constantemente su deseo de tener un acuerdo que respete las líneas rojas nacionales e internacionales del país. El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Hossein Amir-Abdollahian, solicitó a Estados Unidos que “deje de jugar con el discurso y el tiempo” y que conduzca las conversaciones a un cierre mutuamente beneficioso. El acuerdo nuclear, conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC), se frustró cuando el entonces presidente Donald Trump retiró unilateral e ilegalmente a Estados Unidos del acuerdo el año 2018 e impuso duras sanciones que dañaron la economía de Irán.
Durante los últimos 10 meses, las conversaciones en Viena han seguido su curso. A pesar del progreso significativo logrado en las ocho rondas de conversaciones entre Irán, Rusia, China, Alemania, Francia y el Reino Unido, la intransigencia e indecisión de Estados Unidos es lo que bloquea un término. Estados Unidos, uno de los firmantes iniciales del PAIC, está técnicamente ausente de las conversaciones actuales, pero continúa su participación usando una diplomacia itinerante a través de sus aliados europeos.
El comercio entre Irán y Rusia aumentó un 41% el 2021, y llegó hasta los 4.000 millones de dólares anuales, lo que demuestra una tendencia hacia el fortalecimiento de los lazos económicos entre los dos países. Irán se está convirtiendo en un importante mercado para los productos agrícolas rusos. Irán, como miembro de la Organización de Cooperación de Shanghái, ha realizado tres simulacros marítimos conjuntos con Rusia y China desde 2019, y el más reciente tuvo lugar en enero.
El gobierno de los Estados Unidos intenta entorpecer el acuerdo
Desde el derrocamiento en 1979 del dictador títere de Estados Unidos, el cambio de régimen en Irán ha sido el principal objetivo de Estados Unidos para ese país. Durante décadas, el gobierno de Estados Unidos ha apoyado agresiones de todo tipo contra Irán. Ejemplos recientes incluyen el asesinato del general Qasem Soleimani mientras se encontraba en una misión diplomática, el apoyo a una campaña de asesinatos israelíes contra científicos iraníes y la implementación de una política de sanciones asesinas mientras que Irán luchaba contra la pandemia de COVID-19.
Sin embargo, durante la administración de Obama, la clase dominante imperialista adoptó un enfoque diferente sin dejar de mantener las agresiones hacia el país que se encuentran a la base de todo. Buscaron disminuir la intensidad de las sanciones hacia Irán con el fin de lograr un repliegue táctico del imperialismo estadounidense de Medio Oriente. La administración de Obama esperaba que esto permitiría a Estados Unidos concentrarse más plenamente en llevar a cabo su “Giro hacia Asia” dirigido a China. El acuerdo resultante fue el Plan de Acción Integral Conjunto, en el que Irán aceptó un régimen de inspecciones invasivas a cambio del alivio de las sanciones.
La salida de Trump del PAIC y la posterior imposición de sanciones de “presión máxima” es un ejemplo más de deshonestidad y traición. Pero en lugar de simplemente volver a unirse al acuerdo como se negoció originalmente y revocar las sanciones, la administración de Biden intentó obligar a Irán a aceptar nuevas estipulaciones. Antes de las recientes exigencias a Irán para que rompa sus lazos económicos y militares con Rusia, los dos principales puntos problemáticos del acuerdo eran el fin de la eliminación de las sanciones de EE. UU. y los mecanismos de aplicación legal para evitar que EE.UU. cambie su posición y se retire nuevamente del acuerdo.
La falta de progreso diplomático durante el último año ha llevado a Irán a comenzar a enriquecer su uranio a niveles más altos como represalia. Irán ha pedido que se eliminen las sanciones de EE.UU. antes de volver a cumplir con el acuerdo del PAIC. La insistencia de Estados Unidos en que Irán vuelva a cumplir con el acuerdo antes de levantar las sanciones equivale a pedirle a Irán que entregue su soberanía y acepte las demandas de Estados Unidos sin ninguna acción recíproca para este último.
La política interna de Estados Unidos está dificultando un trato entre las dos partes. Más de 30 senadores republicanos publicaron una carta el mes pasado manifestando que se oponen a cualquier intento de volver a ingresar al PAIC, y muchos demócratas también se oponen al acuerdo. La presión interna de la derecha hace que Biden dude en parecer “blando con Irán”. Y, de hecho, Biden ha seguido llevando a cabo acciones de provocación, como la incautación de dos barcos el jueves pasado que transportaban petróleo iraní por un valor de 38 millones de dólares lo que constituye un acto ilegal.
El pueblo iraní tiene derecho a vivir en paz y a su autodeterminación. El gobierno de los Estados Unidos no tiene el derecho de dictar las políticas de otros países. El único camino hacia la paz es que Estados Unidos respete las legítimas preocupaciones de seguridad de Irán, ponga fin a las sanciones unilaterales e ilegales y se reintegre de inmediato al PAIC.