Libia es un pequeño país
de un poco más de 6 millones de habitantes, pero posee las reservas
petroleras más grandes del África. El petróleo que se produce allí
es muy codiciado debido a su alta calidad.
Las Fuerzas Armadas
estadounidense, conjuntamente con las británicas y francesas, han
lanzado 7. 459 ataques de bombardeo desde el 19 de marzo. Gran
Bretaña, Francia y los Estados Unidos han enviado fuerzas terrestres
especiales y unidades de comando para dirigir las operaciones
militares de los llamados rebeldes, es decir un ejercito comandado
por la OTAN.
Puede ser que las tropas
esten formadas por libios descontentos, pero la operación está bajo
el control y la dirección de los comandantes de la OTAN y las
unidades occidentales de comandos que sirven como “asesores”. Sus
nuevas armas y miles de millones en fondos provienen de los EE.UU. y
otras potencias de la OTAN que congelaron y se apoderaron de los
activos de Libia en los bancos occidentales.
En las últimas semanas,
las operaciones militares de la OTAN utilizaron vigilancia de
recogida, aviones, satélites, montaje de ataques aéreos y unidades
encubiertas de comando para decapitar el liderazgo militar y político
de Libia y sus capacidades de mando y control.
Un pretexto falso
Los Estados Unidos, el
Reino Unido, Francia e Italia atacaron al gobierno libio para
derrocarlo o para “cambiar el régimen,” no porque estos
gobiernos estaban preocupados por proteger a los civiles, ni estaban
motivados en llevar a cabo una forma más democrática de gobierno en
Libia.
Si ese hubiese sido el
motivo real de la OTAN, entonces, deberían comenzar el bombardeo de
Arabia Saudita de inmediato. No hay elecciones en Arabia Saudita.
Libia y el imperialismo
Libia, a diferencia de
Arabia Saudita, tuvo una revolución contra la monarquía. Como
resultado de la revolución de 1969 liderada por Muammar Gaddafi,
Libia desde entonces no estaba en la esfera de influencia de ningún
país imperialista.
Libia había sido una
colonia italiana empobrecida que vivía bajo la bota del fascismo de
Mussolini. Después de la victoria aliada en la Segunda Guerra
Mundial, el control del país fue transferido formalmente a las
Naciones Unidas y Libia se independizó en 1951, bajo un systema de
monarca y el rey Idris.
Sin embargo, realmente
Libia seguía siendo controlada por los Estados Unidos y Bretaña
hasta la revolución de 1969.
Una de las primeras
medidas tomadas por la revolución de 1969 fue eliminar los elementos
del colonialismo y el control extranjero.
No solamente que se
nacionalizaron los campos petroleros sino que Gaddafi eliminó las
bases militares extranjeras radicadas dentro del país.
Gaddafi se convirtió en
enemigo del Pentágono cuando desalojó la Base Aérea Wheelus cerca
de Trípoli, que había sido operada por los Estados Unidos desde
1945.
En 1986, el Pentágono
bombardeó la base, al mismo tiempo que bombardeó el centro de
Trípoli, en un intento de asesinar a Gaddafi.
El carácter del régimen
del Gaddafi
La orientación política,
social y de clase del régimen libio ha pasado por varias etapas en
las últimas cuatro décadas. El gobierno y la clase gobernante
reflejan las contradicciones de clase, los antagonismos sociales,
religiosas y regionales. El hecho de que el liderazgo del Consejo
Nacional de Transición de la OTAN este compuesto por altos
funcionarios del gobierno de Gaddafi, que rompieron con el régimen y
se aliaron con la OTAN, es un emblema de la inestabilidad desde hace
décadas en el establecimiento de Libia.
Estas contradicciones
fueron exacerbadas por la presión aplicada a Libia desde el
exterior. Los EE.UU. impuso sanciones económicas de largo alcance en
Libia en la década de 1980.
En su política exterior,
Libia dio un importante apoyo financiero y militar a las luchas de
liberación nacional, como en Palestina, África del Sur, Irlanda y
otros países.
Debido a las políticas
económicas de Libia, el nivel de vida de la población había
aumentado notablemente después de 1969. El tener una población
pequeña y un ingreso sustancial de su producción de petróleo,
aumentada con la política profunda del régimen de Gaddafi de los
beneficios sociales. Creó un enorme avance en la situación social y
económica para la población. Libia era todavía una sociedad de
clases, con ricos y pobres y las diferencias entre los niveles de
vida urbanos y rurales. Sin embargo, el analfabetismo fue eliminado
básicamente, mientras que la educación y la salud son gratuitos y
ampliamente accesible.
La orientación política
de Gaddafi rechazó explícitamente al comunismo y al capitalismo.
Creó una ideología llamada “Teoría Tercera Internacional”, que
era una mezcla ecléctica de las ideas y programas islámicas, árabes
nacionalistas y socialistas.
El colapso de la Unión
Soviética y de los gobiernos de Europa central y oriental en 1989-91
privó a Libia de un contrapeso económico y militar con los Estados
Unidos, y la política económica interna y externa del gobierno de
Libia se acomodó con el occidente.
En la década de 1990
algunos sectores de Libia y el gobierno de Gaddafi favorecieron la
privatización, los recortes a los programas sociales y subsidios y
la integración a los mercados de Europa occidental.
El populismo cedió a la
adopción de medidas neoliberales. Sin embargo, esto se contemplaba
ser un proceso de largo plazo.
En 2004, la administración
de George W. Bush levantó las sanciones contra Libia. Compañías
petroleras, bancos y otras corporaciones occidentales comenzaron a
lanzar grandes inversiones en Libia y a comercializar con empresas
libanesas.
Sin embargo, Gaddafi era
aún considerado como una piedra en el zapato de las potencias
imperialistas. Ellos quieren títeres absolutos, mas que socios, en
sus planes para la explotación.
El más reciente libro de
datos sobre Libia publicado por la CIA, escrito antes de la revuelta
armada liderada por la OTAN, se queja del proceso lento para las
reformas pro-mercado en Libia.
El comienzo de la revuelta
armada el 23 de febrero por los miembros descontentos del
establecimiento político y militar de Libia dio la oportunidad a los
imperialistas de EE.UU—en alianza con sus homólogos franceses y
británicos, para derrocar militarmente al gobierno de Libia y
sustituirlo por un régimen cliente o títere.
Lo que es fundamental en
la lucha armada por el poder del Estado no es la composición de los
soldados comunes, sino el carácter de clase y la orientación
política de la dirección.
El carácter del Consejo
Nacional de Transición
El Consejo Nacional de
Transición (CNT) se constituyó como la dirigencia de la
insurrección en Benghazi, la segunda ciudad más grande de Libia. El
lider principal es Mustafa Abdel-Jalil, quien fue ministro de
Justicia de Libia hasta su deserción al comienzo de la sublevación.
Él era uno de un número significativo de funcionarios del gobierno
de Libia, con orientación occidental y neoliberal, y del cuerpo
diplomático y rango militar, que se unieron a la oposición en los
días inmediatamente después del inicio de la revuelta.
Tan pronto como se
estableció, el CNT comenzó a lanzar convocatorias para la
intervención imperialista. Estas apelaciones eran cada vez más
urgenten. Se puso de manifiesto que, contrariamente a las
predicciones de que el gobierno de Gaddafi colapsaría en cuestión
de días; eran los “rebeldes” los que se enfrentaban a una
inminente derrota en la guerra civil.
Los últimos cinco meses
de guerra han borrado cualquier duda sobre el carácter
pro-imperialista de la CNT. Un episodio tuvo lugar el 22 de abril,
cuando el senador John McCain hizo un viaje “de sorpresa” a
Benghazi. Una enorme pancarta fue presentada para darle la bienvenida
con una bandera americana impresa en él y las palabras: “Estados
Unidos de América—Usted tiene un nuevo aliado en el norte de
África.”
Si el Pentágono, la CIA,
y Wall Street tengan éxito en la instalación de un régimen cliente
en Trípoli, esto acelerará las amenazas imperialistas y la
intervención contra otros gobiernos independientes, tales como
Siria, Irán y Venezuela.