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La razón por la que una nueva misión de “paz” de la ONU será devastadora para el pueblo haitiano

Foto: Un miembro de las fuerzas de paz de la ONU patrulla Puerto Príncipe, Haití. Crédito: Flickr/UN photo (CC BY-NC-ND 2.0)

¿Por qué quiere Estados Unidos desplegar una nueva misión de paz de la ONU en Haití?

Agentes de policía kenianos fueron enviados a Haití el 25 de junio como parte de una misión encomendada por las Naciones Unidas. En esta misión participó una gran coalición de fuerzas de seguridad de las Bahamas, Bangladesh, Barbados, Benín, Chad y Jamaica, con un total de 2,500 agentes. El objetivo establecido de la misión es recuperar el control sobre el territorio haitiano, gran parte del cual se encuentra actualmente bajo el control de gangas locales y grupos armados. El proyecto de intervención militar está patrocinado principalmente por el gobierno de Estados Unidos, que ha prometido $300 millones y ha recibido apoyo financiero de Canadá, Francia y España. Sin embargo, esta estrategia de financiación ha suscitado críticas en el sentido de que la operación es, en realidad, otra invasión del territorio de Haití. Meses después del despliegue de la policía keniana en Haití, la seguridad en el país no ha mejorado.

En medio de los desafíos relativos a la financiación de la Misión Multinacional y la necesidad de equipamiento adicional, Estados Unidos está contemplando una importante modificación. La Misión de Seguridad y Apoyo en Haití dirigida por Kenia podría evolucionar hacia una operación tradicional de mantenimiento de paz de la ONU. Este cambio, en el que la ONU podría desplegar fuerzas militares, en lugar de policiales para dirigir las operaciones en Haití, es una evolución que Estados Unidos está explorando activamente. La propuesta de Washington de modificar el estatus de la fuerza multinacional podría resolver potencialmente los problemas de financiación de la misión, ya que los demás países miembros de la ONU serían entonces responsables de su financiación en términos de material desaparecido, otros equipos militares e incluso un hospital para operaciones quirúrgicas.

¿No son neutrales las fuerzas de paz de la ONU?

Aunque en teoría se sustenta en los principios de igualdad soberana y cooperación internacional, la ONU refleja a menudo la dinámica de poder del capitalismo mundial, dirigida por las principales potencias capitalistas, en particular, Estados Unidos, Europa Occidental y sus aliados.

A través de sus operaciones de preservación de paz, la ONU puede considerarse una herramienta utilizada para legitimar las intervenciones imperialistas. Disfraza al imperialismo bajo el pretexto de los “derechos humanos”, el “humanitarismo” o el “mantenimiento de la paz”. Las misiones de paz se sitúan estratégicamente en zonas donde las potencias occidentales poseen importantes recursos e intereses geopolíticos. Estas operaciones, frecuentemente inconsistentes y selectivas, exponen los prejuicios de la institución. La ONU tiende a intervenir en conflictos que amenazan los intereses occidentales, al tiempo que ignora o  resta importancia a las crisis en regiones con escasos intereses económicos o estratégicos.

¿Cuál es la historia de las misiones de paz de la ONU en Haití?

Misión de la ONU en Haití (UNMIH): 1993-1996

Las fuerzas de paz  de la ONU llegaron por primera vez a Haití en septiembre de 1993 como parte de la Misión de las Naciones Unidas en Haití (United Nations Mission in Haiti, UNMIH).

La misión recibió el mandato de modernizar el ejército haitiano y establecer una nueva fuerza de policía nacional dos años después de que el presidente electo de Haití, Jean-Bertrand Aristide, fuera destituido en un golpe de estado. Antes de su destitución, Aristide aplicó políticas para redistribuir la riqueza y mejorar las condiciones de la clase trabajadora.

Después de que Aristide fuera restituido en octubre de 1994 tras la “Operación Defender la Democracia”, sancionada por la ONU y dirigida por Estados Unidos e iniciada el mes anterior, el mandato de la misión se amplió para incluir la asistencia a la estabilización del gobierno. El gobierno de Aristide enfrentó importantes presiones del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial para que aplicara programas de ajuste estructural. Estos programas con frecuencia incluían la privatización y la desregulación, perjudicando desproporcionadamente a la clase trabajadora y beneficiando a los inversionistas extranjeros.  

Sin embargo, la UNMIH, que concluyó en junio de 1996, no consiguió una estabilidad a largo plazo. Una década más tarde, la historia se repitió y Aristide fue derrocado por segunda vez.

Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (United Nations Stabilization Mission in Haiti, MINUSMA) – 2004-2017

Tras el segundo golpe de Estado respaldado por Estados Unidos contra el presidente democráticamente electo Jean-Bertrand Aristide en 2004, la ONU envió fuerzas de pacificación para estabilizar el país. Esta injerencia se concibió al servicio de los intereses del imperialismo estadounidense, que pretendía impedir el ascenso de un gobierno progresista que pudiera desafiar las políticas neoliberales y la explotación extranjera en Haití.

La misión de la ONU en Haití fue criticada por su papel en la perpetuación de las estructuras políticas y económicas que favorecían a la élite haitiana y a los inversores extranjeros, mientras que se negaba a abordar las causas subyacentes de la pobreza y la desigualdad en el país. La misión fallida de de paz de la ONU entre 2004 y 2017 también se vio empañada por acusaciones de agresión sexual por parte de sus tropas y personal. Además, se culpó a las fuerzas de paz de Nepal de introducir el cólera en el principal río de Haití en octubre de 2010, lo que provocó la muerte de más de 10,000 haitianos. Aunque la ONU ha reconocido su papel en la epidemia y la falta de esfuerzos suficientes para combatirla, no ha admitido explícitamente haber introducido la enfermedad.

¡Nuestro papel en Estados Unidos es oponernos a la intervención en Haití!

Las soluciones reales a las crisis a las que se enfrenta el pueblo haitiano vendrán del propio pueblo haitiano, no de Estados Unidos, Kenia o la ONU.

Mientras que el pueblo de Haití continúa su lucha por su soberanía y respeto, el pueblo de Estados Unidos debe apoyar a Haití en su resistencia a la ocupación e intervención neocolonial.

¡Estados Unidos y Occidente, fuera de Haití!

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