En una sentencia que se ha descrito como una “prohibición del aborto clandestino”, el juez de extrema derecha de Texas Matthew Kacsmaryk prohibió el acceso a la mifepristona en todo el país, más conocida como la píldora abortiva. Esta decisión puede acabar con los derechos de millones de mujeres y otras personas que desean abortar. La mifepristona, que también se utiliza en los abortos espontáneos, se utiliza en más de la mitad de los abortos que se practican en Estados Unidos. El Departamento de Justicia ha recurrido a la sentencia y el 10 de abril presentó una moción para solicitar a la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito de Estados Unidos que suspenda la decisión de Kacsmaryk hasta que se resuelva el argumento presentado por el Departamento.
La decisión es el resultado de una demanda presentada por grupos antiabortistas contra la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) en la que alegaban que el proceso de revisión de la mifepristona se había acelerado indebidamente, a pesar de que su uso está aprobado desde hace más de 20 años. Los proveedores de servicios de aborto han pronosticado que prohibir la mifepristona tendrá efectos de gran amplitud e impondrá restricciones graves a los servicios de aborto, incluso en los estados progresistas.
Una hora después de que Kacsmaryk emitiera su decisión, el juez Thomas Rice, del estado de Washington, emitió una decisión contradictoria que levantaría las restricciones “innecesarias y agobiantes” sobre la mifepristona impuestas por la FDA en enero. Este caso, presentado por las y los fiscales generales de Washington y Oregón, pretendía levantar estas restricciones. Entre ellas, un certificado especial para recetar mifepristona sería necesario para recibir el medicamento, así como la firma de un acuerdo en el que se indicaría que la paciente había decidido interrumpir su embarazo. Este requisito a menudo impide que las pacientes aborten. La mayoría de los otros medicamentos no tienen estas restricciones, y los que sí las tienen son mucho más peligrosos, como los opioides y el fentanilo.
Decisiones contradictorias
Con decisiones federales contradictorias, la cuestión podría ser apelada ante la Corte Suprema.
Con este fallo, las formas de decisión democrática están en juego. Más del 72% de las y los estadounidenses se opuso a la anulación de Roe v. Wade, lo que no detuvo a la Corte Suprema en la reciente decisión de Dobbs. El hecho de que nueve jueces nombrados anti democráticamente tengan la oportunidad de eliminar los derechos de millones de personas en contra de su voluntad indica la necesidad de un nuevo sistema.
El gobierno de Biden ha afirmado en un comunicado que “luchará contra esta decisión” y que “la única forma de detener a quienes están comprometidos a arrebatar los derechos y libertades de las mujeres en todos los estados es elegir un Congreso que apruebe una ley que restaure Roe contra Wade”. Estas palabras vacías añaden un insulto a la herida si se tiene en cuenta que parte de lo que creó esta crisis es el fracaso del Partido Democrata al codificar de manera legal el derecho al aborto, a pesar de haber tenido muchas oportunidades a lo largo de los años.
El derecho al aborto es popular entre la gran mayoría de la población de EE.UU. La historia nos dice que si queremos preservar estos derechos, tenemos que luchar. La lucha es la única manera viable para proteger nuestros derechos humanos. Necesitaremos de un movimiento de mujeres en las calles si queremos defender el derecho al aborto como un derecho humano. ¡Siempre para adelante, nunca pa’ tras!