Los inmigrantes haitianos, desplazados por el golpe de Estado de Jean-Bertrand Aristide, apoyado por los EE. UU. se forman en Guantánamo para ser procesados. Crédito: Archivos Nacionales de Estados Unidos (dominio público)
El plan de Trump para albergar a 30,000 inmigrantes indocumentados en la bahía de Guantánamo
El 29 de enero, la administración de Trump instruyó al departamento de defensa y seguridad nacional a aumentar la capacidad de la base naval de la bahía de Guantánamo para albergar 30,000 detenidos migrantes más. Desde el anuncio, dos aviones estadounidenses militares han transportado a los migrantes indocumentados a la instalación. La administración de Trump planea eventualmente mandar vuelos diarios con migrantes a la base para detención.
El ministro cubano de Relaciones Exteriores criticó a los EE. UU. por su método, reclamando que esto refleja la brutalidad del gobierno en abordar sus problemas sociales y económicos. Reafirmaron que la base es territorio cubano, ocupado ilegalmente por los EE. UU., y destacaron su historia, donde fueron un sitio de tortura y detención indefinida sin un juicio justo.
Mientras la mayoría de nosotros tenemos conocimiento de la historia obscura de Guantánamo como un sitio negro de la CIA usado para interrogar y torturar combatientes enemigos, pocos saben que la base también mantiene instalaciones de detención de migrantes donde solicitantes de asilo son obligados a vivir en condiciones deplorables “caracterizado por agua no potable, exposición a alcantarillados abiertos, mala atención médica y malas instalaciones de escuela para los menores.” En los 1990s, miles de haitianos que huyen la violencia política en su país fueron enviados a una base militar de detención.
Guantánamo: un territorio tomado de Cuba por los EE. UU.
La bahía de Guantánamo originalmente era parte de Cuba, una colonia española hasta finales del siglo XIX. Durante la guerra Hispanoamericana (1998), los EE. UU. aparentemente intervinieron para apoyar la independencia Cubana, pero al final buscó expandir sus intereses imperiales. Esto marcó el comienzo del dominio de EE. UU. imperial en el Caribe.
Después de la derrota de España, los Estados Unidos establecieron una presencia militar en la bahía Guantánamo por un arrendamiento perpetuo, en cambio, por un pago anual. Este arrendamiento fue impuesto e ilegítimo bajo las condiciones coloniales. Cuba citó la enmienda Platt –un tratado promulgado durante la ocupación militar de EE. UU. que le dio el derecho a los Estados Unidos a intervenir en las relaciones cubanas y requirió a Cuba a arrendar todoterreno a los EE. UU. para bases navales –para apoyar su reclamación de que el acuerdo fue inválido. Hoy, la bahía Guantánamo sigue como la única instalación militar de EE. UU. en un país socialista.
Historia de mandar haitianos a guantánamo
La detención de migrantes haitianos en Guantánamo comenzó en los 1970s cuando autoridades bajo el presidente Gerald Ford y Jimmy Carter interceptaron sus barcos en camino a Florida y los detuvo en la base para procesarlos. Alrededor de 40,000 haitianos intentaron huir a los Estados Unidos después de que Jean-Bertran, el presidente de Haití democráticamente elegido, fue derrotado por el gobierno estadounidense. Muchos fueron detenidos en la bahía de Guantánamo por los menos seis meses bajo condiciones deplorables, donde enfrentaron suministros inadecuados y en malas condiciones de vida. En su apogeo, más de 12,000 haitianos fueron detenidos en Guantánamo, esperando ser procesados. Mandaron a la mayoría de regreso a Haití, y algunos quedaron sin las protecciones de asilo habituales en los EE. UU.
Entre los detenidos había individuos que salieron de VIH positivo. Estos individuos fueron segregados y detenidos indefinidamente sin acceso a suficiente apoyo médico o representación legal, dado al miedo alrededor de la enfermedad y los cambios legales que prohibían la entrada de haitianos VIH positivos a los EE. UU. A las mujeres VIH positivas, en particular, a menudo se les inyectaba Depo-Provera, un método anticonceptivo, o incluso se las esterilizaba a la fuerza, generalmente sin su consentimiento o conocimiento.
Esta situación dejó a los refugiados con una decisión sombría: perdurar las condiciones duras en Guantánamo o regresar a un ambiente potencialmente mortal en Haití. Estas condiciones inhumanas dieron lugar a varias formas de resistencia: manifestaciones, revueltas, y huelgas de hambre fueron planeadas por los detenidos, exigiendo mejor tratamiento y el derecho a buscar asilo. Las autoridades de EE. UU. respondieron con represión severa, incluyendo agresión física contra los manifestantes.
Durante su detención, algunos haitianos crearon pinturas usando materiales disponibles para describir sus experiencias, incluyendo sus viajes en el mar, el estigma de VIH/SIDA, y homenajes a sus seres queridos y a su patria.

Campamento Bulkeley durante una manifestación de Michelet Laurore. Crédito: The Guantánamo Memory Project.
En 2010, después de un terremoto catastrófico en Haití, Guantánamo consideró albergar refugiados. Aunque no se produjo un éxodo significativo, los aviones de la Fuerza Aérea de Estados Unidos realizaron vuelos diarios sobre el devastado país y transmitieron un mensaje en criollo de Raymond Joseph, el embajador de Haití en Estados Unidos, “si piensas que las puertas se abrieran cuando llegues a los EE. UU., ese no es el caso en absoluto”. Y tan recientemente como el año pasado, Joe Biden —en anticipación de agitación política siguiendo la renuncia del líder Ariel Henry quien fue instalado por los EE. UU. –una vez más, discutió la detención de migrantes haitianos en la base militar.
Las políticas exteriores, racistas e imperialistas de Estados Unidos impulsan a los haitianos a migrar
Desde la independencia de Haití, los elites de los EE. UU han tenido su mirada puesta en el país, ya que fueron obligados a sacar préstamos de los EE. UU. y otros bancos internacionales para pagar reparaciones a Francia después de su lucha por independencia, que establece la primera república negra. En 1914, utilizando la cuestión del pago de los préstamos como pretexto, los marines estadounidenses atacaron el banco central de Haití en Puerto Príncipe, confiscaron la mitad de las reservas de oro del país y las enviaron a Wall Street. Esta agitación en Haití sirvió como justificación para una invasión total por parte de Estados Unidos, que ocupó el país durante casi dos décadas y volvió a imponer trabajo forzoso y no remunerado, realizado a punta de pistola, para construir un sistema de carreteras y garantizar el control militar y comercial en beneficio de Estados Unidos.
Haitianos han emigrado a los EE. UU. en números significativos desde los 1970s, muchos huyendo de Haití por bote y despectivamente llamados “dente de barco”. Ellos escaparon de la dictadura brutal dirigida por François y Jean-Claude Duvalier, los responsables por la muerte de decenas de miles y por la tortura de muchos más. Los refugiados haitianos que huían de este régimen y llegaban a Estados Unidos a menudo se enfrentan a arrestos, encarcelamientos, negación de asilo y expulsión inmediata.
Debido al anticomunismo desenfrenado, Estados Unidos apoyó al gobierno haitiano de los Duvalier y, al mismo tiempo, socavó y deslegitimó al gobierno cubano de Fidel Castro. Esta política exterior dio forma a la política de inmigración, lo que dio como resultado que se alentara a los refugiados cubanos a venir a Estados Unidos, mientras que a los refugiados haitianos se les negaba una amnistía similar. Varios presidentes estadounidenses mantuvieron estas políticas de inmigración, influenciados por la intolerancia antihaitiano que percibía a los inmigrantes haitianos como una amenaza debido a una mezcla de racismo, nacionalismo, xenofobia y la idea errónea de que los haitianos eran portadores de enfermedades en mayor proporción que otras nacionalidades.
Estados Unidos también apoyó el hipercapitalismo en Haití. En 2011, WikiLeaks reveló que la administración de Barack Obama y los contratistas de Fruit of the Loom, Hanes y Levi’s colaboraron estrechamente con la Embajada de Estados Unidos en Haití para protestar y bloquear un aumento del salario mínimo para los trabajadores de la zona de ensamblaje haitianos, que ganaban menos de 31 centavos por hora, uno de los salarios más bajos del hemisferio. En consonancia con las prácticas de la industria, estas empresas estadounidenses de marca se mantuvieron limpias, lo que permitió a sus contratistas garantizar que Haití fuera un lugar seguro para los talleres clandestinos de los que obtenían ganancias, con la ayuda de funcionarios estadounidenses.
Hasta el día de hoy, Estados Unidos sigue fomentando la violencia física y económica en Haití. La mayoría de las armas de fuego y municiones del país provienen de Estados Unidos. Este contexto es crucial si se considera la situación actual en Haití, que ha desplazado a más de 360.000 personas y ha dejado a miles sin hogar.
El tratamiento inhumano de migrantes es de dos partidos políticos
El plan de la administración de Trump en detener a 30,000 inmigrantes indocumentados en la bahía de Guantánamo no es una anormalidad pero una continuación de las pólizas bipartidistas de los estados unidos, que han desestabilizado naciones en Latinoamérica y el caribe y ha creado las mismas condiciones que obligan a la gente a migrar. Este plan también refleja las quejas históricas sobre la ocupación ilegal de territorio cubano y el legado de la intervención estadounidense en Haití, que ha creado un ciclo de desplazamiento y marginalización.
La difícil situación de los migrantes haitianos, que huyen de regímenes respaldados por Estados Unidos, del trabajo en condiciones de explotación y de la violencia económica, es una consecuencia directa de estas políticas bipartidistas. Los EE.UU. han intervenido en Haití constantemente —por la ocupación militar, apoyo para los dictadores como los Duvaliers, y la aplicación de prácticas de comercio explotadoras—mientras niegan los derechos de los haitianos en buscar asilo del caos que ayudaron a crear.
La lucha por los derechos de los migrantes y la liberación de la bahía de Guantánamo tienen que ser parte de una lucha más grande contra el imperialismo y el capitalismo que crea las condiciones para el desplazamiento de la clase trabajadora. Solo mediante la construcción de un sentido de internacionalismo y la lucha contra el imperialismo estadounidense podremos devolver territorios robados como Guantánamo y lograr justicia y dignidad para aquellos cuyas vidas se han visto gravemente afectadas por la política exterior de Estados Unidos.