En abril, el gobernador de Colorado, John Hickenlooper, informó al público sobre el peligro potencial de incendios para el verano. La División de Prevención y Control de Incendios de Colorado pronosticó una temporada de incendios extremadamente grave, similar a los extraordinariamente destructivos incendios de 2012 en Colorado. A partir de esos incendios, se han invertido millones de dólares en nuevas tecnologías para la extinción de incendios.
Hickenlooper expresó su confianza en la preparación de instituciones como el Servicio Forestal de los Estados Unidos, pero también le suplicó al público que “use el sentido común” para evitar el inicio de incendios forestales. Al imitar el mascota oso Smokey (Smokey Bear), el gobernador Hickenlooper hizo eco de más de cien años del control de incendios en el oeste de Estados Unidos con el mantra: “Sólo usted puede prevenir los incendios forestales”.
Las predicciones oficiales han dado frutos durante el verano ya que los incendios continúan ardiendo en todos los estados occidentales. Colorado ha tenido más de 1.500 incendios con casi medio millón de acres quemados o en llamas y alrededor de 450 casas destruidas. Muchos de estos incendios fueron “causado artificialmente,” y los informes de noticias a menudo usan la famosa cita de Smokey cuando se concentran en gran medida en las “causas” como la negligencia de fumadores de cigarrillos o durante el campismo.
A veces, los reporteros identifican correctamente el cambio climático como la causa de las severas condiciones de la sequía y las olas de calor, pero las soluciones liberales al cambio climático nunca son sistémicas y, a menudo, se concentran únicamente en que las personas deben tomar decisiones “conscientes del clima”. Estas soluciones de responsabilidad personal nunca enfrentan las razones por las cuales los incendios forestales cada verano son cada vez más intensos y amenazantes para la vida humana y la propiedad. Para explicar eso, tendríamos que observar décadas del desarrollo de las tierras con fines de lucro y prácticas de extinción de incendios que han hecho que los bancos y los promotores inmobiliarios son más ricos al tiempo que contribuyen a los incendios sin precedentes que vemos hoy. Lo realmente culpable no es la persona descuidada que inicia un incendio, sino el cambio climático y las prácticas irresponsables por los capitalistas, en el desarrollo de las tierras, que han convertido a la región occidental de los Estados Unidos en un polvorín.
Un incendio depende de tres cosas: calor, oxígeno y combustible. Los científicos de incendios los clasifican en cuanto al combustible responsable; lo hacen porque entender el combustible es esencial para detener (o “suprimir”) un incendio fuera de control. Los incendios forestales normalmente comienzan por “material combustible” de forma natural (a diferencia de los gases o líquidos) como árboles, arbustos o césped. Sin embargo, el cambio climático provocado por el ser humano ha afectado y cambiado estos combustibles “naturales”, haciendo que se vuelvan más secos y más receptivos a los incendios y las llamas. Además, el desarrollo capitalista de la tierra ha resultado en la supresión de los incendios naturales, y esto ha aumentado la densidad y la cantidad de combustible en muchas áreas.
Los incendios ocurren estacionalmente en todo el mundo y, a menudo, los habitantes utilizan esta quema estacional en su beneficio para reponer la tierra con nutrientes, para permitir un nuevo crecimiento y para incorporar diferentes especies de plantas y animales. En las Américas, los pueblos indígenas utilizaron el incendio para desarrollar la tierra durante miles de años antes de la invasión europea. El tipo de desarrollo utilizado por los colonos difería mucho de la agricultura a pequeña escala de los indígenas. Como los primeros capitalistas, los colonos querían producir grandes ganancias plantando cultivos comerciales de rápido crecimiento y necesitaban suprimir los incendios para sacar el máximo provecho de la tierra.
El control de los incendios forestales bajo el capitalismo se enfoca en detener constantemente los incendios para que la tierra pueda desarrollarse sin pausa y los capitalistas puedan continuar obteniendo ganancias. Esto es especialmente evidente en la región occidental de los Estados Unidos, donde los incendios forestales históricamente han amenazado e inhibido el desarrollo de la tierra para los capitalistas. Durante muchos años, los colonos en el Oeste solo podían soñar con suprimir los incendios, pero con el aumento rápido de la población durante la expansión hacia el Oeste, este sueño se convirtió en una realidad. Los incendios forestales naturales fueron virtualmente eliminados durante los siglos 18 y 19 a través de los esfuerzos de supresión del gobierno estadounidense y los propietarios de tierras privadas.
El eco robótico del gobernador Hickenlooper del mantra de 100 años de Smokey ante lo que podría ser la peor temporada de incendios en Colorado expresa la lógica absurda de la extinción de incendios por los capitalistas. Los capitalistas y el estado capitalista que les sirve han continuado utilizando los mismos métodos, incluso las mismas frases, durante más de cien años. Mientras tanto los incendios solo crecen más constantes y severos. El USFS (Servicio Forestal de los Estados Unidos) recibió $4.900 millones en 2017, y gastó más de la mitad en reprimir y combatir lo que describió como “incendios forestales extrañamente severos”, sin embargo, este vendaje de mil millones de dólares no hizo nada para disuadir la temporada de incendios de 2018. Esto es emblemático de la forma en que el capitalismo se enfrenta a las crisis: a pesar de todas las alarmas y advertencias de las graves catástrofes, los capitalistas mantienen el rumbo que mantiene sus ganancias sin tener en cuenta las graves consecuencias.
Aunque pocas sociedades socialistas han enfrentado incendios forestales masivos como los de la parte occidental de los Estados Unidos, podemos mirar a un país como Cuba para ver cómo planifica y responde a los desastres naturales en general. Antes del huracán Irma, el gobierno cubano evacuó a las personas de manera efectiva y preparó la infraestructura. Posteriormente, la gente pudo reconstruir efectivamente mientras el estado enviaba médicos y ayuda a otras tierras afectadas en el Caribe. Mientras tanto, las refinerías de petróleo no preparadas en Houston sufrieron graves daños durante el huracán Harvey, y un cóctel químico de contaminantes irrumpió en el agua local y en el aire. A día de hoy, partes de Puerto Rico siguen sin energía eléctrica.
Los estados capitalistas se alinean primero con los intereses del capital privado e ignoran los desastres hasta que afectan las ganancias, y las sociedades socialistas priorizan los intereses de las masas. Se preparan para desastres mientras trabajan simultáneamente para desarrollar la industria, de manera responsable, en beneficio de todas las personas. El cambio climático y los años de desarrollo irresponsable de la tierra por los capitalistas han alimentado desastres naturales más peligrosos y destructivos. Antinatural no es un desastre natural, sino el sistema capitalista. Tiene que ser reemplazado.