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La lucha de los trabajadores LGBT: una historia

El 16 de febrero de 1991, cuando Cheryl Summerville fue llamada a la oficina del gerente, ya había oído que el restaurante, Cracker Barrel, había formalizado una póliza de despedir a lesbianas, hombres homosexuales, y que todo empleado sería interrogado con respecto a su orientación sexual. Ella trabajaba y vivía en un pequeño pueblo en Georgia, así que su despedida fue aún más devastadora para ella de lo que podría haber sido para otros menos aislados en las grandes ciudades. Durante el próximo año se transformó de una trabajadora que nunca había estado en un piquete de huelga o protesta, a una figura conocida a nivel nacional ayudando a movilizar a otros para protestar contra la intolerancia.

Hoy en día, trabajadores en 28 estados con una población total de más de 173,3 millones o más del 55 por ciento de la población de los EE.UU. no tienen protección legal a nivel estatal contra la discriminación homosexual. Estos estados no se encuentran sólo en el sur. Incluyen Pennsylvania, Ohio y Michigan, por ejemplo. Incluso hay más estados que no tienen leyes contra la discriminación basada en la identidad de sexo.

No existe una ley federal y ningún presidente, incluyendo a Obama, ha emitido una orden ejecutiva que prohíbe la discriminación por parte de contratistas federales. En efecto, dólares de impuestos federales están subsidiando la discriminación. El 25 de abril de 2013, la legislación (denominado por el acrónimo ENDA) fue introducida para prohibir ciertas formas de discriminación contra trabajadores LGBT, pero incluso este proyecto de ley tiene algunas jurídicas gigantes construidas en él.

La razón para la derrota tras derrota, aun en medio de mucho apoyo mayor a estos derechos básicos es el poder del capital. Ellos no quieren tener las manos atadas por regulaciones intrometidas, especialmente los derechos legales que son exigibles ante los tribunales. Algunas empresas se han dado por la presión y han establecido pólizas en sus empresas que no son tan jurídicamente vinculantes.

Pero otras como Exxon y el contratista militar KBR (la mayor empresa de construcción no sindicalizada en los EE.UU.) se niegan incluso a emitir aunque sea una póliza contra la discriminación basada en la orientación sexual. A estas empresas se unen muchas otras desde Berkshire Hathaway a Philip Morris, JM Smucker, Publix Supermarket, Sysco Corp, Dish Network y Advance Auto Parts, entre otras que forman parte del último informe del Fondo de Campaña de Derechos Humanos publicado este año.

Entonces, ¿A quién vas a llamar cuando no hay ley? La única entidad que puede establecer los derechos que la gerencia debe respetar incluso cuando no hay ninguna ley es un sindicato.

Cuando tan pocos trabajadores tienen sindicatos, especialmente los de oficinas, servicio de alimentos, cuidado personal, grandes almacenes, etc, puede ser difícil de imaginar lo que eso significa y por qué los activistas LGBT se preocupan por los sindicatos o por qué los sindicatos se preocupan por las personas LGBT.

Muchas personas conectan los sindicatos sólo con los cheques de pago, en el sector manufacturero, y mayormente con los hombres blancos y por lo tanto es una parte irrelevante para sus vidas. Durante décadas, esto era una realidad trágica mientras líderes sindicales vieron su responsabilidad de la manera más estrecha en relación con salarios, horas, beneficios y antigüedad en el empleo, y nada más. Por supuesto que nunca fue facil. Cada problema contenía una pregunta — es este un derecho de todos, un derecho para trabajadores de color, así como trabajadores blancos y para las mujeres y los trabajadores LGBT. ¿Quién obligó que estas preguntas se hagan? ¿Cómo se convirtieron los sindicatos en vehículos que son o pueden ser hoy pro derechos LGBT en el trabajo?

Cómo activistas laborales LGBT ayudaron a cambiar el mundo

Estamos en todas partes y siempre hemos sido parte de la lucha por la justicia en el trabajo. En los años 1930 y 1940 los cocineros marineros y la sindical de camareros, fueron encabezadas por jóvenes líderes afroamericanos radicales, y fue también una unión homosexual en que sus miembros tenían un gran número de miembros gays. Frank McCormick estaba en su treintas cuando participó en las huelgas de 1934 y 1936. Él no escondió su homosexualidad. No solo estaba en el Comité Ejecutivo del sindicato, sino también fue un vicepresidente del CIO de California por un número de años.

Radicales con una visión de los sindicatos como una fuerza social, es decir un movimiento por los derechos salió a la luz durante ese período. Fue entonces cuando Morris Kight afiló sus habilidades como un organizador del sindicato de trabajadores de petróleo CIO, habilidades que más tarde fueron utilizados cuando ayudó a fundar el Los Angeles Gay Liberation Front en 1969.

Cuando Kight estaba organizando trabajadores petroleros, Kiyoshi Kuromiya no era capaz de hacerlo. Él nació en un campo de concentración para los residentes japoneses en los EE.UU. Pero cuando salió se unió a la lucha por los derechos civiles (lo golpearon en Alabama en 1963), trabajó como asistente de Martin Luther King durante los años en que el Dr. King fue construyendo relaciones con los sindicatos.

Luego fundó el Frente de Liberación Gay de Filadelfia y al año siguiente habló a miles de personas en la convención del 1970 con las Panteras Negras, cuando el partido apoyaba los derechos homosexuales.

Bayard Rustin fue bien conocido por ser gay y fue una estratega clave para el movimiento de derechos civiles. También influyó en la fuerza laboral. El respeto que los demás tenían por su trabajo probablemente jugó un papel importante en la apertura de la puerta para que los dirigentes del sindicato de maestros de Nueva York fuera junto con la formación de un comité gay a principios de 1970.

El 24 de junio de 1970, un plantón exigió que el gobernador Rockefeller de NY estableciera prácticas de empleo justas para lesbianas y gays. Sus arrestos comenzaron una campaña para los “Rockefeller 5”.Durante la década temprana de 1970 los activistas LGBT con una visión amplia de un mundo mejor y los sindicatos como un movimiento para el cambio, obtuvieron resoluciones de los derechos dictadas en los sindicatos de maestros, la AFT y NEA. A mediados de la década de 1970 se negociaron contratos en la industria manufacturera y el transporte con el lenguaje de la no discriminación por orientación sexual y, posteriormente, se amplió. A mediados de 1970 los sindicalistas LGBT reclutaron a otros en la comunidad para unirse a los sindicatos en el boicot de Coors, que exigía que los trabajadores hagan pruebas de detector de mentiras para ver si eran gays o pro-sindical. La unidad y el respeto se construyó en la lucha. En 1978 los sindicatos y la comunidad LGBT se unieron para derrotar la iniciativa Briggs en California que hubiera prohibido los maestros LGBT.

En la década de 1980 se organizaron asambleas LGBT en muchos sindicatos y interconectaron. AFSCME, SEIU y la AFL-CIO adoptan acuerdos por los derechos LGBT en las convenciones nacionales. En 1987, la AFL-CIO ofreció una recepción para los activistas sindicales que iban a la marcha nacional. A raíz de esto hubo un esfuerzo decidido por parte de activistas LGBT para organizar “Pride at Work”, la primera organización nacional de trabajadores LGBT.

El derecho al trabajo, a un salario digno, beneficios, y los derechos y poder que merecemos

Las acciones colectivas de activistas sindicales LGBT durante décadas han cambiado la forma en que muchos líderes sindicales heterosexuales y miembros piensan sobre el papel de los sindicatos — y la necesidad de luchar contra la discriminación.

Hace sesenta años en el 27 de abril del 1953 el presidente Eisenhower emitió la Orden Ejecutiva 10450, que autoriza a todas las agencias federales para investigar y despedir a los trabajadores por razón de ser homosexual (“perversión sexual”). Esta fue una intensificación del pogromo comenzado bajo Truman.

Hoy todavía estamos luchando por el derecho a un trabajo. El año pasado hubo una lucha en Chick-filA en Chicago basado en su postura anti-LGBT y el dueño conservador. Gente intolerante de todo el país, especialmente en el sur apresuraron a la tienda a demostrar que favorecían la discriminación.

Hoy más que nunca necesitamos un movimiento lleno de activistas LGBT laborales que comprenden las lecciones de esta historia. Necesitamos activistas que se dedican a la construcción de un movimiento sindical combativo y que ven que está conectado a un movimiento más amplio por la justicia para todos.

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