Originalmente publicada en Liberación Periodico, mayo 2015
El gobernador de California, Jerry Brown, ha impuesto el racionamiento de agua y restricciones para hacer frente a la actual sequía de cuatro años que parece no tener fin.
La mayor parte de las restricciones de Brown son impuestas a las ciudades y pueblos, de los cuales se espera que cumplan con una disminución obligatoria del consumo de agua de un 25 por ciento. Aumentos de precio y multas podrían ser impuestas a personas por su consumo de agua. Estas restricciones nos llevan a creer que lavar los trastes, tomar baños largo, los lavaderos de carros, regar el césped y llenar las piscinas son las causas principales del problema.
Sin embargo, lo que Brown dejó fuera del plan son los bancos, las compañías de petróleo, la industria de embotellamiento de agua y las principales compañías agrícolas en la región del Valle Central que están drenando el agua subterránea. En su plan no están incluidas políticas de largo plazo con respecto a las devastadoras sequías y el cambio climático en el futuro.
Un estudio reciente de Science Advances calculó que debido al cambio climático en el suroeste del país, los EE.UU. corre un riesgo 50 por ciento de ser golpeado este siglo por una “megasequía” que duraría por más de dos décadas. Esto significaría que habría decenas de millones de personas en una grave crisis. La continua batalla sobre los recursos de agua debe ser un punto de inflexión para todo el país.
¿Quién está desperdiciando el agua de California?
El consumidor principal de agua en California es la grande industria agrícola, engullendo el 80 por ciento del agua disponible en la superficie cada año. El estado produce la mitad de los productos frescos en los Estados Unidos y el 90 por ciento de los tomates, uvas, brócoli, lechuga, fresas y vino. Prácticamente produce todas las almendras de los Estados Unidos así como el 20 por ciento de los productos lácteos.
Para poner un poco de esta producción en perspectiva, se necesitan 700 galones de agua para producir suficiente alfalfa para que las vacas produzcan un solo galón de leche y 425 galones de agua para producir sólo 4 onzas de carne de res. La producción de una sola almendra requiere por lo menos un galón de agua.
El verano pasado, varias comunidades rurales perdieron sus fuentes de agua como los pozos y sus acuíferos se secaron. Muchas comunidades han tenido que traer camiones de cisterna con bomba para suministrar sus pozos o también les han tenido que llevar agua embotellada.
Entonces, ¿cómo ha logrado un enorme negocio agrícola seguir sobre produciendo durante la sequía más larga en la reciente historia del estado? Simplemente han perforado para explotar las reservas de agua subterránea en lo que se podría llamar “la fiebre del agua”. Esta perforación está causando un enorme e irreparable daño al medio ambiente.
Empresas fracking y de embotellado
El proceso de fracking, que consiste en inyectar agua y productos químicos en la profundidad de los suelos, utilizó cerca de 70 millones de galones de agua el año pasado. El desperdicio total de agua para la producción de petróleo y gas fue de 42 billones de galones. Esta cantidad de agua es suficiente para abastecer a San Francisco durante tres años. El verano pasado se encontró que la industria del petróleo contaminó pozos de agua por todo el Valle Central.
Mientras tanto, Nestle Water ha sido noticia por extraer y transportar decenas de millones de galones de agua subterránea sin permisos activos. Sus competidores como Pure Life, Arrowhead, Crystal Geyser, Aquafina y Dasani también están agotando las fuentes de agua de California en más de una docena de instalaciones de embotellamiento.
Soluciones falsas contra soluciones reales
La narrativa de los medios de comunicación corporativos en torno a la continua crisis en California ha confundido a la gente con el fin de seguir manteniendo el status quo. La mayoría de los informes culpan los cultivos personales o enmarca el problema como una lucha entre los residentes rurales y urbanos. La verdad es que este problema ambiental es a causa de un sistema capitalista que enfrenta a un puñado de propietarios privados contra las masas del pueblo trabajador.
La clase política está proponiendo nuevos “mercados de agua” y la privatización de la infraestructura hidráulica. Las empresas interesadas en hacerse cargo de la distribución del agua están respaldadas por grandes bancos como Goldman Sachs, JP Morgan Chase, Deutsche Bank y Barclay’s. Estas enormes instituciones financieras casi han duplicado sus inversiones en el agua; un intento de sacar provecho de la escasez.
Otras alternativas han sido descartadas por ser demasiado “costosas”. El costo calculado para cambiar los sistemas de riego por un sistema de goteo en la agricultura es de $1 millón de dólares por cada granja. Una planta de desalación construida por la firma Poseidon Water se está construyendo por $1 billón de dólares.
Sin embargo, estos costos podrían ser mucho más bajos si no fuera por las ganancias exigidas por las corporaciones y los accionistas en las tecnologías pertinentes. Aún así, el precio es sólo una gota de agua en una cubeta en comparación a los recortes de impuestos que reciben los bancos, la industria agraria y las empresas petroleras, sólo en California.
Si la gente se apoderada de las ganancias y las operaciones de estas industrias, se podría reformar y reorganizar la agricultura, los recursos energéticos y se podrían desarrollar tecnologías de agua más eficientes.
Los opositores a las regulaciones medio ambientales y a la prohibición del fracking dicen que eso eliminaría puestos de trabajo. De hecho, el enorme esfuerzo para construir infraestructura nueva y mejorada y para crear un plan económico sostenible, podría ampliamente mejorar el empleo.
Tales medidas impedirían una crisis social y económica masiva por un periodo de tiempo. Pero lo que pueden hacer por sí solas es revertir los efectos del cambio climático en una escala global. Sólo el socialismo, una sociedad basada en una planeada economía centralizada con el objetivo de satisfacer las necesidades del pueblo en vez de maximizar la ganancia, podría salvar al planeta.