La autora fue la candidata presidencial del Partido por el Socialismo y la Liberación para el año 2020
Como beneficiaria directa de la acción afirmativa en la universidad, siempre he creído en la necesidad absoluta de esta práctica para ayudar sobrepasar el racismo histórico y sistemático en la educación, el empleo y la vivienda, especialmente en cuanto concierne las comunidades negras, latinas y nativas.
El lunes, la Corte Suprema de los Estados Unidos escuchó argumentos en dos casos que buscan eliminar la raza como factor de admisión a las instituciones de educación superior — lo que acabaría con la acción afirmativa. Las preguntas de la súper mayoría racista — los jueces Roberts, Alito, Gorsuch, Thomas, Kavanaugh y Barrett — indican fuertemente que van a derrocar hasta otra política progresista histórica, a solo meses de la anulación del caso Roe v Wade y la evisceración actual de la Ley de Derecho al Voto.
La corte está decidida a destruir décadas de progreso social en todos los frentes, sin importar la opinión pública de la mayoría de los ciudadanos.
Desde el 1978, las decisiones de la Corte Suprema han ido erosionando la acción afirmativa en las admisiones escolares, pero aún sostenían el derecho de las universidades a usar la raza como un factor para admitir a estudiantes prospectivos. La última decisión en permitir la raza como factor fue Grutter contra Bollinger en el 2003.
Ahora, los demandantes reaccionarios le están pidiendo a la corte que anule Grutter y la acción afirmativa de una vez y por todas.
Los demandantes son los mismos en ambos casos — Estudiantes para Admisiones Justas contra el Presidente y los Becarios de Harvard College (Students for Fair Admissions v. President and Fellows of Harvard College), y Estudiantes para Admisiones Justas contra la University of North Carolina (Students for Fair Admissions v. University of North Carolina et al). Los demandantes alegan que cualquier consideración de raza en el proceso de admisión de un estudiante es “racista” en sí mismo y viola la Decimocuarta Enmienda a la Constitución de los EE.UU., la cual garantiza “protección igualitaria bajo la ley”.
Aunque los Estudiantes para Admisiones Justas (SFFA) alegan tener miles de miembros, el líder de la SFFA ni siquiera es estudiante. Él es Edward Blum, un notorio financiador de casos racistas que han llegado a la Corte Suprema antes. En Shelby County v Holder, por ejemplo, la decisión del 2013 destripó la Ley de Derecho al Voto de 1965, eximiendo estados antiguamente segregados, de “aprobación preautorización”. El proceso requería que ciertos estados con una historia de represión contra votantes negros consiguieran autorización federal antes de implementar cualquier cambio al proceso de votación.
Tal vez el argumento más insultante de los demandantes es su uso de la decisión histórica Brown contra la Junta Educativa (Brown v. Board of Education) para su objetivo racista.
Invirtiendo la realidad, la SFFA alega que la decisión histórica de 1954 — que ordenó la desegregación de las escuelas — fue “racialmente neutral” porque rechazó escuelas separadas para niños negros y blancos. Pero toda la premisa de Brown, como alegada por la NAACP, fue que la estructura profundamente racista de las escuelas segregadas del sur mantenía a los niños negros en condiciones escandalosamente inferiores y que se les hacía daño psicológico. El sistema de apartheid para nada era racialmente neutral. Ni lo fue la resolución en Brown.
La acción afirmativa fue ganada a través de la lucha
Las luchas sociales de los sesenta y setenta — por derechos civiles y electorales, por la desegregación de la transportación pública y la vivienda, el surgimiento de las panteras negras y la liberación negra — también trajo consigo la demanda por programas que corrigieran injusticias históricas en la educación. Las políticas no escritas de la mayoría de las universidades discriminaban en contra de jóvenes negros y de color y el currículo perpetuaba las ideas de supremacía blanca.
Estudiantes en todo el país empezaron a organizar en sus recintos para exigir programas de acción afirmativa, incluyendo cuotas para garantizar que las universidades lograran metas significativas de reclutamiento y retención de estudiantes que habían sido desventajados históricamente. Los estudios de etnia se convirtieron en un punto focal.
En San Francisco State University en 1968, una huelga militante de cinco meses por la Unión de Estudiantes Negros, el Frente de Liberación del Tercer Mundo y sus partidarios llevó a esa universidad a establecer la primera Escuela de Estudios de Etnia en los Estados Unidos. En todo el país, los estudiantes pusieron su propia educación en riesgo por luchar por el futuro de generaciones de estudiantes.
En enero de 1969, los estudiantes negros de Brandeis University se apoderaron del edificio Ford Hall dentro del recinto por 11 días. Tres meses después de la huelga, Brandeis acordó establecer el Departamento de Estudios Africanos y Afroamericanos, uno de los primeros en el país. Ganaron muchas otras exigencias también, incluyendo becas para estudiantes desventajados negros, latinos y nativos, y lograron que reclutadores de estudiantes viajaran a ciudades para buscar estudiantes de color de bajos ingresos. Para desmentir la idea de que solo estudiantes con notas altas y puntuaciones altas en los exámenes de admisión eran “capaces” de ir a la universidad, Brandeis instituyó el Programa Año de Transición (TYP), que le otorgaba un año de tutorías y clases de universidad con matrícula completa, alojamiento y alimento a jóvenes que no habían completado la escuela superior. Muchos de mis amigos se graduaron de Brandeis gracias al TYP.
Así fue que “encontré” a Brandeis, gracias a los estudiantes negros que empezaron la lucha. Como una joven chicana de escuela superior en Albuquerque, ni siquiera había escuchado de la acción afirmativa. Pero en la primavera de mi cuarto año, a varios de nosotros nos llamaron a la oficina de la consejera. Una joven chicana de Brandeis nos dijo, “Soliciten a Brandeis, hay becas allí”. Al no tener fondos para los estudios universitarios a pesar de haber sido aceptada a otras dos escuelas, tomé su oferta. Tenía buenas notas en la escuela superior, pero mi familia no tenía el dinero.
Me aceptaron con una beca de cuatro años con 92% de la matrícula pagada. Rápidamente me enteré por los otros estudiantes de donde vino mi “fortuna”. Simplemente, fue la lucha persistente y organizada de los estudiantes negros, a los que luego se unieron estudiantes latinos y asiáticos. Arriesgaron su propia educación, en algunos casos hasta arriesgaron ser expulsados por su postura desafiante en defensa de otros estudiantes.
Una oportunidad real y apoyo material fueron clave. Pero claro, tan pronto se implementaron programas de acción afirmativa en los EE.UU., esas mismas universidades empezaron a eliminar beneficios. Igual pasó en Brandeis. La universidad empezó a cortar la acción afirmativa. Así que, en la primavera de mi primer año, unas cuantas decenas de estudiantes y yo tomamos control del edificio de administración por un día. Un año y medio después, tomamos el edificio de arte por seis días para exigir que no hubiera más cortes al programa de acción afirmativa. En mi primer año, me di cuenta de que el problema era el sistema y que tenía que convertirme en socialista.
La SFFA alega falsamente que representa comunidades de asiáticos americanos
La SFFA alega que se está discriminando contra los estudiantes asiáticos y blancos por las consideraciones de raza para los estudiantes negros y de color. Es una vieja táctica probada para tratar de dividir a comunidades y ponerlas en conflicto.
El Gremio Legal Nacional Asiático y Pacífico (National Asian Pacific American Bar Association, NAPABA) y la Asociación Nacional LGBTQ+ (National LGBTQ+ Bar Asociation) presentaron un amicus curiae en respaldo de la acción afirmativa. NAPABA dice que, en parte, “el demandante intenta caracterizar a los americanos de ascendencia pacífica asiática como víctimas de los programas de admisión en base a raza, pero los americanos de ascendencia pacífica asiática de hecho apoyan fuertemente los programas de admisión en base a raza y los beneficios de la diversidad en el ambiente educativo.
“Claro, es importante reconocer que la comunidad de americanos de ascendencia pacífica asiática es amplia y diversa, con individuos representando más de cincuenta grupos étnicos de Asia central, oriental, el sur, las Islas del pacífico, y las comunidades nativas hawaianas. A pesar de esta diversidad, la data de encuestas y electoral consistentemente demuestra que la comunidad de americanos de ascendencia pacífica asiática apoya de manera amplia y mayoritaria a los programas de admisión en base a raza”.
La mentira de la neutralidad racial
Declarar formalmente la igualdad sin remedios para que se logre, emplear criterios “racialmente neutrales” – esto no asegura que va a haber igualdad. En realidad, esto perpetúa la desigualdad que existe en la sociedad en general, desigualdad que se está haciendo cada vez más profunda bajo el capitalismo.
La propuesta de la SFFA para una alternativa “racialmente neutral” en Harvard fue desmentida en los argumentos presentados ayer, por el abogado de Harvard, Seth Waxman. Citando los hallazgos de la corte de distrito, Waxman demostró que el “Plan D de simulación de neutralidad racial” cortaría la cantidad de estudiantes negros admitidos a Harvard de 14% del cuerpo estudiantil a solo 6-10%.
En otras palabras, una decisión a favor de la SFFA se calcula cortaría la mitad de la matrícula estudiantil negra de Harvard!
La agenda amplia de la Corte Suprema incluye más decisiones racistas y antiobreras. Por ejemplo, la Ley para el bienestar de los niños indios de 1978 (Indian Children Welfare Act, ICWA) les da prioridad a las familias nativas para adoptar niños nativos huérfanos. ¡Los demandantes blancos del caso de la ICWA alegan que darles a las naciones nativas derecho preferencial en la adopción de un niño nativo es racista porque considera la raza al encontrar un lugar para el niño en su comunidad! Tales ataques sin precedentes deben ayudar a preparar el terreno para una lucha amplia en contra de la corte supremacista blanca, y para defender los derechos democráticos del pueblo.