El 29 de abril, como parte de una jornada de movilizaciones (Cap the Rents Day of Action), y solo dos días antes de que entrara en vigor el mayor aumento de alquileres en más de cuatro décadas en Washington D. C., el Partido por el Socialismo y la Liberación (PSL) y los residentes locales de D. C. se movilizaron en los vecindarios de Mount Pleasant, Shaw y Congress Heights para exigir que la alcaldesa Muriel Bowser y el Concejo de D. C. que usaran su autoridad para limitar el escandaloso aumento.
El día de acción fue la culminación de semanas de difusión y organización comunitaria, y buscó dar voz, credibilidad y crear redes de solidaridad entre las personas en D. C. que ya enfrentan malas condiciones de vida. Las diversas manifestaciones organizadas en todo el distrito sirvieron de plataforma para que la gente compartiera sus preocupaciones y a su vez visibilizar el amplio apoyo a esta lucha de parte de dirigentes sociales, sindicatos de inquilinos e inquilinos de clase trabajadora que enfrentan las consecuencias de la subida de alquileres. A pesar de la amenaza de lluvia, militantes de PSL, el Sindicato de Inquilinos de Woodner, y muchos más se unieron para expresar una exigencia clara: ¡Los precios de alquiler deben ser regulados!
En la esquina de Malcolm X y Avenida Martin Luther King en el sureste de D. C., un residente de Congress Heights hizo un llamado a la unidad: “Todos debemos dar un paso adelante y protestar por esto, ¡nos afecta a todos… excepto a los ricos!”
A finales de febrero, el concejo del distrito aprobó discretamente un aumento permitido del 8.9% en el alquiler de las unidades de vivienda de alquiler controlado (“rent-controlled”), un subsidio que entró en vigor el 1 de mayo. Militantes de PSL llevaron a cabo campañas de distribución de panfletos y carteles en la calle durante más de un mes para llamar la atención de los residentes del distrito sobre el aumento de la renta.
La vivienda de alquiler controlado es vital en Washington, D. C. El costo total de vida en D. C. es un 53% superior a la media nacional, mientras que el costo promedio de la vivienda por sí solo es un 144% más alto que el promedio nacional. El ingreso individual promedio en D. C. es de poco más de 50,000 al año, mientras que el costo de vida promedio en el distrito es de poco menos de 80,000.
Cada día, las contradicciones de la vivienda bajo el capitalismo se vuelven más innegables. Con los aumentos de alquiler permitidos cada año, uno esperaría ver un aumento correspondiente en los salarios y los ingresos. En realidad, el ingreso familiar promedio en el distrito de Columbia ha estado disminuyendo desde el 2019. “No podemos seguir aumentando nuestro alquiler de manera exponencial cuando nuestros salarios no están aumentando al mismo paso”, dijo Delaney Leonard, estudiante de la Universidad de Howard y militante de PSL en Congress Heights, D. C.
Otra contradicción de este tipo es la alta tasa de personas sin hogar en la capital de la nación. “¿Cómo demonios podemos tener toda esta falta de vivienda en Washington, D. C., y todas estas casas de lujo que nadie puede pagar?” cuestionó la residente de Brookland Manor y miembro de la Coalición de Inquilinos de Brookland Manor Cheryl Brunson. De acuerdo con la Asociación Comunitaria para la Prevención de la Falta de Vivienda, “En una noche cualquiera en el distrito de Columbia hay 3,403 personas y 1,007 adultos y niños de 347 en situación de calle”. Además de estas cifras desgarradoras, casi el 84% de las personas sin casa en el distrito también son negros, señalando las estructuras altamente racializadas que guían la gentrificación.
Cada año, la cantidad máxima que los propietarios pueden legalmente aumentar el alquiler se calcula en función de la tasa de inflación alcanzada en el año anterior. Desde el 2022, el Índice de Precios al Consumidor utilizado para determinar las tasas de inflación ha sido excepcionalmente alto en D. C., en gran parte debido a los escalamientos bélicos de los Estados Unidos contra Rusia y China.
Los residentes de D. C., a pesar de estar sujetos a impuestos en toda la extensión de la ley, no tienen representación en el gobierno. Cuando el Congreso aprueba medidas que aumentan la inflación, se hace sin el consentimiento democrático de las personas que viven y trabajan en el distrito. Tales aumentos drásticos en el alquiler son parte de una estrategia histórica de gentrificación para expulsar a los residentes de clase trabajadora, predominantemente negros y de larga data para dar paso a los recién llegados ricos y predominantemente blancos al área.
Exactamente cuál será la tasa de aumento del alquiler (menor o igual al 8.9%) variará de una unidad a otra, dependiendo de cuánto más dinero quieran tomar los propietarios individuales para sí mismos. Un sistema que depende de la buena voluntad de una pequeña minoría de capitalistas que proporcionan viviendas al mejor postor es un sistema inaceptable. Estas circunstancias no son el único resultado de la connivencia de los propietarios de inmuebles, como reconoció un inquilino de Woodner: “A los propietarios se les ha dado el poder de ser tan codiciosos como quieran al exprimir cada centavo que con tanto esfuerzo ha sido ganado por la clase trabajadora”. Los propietarios solo pueden expropiar la cantidad de ingresos de los trabajadores que el gobierno les permita.
La aprobación de un aumento de casi un 9% en el alquiler para las personas que viven en unidades de vivienda “de alquiler controlado” es una declaración abierta de que los intereses de los propietarios y desarrolladores no solo han llegado controlar las decisiones del concejo y la alcaldesa, sino que nos deja claro que son enemigos de la clase trabajadora y la gente oprimida. Nosotros, la clase trabajadora —los productores de todo el valor y los responsables del funcionamiento de D. C.— debemos recordarles a nuestros enemigos cuáles son nuestras necesidades, y dejarles claro que las olas de la liberación están por romper.