El Partido para el Socialismo y Liberación expresa nuestras condolencias y solidaridad con aquellos que han sufrido la pérdida de seres queridos, que han sido lesionados o que han perdido sus hogares y otras pertenencias vitales como resultado de la devastación del huracán Harvey.
Doce años después de que el huracán Katrina destruyera Nueva Orleans y gran parte de la costa del golfo de México, millones de personas en el sureste de Texas están actualmente sufriendo el impacto devastador de otra gran tormenta. Un número desconocido de personas han muerto o han desaparecido, y decenas o cientos de miles se encuentran en búsqueda desesperada de refugio a medida que la inundación sube a niveles históricos. Miles de voluntarios heroicos de todas las nacionalidades se han sumado a los esfuerzos de rescate de las miles de personas en azoteas y asilos.
La causa inmediata de la crisis es un nivel récord de precipitación, en algunos lugares han caído más de 50 pulgadas de lluvia en pocos días. Pero como sucedió con Katrina y con prácticamente cada desastre natural de gravedad en EE.UU., la crisis ha sido agravada por una vil falta de preparación por parte del gobierno.
El huracán Harvey ha revelado que el gobierno en todos los niveles se encuentra lamentablemente no preparado para satisfacer las necesidades de la gente. Mientras que en momentos de normalidad esta realidad se encuentra un tanto oculta, en tiempos de catástrofe se vuelve totalmente visible e innegable.
La causa fundamental del repetido patrón de fracasos gubernamentales es que en el actual sistema capitalista los gobiernos no están organizados con el fin de servir los intereses la gente, sino que de los jefes corporativos y de los super-ricos.
El Centro para Política Internacional, un grupo de investigación y de leyes basado en Washington, afirma que “una persona tiene 15 veces mayor probabilidad de morir en un huracán en los Estados Unidos que en Cuba”. ¿Cómo es posible que la Cuba socialista, un país bloqueado y con muchos menos recursos que los EE.UU., “consistentemente enfrente huracanes de categoría 4 y 5 con relativamente pocas muertes”? Un artículo del New York Times del 2013 reportó:
“Cuba habría sufrido mucho más de no ser por su sistema de preparación para tormentas bien desarrollado. Es un proceso de múltiples niveles que comienza con los jóvenes. Estudiantes de primaria practican evacuaciones; estudiantes de la preparatoria monitorean vecindarios para identificar árboles débiles y otros riesgos. En caso de una tormenta, el líder de cada institución — escuelas, hospitales, hoteles — es considerado como miembro de la Defensa Civil Cubana, la cual es responsable de asegurar el bienestar de aquellos que los rodeen. En Pinar del Rió, la provincia más vulnerable, el gobierno hace uso de grandes brigadas para preparase para un desastre. ‘Si no tienes a dónde ir, están los refugios del estado, donde hay comida, agua y doctores’, dijo María Fajardo, una residente.(“Consejos de Huracán desde Cuba,” New York Times, 29 de Julio de 2013)
Houston, ciudad de rápido crecimiento y la cuarta cuidad más grande de los EE.UU., con una población metropolitana de 6.6 millones, se encuentra en planicies bajas y es vulnerable a las inundaciones. El desastre actual es el último y el más intenso de una serie de cuatro episodios de inundación de los últimos nueve años. Una de las causas principales es que la ciudad no tiene reglamentos de zonificación, lo cual resulta en que el desarrollo, y por consiguiente, las preparaciones de emergencia, gran medida no sean planeadas.
Un artículo del 6 de Diciembre en la Tribuna de Texas reportó: “A pesar de que en las últimas décadas millones de personas se han asentado en el área metropolitana de manera masiva, funcionarios locales han rechazado intentos de hacer más estrictos los reglamentos de construcción, permitiéndoles a los desarrolladores construir sobre áreas cruciales de pradera que en otro tiempo habrían absorbido grandes cantidades de lluvia. Esto ha llevado a un exceso de agua durante tormentas que atraganta la amplia red de pantanos, sistemas de drenaje y dos presas gigantescas del gobierno federal, poniendo en peligro a muchas casas a los alrededores … “
Mientras que el huracán se aproximaba, el alcalde de Houston Sylvester Turner le pidió a los residentes permanecer en sus casas, aludiendo al temor de un atasque de las autopistas seguido de una inundación. Cuando el nivel de las aguas aumentó, funcionarios de la ciudad le aconsejaron a los residentes subir al 2do piso, y, si el agua seguía subiendo, a las azoteas, y de “agitar toallas blancas para llamar la atención.”
Por su parte, el gobernador de Texas, de derecha y despiadado, instó a los residentes a evacuar, pero sin ofrecer asistencia o siquiera un plan para los evacuados. Esto también se asemeja a Katrina, en donde aquellos con capacidad de pago escaparon de Nueva Orleans en medio de un caos, en autopistas atascadas, obligados a pagar precios carísimos para hospedarse en hoteles, mientras que aquellos sin recursos se quedaron atrás, resultando en la muerte de más de 1,800 personas al reventar los diques, en su mayoría Afroamericanos pobres.
Mientras que la crisis en Texas ha progresado a una catástrofe, el Presidente Trump publicó otro tweet jactancioso, “¡Wow – Ahora los expertos están identificando a #Harvey como una inundación de una vez en 500 años! ¡Nuestros esfuerzos van con todo, y van bien!” Más tarde durante la semana hizo una recomendación de un libro en Twitter, seguido de una admisión de haber perdonado al alguacil criminal Joe Arpaio en el momento en que Harvey arrasaba porque los ratings de televisión “serían más altos”.
Houston es la sede de muchas refinerías de petroleo, las cuales cerraron en anticipación de la tormenta, en algunos casos vertiendo contaminantes tóxicos sobre las aguas de inundación, afectando así a comunidades a los alrededores, en su mayoría Latinos y Afroamericanos. Una planta química al borde noreste de Houston, Arkema, se encuentra en grave peligro de explosión masiva ya que los sistemas de enfriamiento y generadores de respaldo han fallado. [Nota del editor: la planta explotó la noche del 30 de agosto, hay peligro de más explosiones.]
Incluso antes del cierre, algunos ejecutivos de la industria del petróleo hablaban de aumentos al precio de la gasolina al reanudar operaciones, elevando las acciones de gasolina un 7%. Como siempre, los especuladores corporativos sólo comparten un verdadero objetivo.
Casi 600,000 trabajadores indocumentados viven en Houston. Mientras que el gobernador le ordenaba a los Houstonianos evacuar, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) anunció que se mantendrían los puestos de control internos en autopistas principales. Los trabajadores indocumentados se vieron obligados a decidir entre las inundaciones y la amenaza de deportación potencial.
Más de 30% del condado Harris, 444 millas cuadradas, se encuentra bajo agua y cientos de miles de residentes han sufrido daños a causa del agua que en muchos casos requerirá decenas de miles de dólares en gastos de reparación – en casos en donde haya reparación alguna.
Mientras que Trump montó una visita de tipo relaciones públicas para “evaluar” el daño en Texas, su administración ha hecho un llamado para recortar el presupuesto federal de seguro contra inundaciones y de subsidios para seguros de inundación a propietarios de vivienda que vivan en áreas con alta vulnerabilidad a inundaciones. En caso de ser implementados, estos recortes elevarían los gastos de seguro anuales a niveles astronómicos, desde las actuales mensualidades de $100-200 a hasta $2,400.
Actualmente, los seguros de propietarios de viviendas cubren daños causados por el viento, pero no por el agua. Muchos Houstonianos cuentan con el seguro anterior, pero no el último.
El peligro en el sureste de Texas sigue siendo grave, la lluvia sigue cayendo, los ríos y pantanos siguen subiendo, y viejas presas y diques se encuentran en riesgo de fallar. Pero incluso si dejara de llover en este instante y si los ríos cedieran inmediatamente, la crisis a largo plazo apenas estaría comenzando.
Nos aguardan muchos meses o más de reconstrucción. El Partido para el Socialismo y Liberación elogia a aquellos en el lugar de los hechos en Texas que se encuentran involucrados en el esfuerzo de recuperación, y nos sumamos a este esfuerzo.
A a vez, lo que se necesita ahora más que nunca es un movimiento popular masivo que le exija a los gobiernos federales y estatales el proporcionar socorro y fondos – en lugar de préstamos aplastantes – para reconstruir lo que ha sido destruido, de manera sostenible.
Necesitamos un nuevo sistema político de gobernación. En el capitalismo los recursos abundantes de la sociedad son dirigidos por el gobierno para asegurar el lucro de los banqueros, desarrolladores de bienes raíces y de corporaciones, en lugar de proteger y defender a todas las personas y al medio ambiente.
¡Las necesidades del pueblo son lo primero!
Traducción por Ernesto Alfonso.