El 12 de junio del 2020, el Enviado Especial a la República Bolivariana de Venezuela, Alex Nain Saab Moran, fue arrestado en Cabo Verde a instancias del gobierno de Estados Unidos. El Enviado Especial Saab se encontraba en Cabo Verde en una parada de reabastecimiento de combustible mientras se dirigía a Irán como parte de una serie de misiones diplomáticas para asegurar combustible, medicamentos y alimentos básicos para el pueblo venezolano. Esto fue en el apogeo de la pandemia de COVID-19, en un momento en que el bloqueo inhumano contra Venezuela se intensificaba y los recursos eran más escasos que nunca. A pesar de su estatus diplomático, y el hecho de que estaba en una misión especial para llevar ayuda a su pueblo en medio de una pandemia mundial, el 16 de octubre del 2021, Alex Saab fue extraditado a Estados Unidos para enfrentar cargos de conspiración para lavar dinero. Al momento de escribir este artículo, los Estados Unidos no han proporcionado pruebas para corroborar estos cargos.
Más aún, de acuerdo con el derecho internacional, el estatus de enviado especial de Saab debería haberle otorgado inmunidad diplomática e impedido su extradición, haciendo de su “extradición” nada más que el secuestro de un diplomático extranjero por parte de Estados Unidos. Incluso antes de que ocurriera el secuestro, varios organismos regionales e internacionales, incluido el Tribunal de Justicia de la Comunidad Económica de los Estados de África Occidental (ECOWAS) y el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, expresaron su preocupación por la situación y pidieron la liberación de Saab. Sin embargo, casi tres años después, Saab sigue bajo custodia estadounidense en el Centro de Detención Federal de Miami, y su esposa Camila y su familia extendida aún enfrentan la persecución de Estados Unidos y sus aliados. La naturaleza ilegal de su detención y, como veremos, las evidentes motivaciones políticas detrás de esta, hacen de Saab un prisionero político, un sacrificio humano en la continua búsqueda de la hegemonía global de Estados Unidos.
¿Quién es Alex Saab?
Alex Saab nació en Colombia, el 21 de diciembre de 1971, pero tiene ciudadanía venezolana. Es licenciado en economía y filosofía y padre de cinco hijos. A principios de la década de 2000, Alex Saab era un empresario dedicado a la exportación de textiles; también participó en proyectos de construcción para el desarrollo de viviendas sociales en Venezuela. En marzo deL 2015, la vida de Alex Saab cambiaría después de que el presidente Barack Obama firmara la Orden Ejecutiva 13692, que declaró a Venezuela “una amenaza inusual y extraordinaria”, recrudeciendo las sanciones contra la nación caribeña. Para hacer frente a la escasez causada por las nuevas sanciones, el presidente venezolano Nicolás Maduro creó el programa social Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP). El programa fue un éxito, proporcionando alimentos subsidiados a 10 millones de familias, gracias en gran parte a Saab, que obtuvo importantes acuerdos comerciales con otros países.
Su papel crucial en el éxito del programa lo llevó a ser nombrado enviado especial para asuntos humanitarios de la República Bolivariana de Venezuela el 9 de abril del 2018. Su papel como enviado especial era conseguir alimentos básicos, medicamentos, equipos médicos y combustible de los pocos países que aún estaban dispuestos a comerciar con Venezuela a pesar de las sanciones de Estados Unidos.
En marzo y abril del 2020, el Enviado Especial Saab realizó dos misiones diplomáticas en Irán. La primera tenía como objetivo ampliar los lazos comerciales entre Venezuela e Irán y adquirir 220 contenedores de alimentos básicos y medicamentos. La segunda misión se centró en la adquisición de gasolina y medicamentos que se necesitaban con urgencia, ya que Venezuela sufría en ese momento no solo por las sanciones ilegales impuestas por Estados Unidos, sino por la devastadora pandemia de COVID-19. El 1 de abril del 2020, en pleno apogeo de la pandemia, Saab realizó una tercera misión a Irán, esta vez para
negociar acuerdos comerciales con el gobierno iraní y el sector privado del país. Fue durante esta tercera misión que fue arrestado en Cabo Verde y posteriormente extraditado a los Estados Unidos.
Detención ilegal y tortura
El 12 de junio del 2020, a solicitud de Estados Unidos, el Enviado Especial Saab fue detenido ilegalmente en Cabo Verde sobre la base de una notificación roja de INTERPOL. Increíblemente, la notificación fue emitida bajo el nombre de otra persona. Además, al momento de su arresto ilegal, a Saab no se le presentó ni la notificación roja ni una orden de arresto, y fue detenido incluso después de informarle a la policía local que era diplomático y que portaba documentos que confirmaban su estatus. Esta fue una violación flagrante de numerosas leyes internacionales que protegen la libertad de movimiento de los diplomáticos. El 25 de junio del 2020, a raíz de una solicitud urgente del gobierno venezolano, INTERPOL canceló la notificación roja. Sin embargo, las autoridades de Cabo Verde se negaron a liberar al diplomático.
El 29 de junio del 2020, la Embajada de los Estados Unidos en Cabo Verde solicitó a las autoridades locales que extraditaran a Saab a Estados Unidos de conformidad con una acusación presentada en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos para el Distrito Sur de Florida en julio del año anterior. En marzo del 2021, el Tribunal de Justicia de la ECOWAS, ordenó a Cabo Verde que liberara de inmediato al Enviado Especial Saab y que pusiera fin a todos los procedimientos y procesos para extraditarlo a Estados Unidos. A pesar de la falta de base legal para su arresto y de las súplicas del Tribunal de la ECOWAS para su liberación, Alex Saab permaneció languideciendo por otro año en una prisión de Cabo Verde. Las condiciones de su encarcelamiento ilegal fueron inhumanas.
En Cabo Verde, Saab estuvo recluido en régimen de aislamiento, en una celda oscura sin ventilación adecuada.
También fue sometido a torturas físicas durante horas –incluida la colocación de una bolsa en la cabeza para asfixiarlo y la extracción de dos de sus muelas– para obligarlo a firmar una declaración contra Venezuela. Saab también es un sobreviviente de cáncer de estómago y diabético, y su brutal tratamiento solo exacerbó estas condiciones preexistentes. Desde su detención inicial, Saab ha perdido más de 40 libras y actualmente está experimentando sangrado en el tracto digestivo, lo que su familia teme sean signos de que su cáncer ha regresado. En julio del 2021, a medida que su condición empeoraba, un médico pudo visitar a Saab en prisión. En su informe, el médico recomendó el acceso a la atención médica adecuada. Las autoridades de Cabo Verde ignoraron la recomendación. En septiembre de ese mismo año, el médico visitó nuevamente a Saab y emitió un segundo informe en el que enfatizó la necesidad de que Saab recibiera atención médica especializada e instó a las autoridades a reconsiderar este tema. Las autoridades de Cabo Verde volvieron a ignorar las recomendaciones del médico.
El 19 de julio del 2021, el Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria (GTAD) del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en una carta en la que se refieren al “Embajador Saab”, solicitó al Gobierno de Cabo Verde que explicara la base legal para la detención de un funcionario con inmunidad diplomática, y que explicara las denuncias de tortura y violaciones de derechos humanos cometidas en su contra. Sin embargo, antes de que se respondieran estas preguntas, y antes de que se procesara su caso, el 16 de octubre del 2021, desafiando tanto el derecho local como el internacional, y sin siquiera notificar ni a sus abogados ni a su familia, las autoridades de Cabo Verde extraditaron a Saab a Estados Unidos.
La criminalización de la ayuda
Alex Saab se encuentra actualmente detenido en el Centro de Detención Federal de Miami. Su salud se está deteriorando; ha estado vomitando sangre durante semanas y todavía se le niega atención médica.
Su esposa y sus hijos no lo han visto en dos años y ocho meses. Además, en otra burla al derecho internacional, Estados Unidos incluso ha negado las solicitudes de Venezuela de otorgarle visitas consulares, que están protegidas por el artículo 36 de la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares.
Los cargos contra Saab se derivan de una acusación formal del 2019 en un tribunal federal de Miami por presuntos cargos de conspiración para lavar dinero, de los cuales Saab se declaró inocente. Según el gobierno de Estados Unidos, el supuesto delito de Saab fue realizar comercio internacional que eludió las sanciones de Estados Unidos. Para Washington, al parecer, el diplomático de un Estado soberano que asegura alivio para su pueblo al participar en el comercio con otro gobierno soberano es un crimen. De hecho, una investigación de dos años por parte del gobierno suizo sobre las transacciones de Saab con bancos suizos concluyó en marzo del 2021 que no hubo lavado de dinero.
A pesar de los cargos fraudulentos, como se mencionó anteriormente, solo la inmunidad diplomática de Saab debería haber impedido su extradición. Por estos motivos, sus abogados presentaron una moción para desestimar
los cargos el 21 de enero del 2021. Pero el 24 de diciembre del 2022, el juez de Florida Robert Scola rechazó la moción de desestimación al fallar en contra de las reclamaciones de inmunidad diplomática. Scola argumentó que debido a que el gobierno de Estados Unidos no “reconoce” al gobierno de Maduro, esto debería descalificar a cualquier persona venezolana designada con estatus diplomático. Esto se produce después de que la administración Trump respaldara públicamente la autoproclamación del presidente títere de Estados Unidos, Juan Guaidó, como “presidente interino” de Venezuela. El juez citó además supuestas inconsistencias en los documentos presentados por los abogados de Saab como evidencia de su posición diplomática, declarando: “Contra esta suma de inconsistencias probatorias e indicios de manipulación documental, la Corte puede concluir que el régimen de Maduro, de manera post hoc, ha hecho todo lo posible para imprimir a Saab Moran un estatus diplomático que no poseía de hecho en la [fecha de su arresto]”.
Sin embargo, hay pruebas abrumadoras de que el gobierno de Estados Unidos no solo estaba al tanto del estatus diplomático de Saab antes de su arresto en Cabo Verde, sino que pasaron más de un año negociando su extradición ilegal con el gobierno cómplice de Cabo Verde. Más aún, algunos funcionarios estadounidenses estaban tan seguros de su impunidad que publicaron pruebas de la ilegalidad de sus actos.
En su libro del 2022, A Sacred Oath, el ex Secretario de Defensa de Estados Unidos, Mark T. Esper, afirma rotundamente que “Estados Unidos, de hecho, sabía que Alex Saab estaba en una Misión Especial para negociar un acuerdo entre Irán y Venezuela para recibir más combustible, alimentos y suministros médicos”. En otro libro, Never Give an Inch, el secretario de Estado de Trump, Mike Pompeo, escribe: “…los especialistas tuvieron la oportunidad de atrapar a Alex Saab… mientras estaba en una misión para organizar un intercambio de oro venezolano por petróleo iraní…” En el mismo libro, se jacta del alcance global de Estados Unidos, alcance que le permitió a Estados Unidos sabotear un acuerdo comercial iraní-venezolano y presionar a una pequeña nación insular para que arrestara a un hombre “buscado”. Además, en 2022, James Story, embajador de Estados Unidos en Venezuela con base en Colombia, dijo en una entrevista que Washington estuvo 15 meses en negociaciones con Cabo Verde para asegurar la extradición de Saab, e incluso felicitó al gobierno de Cabo Verde por “mantenerse firme”.
Este flagrante y abierto desprecio por el derecho internacional no solo es atroz en sí mismo, sino que sienta un peligroso precedente. El hecho de que Estados Unidos esté dispuesto a hacer cumplir sus sanciones, ya ilegales, mediante arrestos extraterritoriales de diplomáticos –funcionarios cuya inmunidad está protegida incluso en tiempos de guerra– debería hacer sonar las alarmas en la comunidad internacional.
Debemos ser solidarios con Alex Saab y el pueblo venezolano y exigir su liberación inmediata.