Foto: Trump hablando en un mitin de campaña en 2016. Crédito: Wikimedia Commons
Para las personas que luchan por un cambio radical en la sociedad, la perspectiva concebible de que la administración de Trump podría llegar al poder una segunda vez no debería de ser ignorada o minimizada. Es crucial que estudiemos cualquier evidencia disponible que nos permita anticipar la lucha que se avecina. Quizás no haya mejor lugar para empezar que el programa extensivo preparado por la elite legislativa de la derecha misma: una iniciativa llamada el Proyecto 2025.
El Proyecto 2025 es un documento de casi mil páginas que presenta, con gran detalle, las medidas reaccionarias que serán implementadas durante la segunda administración de Trump. Es un plan para destrozar los derechos civiles y sociales fundamentales que fueron ganados durante generaciones de lucha. Al mismo tiempo, la campaña defectuosa de Biden está usando el proyecto como razón para votar por él. Los líderes demócratas, sin tener algún programa positivo o un argumento de peso para motivar a su base, y fallando en abordar la crisis que la clase obrera enfrenta mientras financian un genocidio, están apuntando al Proyecto 2025 y dicen “miren que mala es la alternativa”.
El Proyecto 2025 tiene rivales en la derecha. Otras centros de poder de la clase dominante están proponiendo sus propios programas, como la plataforma oficial ultraderechista del Partido Republicano o la iniciativa “Agenda 47”. Tal vez percibiendo lo profundamente impopulares que son las políticas propuestas, Trump ha intentado recientemente distanciarse del Proyecto 2025. Pero, dejando de lado los cálculos de campaña, el Proyecto 2025 representa la verdadera agenda de algunas de las fuerzas más poderosas que respaldan a Trump y que estarían en una posición privilegiada para dar forma a las acciones de su segundo gobierno, si se concretara. Algunas partes de esta agenda ya están siendo implementadas por la Corte Suprema, que ha emitido una serie de fallos recientes para destruir las regulaciones corporativas.
Este artículo es el primero en una serie de Liberation News analizando las múltiples facetas de la agenda del Proyecto 2025. Este artículo fue escrito con la meta de movilizar la clase obrera en una lucha lo más amplia posible para derrotar el ataque de la derecha, y avanzando hacia un fin del sistema capitalista que hace estos ataques inevitables. Hacer eso significa ejercer independencia política total del partido demócrata y el brazo liberal de la clase dominante.
Las élites de ultraderecha sientan las bases para ataques históricos
El Proyecto 2025 consiste en el documento de política principal, un plan de corto plazo de 180 días llamado Transition Playbook, y un programa de entrenamiento llamado Academia de la Administración Presidencial, y un base de datos de “servidores públicos” quienes son evaluados y aprobados como partidarios fieles al plan. El programa político establece un asalto completo —revocar el derecho a sindicalizar, destrozar cualquier programa que aborde el tema del racismo, privatizar y eliminar programas sociales esenciales que ayudan a la clase obrera, y desatar una ola de violaciones de libertades civiles represivas junto con una política militarista en el exterior.
Es una iniciativa de la Fundación Heritage, quizás el think tank más importante de la elite de la derecha. La fundación propone un programa parecido adelante de cada elección presidencial llamado “El mandato para el liderazgo”. Pero esta vez, se ha renovado el significado dado los extremos que Trump y su círculo están dispuestos a tomar para derrotar los derechos del pueblo.
Paul Dans es el director del Proyecto 2025, quien sirvió como jefe de personal en la Oficina de Gestión de Personal durante la administración de Trump. Su experiencia es especialmente relevante dado que el proyecto enfatiza contratar personal en la administración de Trump con títeres políticos. El director de la Oficina de Personal de La Casa Blanca, Johnny McEntee, aparentemente también es parte del Proyecto 2025.
De hecho, el aparato del gobierno federal es el eje central de la agenda del Proyecto 2025. A lo largo de los años, las reglas y regulaciones han sido implementadas para asegurar que las funciones principales del gobierno federal sean realizadas por los funcionarios que seguirán ahí sin importar un cambio de administración. El Proyecto 2025 intenta revertir y sustituir los trabajadores del sector público con los miembros de personal que Trump escoja. O en muchos casos, los trabajadores federales que fueron despedidos no serán sustituidos –los arquitectos del Proyecto 2025 quieren eliminar todas las instituciones de gobierno que regulan las corporaciones. Esto incluye medidas como eliminar el Departamento de Educación yla Agencia de Protección Ambiental, deshacerse de la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional y más. Estas medidas drásticas propuestas reflejan el hecho de que la derecha de la clase dominante cree que tiene una oportunidad histórica delante de ellos.
Una apuesta por hacer retroceder el reloj
Los términos de la explotación y la opresión bajo el capitalismo de EE. UU. están sujetos a cambio –por mucho que el núcleo de la dictadura de clase capitalista siga siendo el mismo, el sistema es, en otros aspectos, muy flexible. Como cualquier clase dominante, los multimillonarios de Wall Street algunas veces prefieren ofrecer concesiones y disminuir el nivel de miseria de los trabajadores para poder estabilizar su control en la sociedad en tiempos de crisis. Pero la clase dominante estadounidense históricamente se muestra muy reticente a ofrecer concesiones, prefiriendo otras tácticas como el racismo y la división o la violencia abierta y desenfrenada. Pero en algunas coyunturas, la presión acumulada se vuelve tan grande que una ola de reformas reorganiza el orden político y económico de maneras muy significativas.
Un ejemplo fue durante la década de 1930, en plena Gran Depresión. Enfrentados con una ola creciente de militancia sindical, el crecimiento del Partido Socialista y el Partido Comunista, y el fortalecimiento del movimiento comunista a nivel mundial, la administración de Roosevelt implemento reformas del New Deal. Estas reformas legalizaron los sindicatos, crearon el seguro social, prohibieron el trabajo infantil y, en términos generales, introdujeron en la práctica (de manera parcial) la idea de una red de seguridad social que garantizara a las personas un nivel de vida mínimo. Fue una ruptura radical con el pasado, cuando las relaciones entre el trabajo y el capital estaban menos estructuradas formalmente y los patronos tenían más libertad para pisotear a sus empleados a la fuerza. El propio Roosevelt pertenecía a una de las familias clave de la burguesía estadounidense, pero comprendió que las reformas progresistas podían ser la única manera de salvar al capitalismo mismo.
En la década de 1960 se promulgó un conjunto similar de reformas radicales que eliminaron el carácter formal de apartheid del sistema de gobierno estadounidense. El régimen de la segregación Jim Crow impuesto a los Negros estadounidenses desde la derrota de la Reconstrucción en la década de 1870 finalmente fue derrocado en una expansión de derechos democráticos. En 1964, el aumento de luchas de liberación Negra que había comenzado en la década de 1950 –acompañado con la ola de lucha anticolonial a nivel mundial –ganó tanta fuerza que hizo que el mantenimiento de un sistema explícitamente de apartheid racial ya no fuera sostenible. La Ley del Derecho a Voto, la Ley de Los Derechos Civiles, y la implementación de los primeros programas de acción afirmativa marcó este avance histórico contra la supremacía blanca. Este periodo también vio la promulgación de reformas sociales como la creación de Medicaid, Medicare y la expansión de la vivienda pública.
En las décadas de 1930 y 1960, la rama de reformistas de la clase dominante tenía que superar la oposición de la derecha que se oponía a autorizar concesiones. Oponentes del New Deal como JP Morgan y la familia DuPont se atrevieron a preparar un golpe de Estado contra Roosevelt. Los llamados “Dixiecrats” como el gobernador de Alabama, George Wallace, adoptaron el símbolo de la Confederación y retórica parecida a la que fue usada para desatar una guerra de secesión que hacía un siglo. La decisión de ceder a la presión popular es extremadamente difícil de tomar para los capitalistas, y rara vez se hace por unanimidad.
La Fundación Heritage es un producto de la política actual de la elite. Expulsada en la década de 1960, la derecha intentó reagruparse y recuperar el liderazgo del gobierno. La creación de think tanks fue una forma de organización esencial adoptado por esta contra ofensiva. La fundación, creada en 1973, estaba en el centro de este esfuerzo.
A medida que pasño en tiempo, la posición del imperio estadounidense en el mundo ha pasado por torceduras. Ahora, la clase dominante enfrenta una serie de dificultades en casa y en el extranjero. El dinamismo del capitalismo estadounidense está menguando, la rentabilidad está en declive y el dominio en industrias clave y de vanguardia está disminuyendo. Naciones previamente colonizadas se están convirtiendo en potencias económicas, y China se ha convertido en un formidable contrapeso en lo que el imperialismo EE. UU creía sería un orden unipolar que estuviera bajo su control total. En este contexto, una campaña amplia que destruya los derechos sociales, mientras aplasta el disenso interno se vuelve cada vez más atractivo.
Es apropiado que la Fundación Heritage sea el patrocinador del Proyecto 2025 –el plan, si implementado, sería el mayor logro de los reaccionarios que nunca aceptaron el New Deal y el fin de Jim Crow. Trump es el ariete que quieren utilizar para convertir esto en realidad. El mismo Trump es una figura que solo se preocupa por sus propios intereses. Pero cuando él busca poder político, él moviliza un sector de la población que quizás es lo suficientemente grande yapasionado para facilitar la implementación de lo que es, en esencia, un programa altamente impopular que tendría un efecto adverso sobre la gran mayoría de la gente del país.
Biden y los demócratas no pueden detener a la extrema derecha
El partido demócrata sabe que no podrá ganar esta siguiente campaña basada en los méritos de Joe Biden. Él es muy impopular y, especialmente después de su rendimiento desastroso en el debate, muchos consideran que física y mentalmente no es capaz de hacer el trabajo. Un argumento puramente táctico, según el cual elegir a Biden es la única manera de impedir que un gobierno de extrema derecha llegue al poder, es el único convincente para un gran segmento de la población. Impulsado por esta consideración, el Proyecto 2025 recientemente ha recibido bastante atención, especialmente en los medios de comunicación liberales o antiTrump. La campaña de Biden lanzó su propio sitio web en respuesta al Proyecto 2025.
Pero la amenaza de la ultraderecha nunca será neutralizada mientras la oposición a su agenda reaccionaria sea liderada por una organización tan políticamente en quiebra y decrépita como el Partido Demócrata. Buenos trabajos desaparecen año tras año, las condiciones de vida empeoran por la inflación, la disminución de servicios públicos y las guerras sin fin, y el mensaje al público de parte de los liberales oficiales fue que todo estaba bien. Quien se podría olvidar del mensaje insípido de Hillary Clinton en 2016 que “América ya es genial porque América es buena” o el compromiso de Biden a los donadores ricos de que si él fuera electo, “nada cambiará fundamentalmente”. Cuando se sienten obligados por ciertas circunstancias a prometer reformas sociales significativas, como Biden al comienzo de su mandato con la propuesta de “Build Back Better”, los Demócratas abandonan estas promesas sin una lucha, muchas veces como una concesión a los miembros más derechistas de su partido. Es una organización sin ninguna credibilidad.
Las políticas que los grupos de élite alrededor de Trump están promoviendo tendrá un impacto negativo directo y material en las vidas de la mayoría de la clase obrera para enriquecer aún más a los millonarios y multi millonarios. La notable hazaña de presentar esto como un programa para derribar al establishment es posible gracias a un rival como los demócratas y Joe Biden. Trump reconoce el estado de crisis de la sociedad, pero identifica causas falsas (inmigración, ideología “woke”, China, etc.) y ofrece soluciones falsas.
La ultraderecha solo puede ser derrotada por un programa que reconozca la profundización del sufrimiento que la gente enfrenta bajo este sistema y que exija un cambio fundamental. En el sentido inmediato, esto incluye posiciones como la congelación de precios, atención médica y educación universales, vivienda garantizada, un salario digno con representación sindical, un rechazo al racismo y el fin de las guerras interminables, todo ello enraizado en la perspectiva de que lo que en última instancia es necesario es una reorganización radical de la sociedad para que el pueblo tome el control del gobierno y de la economía. Este tipo de programa le negará a la ultraderecha la habilidad de crecer, evitando que ellos formen un monopolio sobre la política antiestablishment. En la medida en que un sector cada vez más amplio de la sociedad adopte este tipo de programa, menos creíble será que Trump se presente como la única alternativa a una élite liberal desconectada de la realidad.
Lejos de adoptar este tipo de política, el instinto del Partido Demócrata ha sido moverse cada vez más hacia la derecha en un vano esfuerzo por desactivar las críticas de los republicanos. Tomemos como ejemplo la cuestión de los derechos de los inmigrantes. En lugar de exponer claramente que inmigrantes no son responsables de la disminución del nivel de vida de los trabajadores nacidos en Estados Unidos, o explicar que los solicitantes de asilo huyen en gran medida de los efectos de la política exterior estadounidense, Biden ha tratado de adoptar una postura de línea dura en materia de fronteras. Ha adoptado de hecho las políticas centrales de la administración Trump en lo que respecta a negar la entrada a los solicitantes de asilo y desatar una mayor violencia por parte de la Patrulla Fronteriza. Los estrategas demócratas podrían calcular que esto proporciona un impulso electoral de corto plazo, pero en un sentido más amplio esto hace que parezca que Trump tenía razón desde el principio y alimenta el crecimiento del sentimiento antiinmigrante.
Entender el Proyecto 2025 en profundidad nos coloca en una mejor posición para exponer los planes de la derecha y el verdadero carácter político de la campaña de Trump. Nos permite prepararnos para lo que pueda venir y formular propuestas alternativas que pueden ser la base de la lucha. Frente al fracaso absoluto de los liberales en la clase capitalista, corresponde a los socialistas liderar la lucha para hacer retroceder y derrotar a la extrema derecha.