El Congreso se demora demasiado para aprobar la ley en contra de la discriminación

Hoy en día los trabajadores de 29 estados sufren discriminación laboral por motivos de orientación sexual. En 34 estados, los trabajadores siguen sufriendo discriminación jurídica basada en su identidad de género.

La Ley de No Discriminación en el Empleo

Después de décadas de lucha contra la discriminación desenfrenada en el trabajo de las personas LGBT, la Ley de No Discriminación en el Empleo (ENDA por sus siglas en ingles) está en el Congreso. Pero la ENDA no es una idea nueva. Tal como está ahora, con algunas pequeñas modificaciones, la ENDA ha sido presentada en todos los Congresos, excepto uno, desde 1994. Cada vez, el proyecto de ley ha sido rechazado o desestimado por el Congreso. De hecho, la trayectoria para detener la discriminación laboral por la vía legislativa, demuestra que proyectos similares se han puestos ante el Congreso desde 1974.

La primera ENDA en 1994 no incluyó la identidad de género, quedando excluida la comunidad transgénero. En cualquier caso, el Congreso ni siquiera puso el proyecto de ley sobre la mesa. En 2007, el Congreso tuvo por primera vez un proyecto de ley que incluye la identidad de género.

Posteriormente, tras el fracaso del proyecto de ley, la identidad de género se retiró y el proyecto de ley fue presentado de nuevo sin éxito. En abril de 2013, la ENDA se presentó una vez más y aun se encuentra en espera.

Si bien la Ley de No Discriminación en el Empleo, de ser aprobada, sancionaría la discriminación laboral legal en términos de contratación y despido de un empleado en base a su orientación sexual o identidad de género, en las grandes empresas, persisten muchos problemas. Por demás el proyecto de ley no cubre a los trabajadores de las pequeñas empresas. Ni se aplicará con carácter retroactivo, por lo tanto los empleados injustamente despedidos, y a quienes se les negó empleo, no tienen ningún recurso legal. El proyecto de Ley no hace nada para asegurar la igualdad de oportunidades a las personas LGBT, y no detiene a los empleadores a que utilicen prácticas comerciales neutrales, como obligar a los miembros de la comunidad transgénero a usar baños con los cuales no se identifican.

La opresión contra la comunidad LGBT, la dominación y la pobreza no son simplemente consecuencias de unos pocos fanáticos, sino que se construyen de manera sistemática e institucional en todo el sistema social y económico. La intolerancia institucionalizada crea sistemáticamente una subclase de trabajadores que permite a los capitalistas pagar salarios más bajos, evitar dar los beneficios que ofrecen y permitir condiciones de trabajo deficientes. También divide la unidad de lucha en contra de los empleadores, al colocar a los trabajadores en contra de sí mismos.

La única manera de acabar con la discriminación laboral de forma permanente y la intolerancia institucionalizada, es un cambio revolucionario en la sociedad.

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