Al menos 44 palestinos han muerto tras la última campaña de terror emprendida por el ejército israelí contra la población asediada de Gaza. Aviones israelíes bombardearon edificios residenciales y otras áreas civiles durante tres días, dejando cientos de heridos además de los muertos.
Quince de los palestinos asesinados por los bombardeos israelíes eran niños, incluyendo uno de cuatro años y dos de cinco.
Esta masacre fue posible gracias al gobierno de los Estados Unidos. Israel recibe casi $ 4 mil millones cada año en apoyo militar de los Estados Unidos. Este terrible mal uso del dinero de los contribuyentes debe terminar de inmediato.
Estados Unidos no solo proporciona gran parte de las bombas, misiles, aviones y otros instrumentos de destrucción utilizados para matar a palestinos inocentes, sino que también brinda cobertura política para garantizar la impunidad de Israel por sus crímenes. Joe Biden emitió ayer una declaración en la que vergonzosamente intentaba encubrir este acto de agresión como una simple cuestión de defensa propia: “Durante estos últimos días, Israel ha defendido a su pueblo… Felicito al primer ministro Yair Lapid y al liderazgo constante de su gobierno durante la crisis.”
Nada mas lejos de la verdad. El 1 de agosto, las fuerzas israelíes arrestaron a Bassem al-Saadi, uno de los principales líderes de una de las organizaciones de resistencia en Palestina. Cuatro días después, el ejército israelí asesinó a otro líder de la misma organización en un ataque aéreo en Gaza que también cobró la vida de una niña de cinco años. Los combatiantes de la resistemcia no tuvieron más remedio que responder con disparos de cohetes, e Israel amplió su campaña de bombardeos. Muchos analistas han sugerido que esta temeraria escalación fue provocada por el deseo de Lapid, el primer ministro israelí de “parecer duro” antes de las elecciones que se llevarán a cabo en el país el próximo mes. Esto no tenía nada que ver con la defensa propia.
Estados Unidos también brinda cobertura política al bloqueo de Gaza de 17 años impuesto por Israel, con la ayuda del gobierno cliente de Estados Unidos en Egipto. Una de las formas clave en que este asedio causa sufrimiento entre los habitantes de Gaza es creando una escasez crónica de electricidad. Durante esta última masacre, Israel cortó por completo el suministro de combustible a la única central eléctrica que existe en Gaza. Como resultado, la planta tuvo que cerrar en medio de la campaña de bombardeos, dejando a los residentes con solo cuatro horas de electricidad al día.
Actualmente parece mantenerse un alto el fuego, pero es solo cuestión de tiempo antes de que se lance otra masacre en un ciclo brutal que se ha repetido a lo largo del sitio de Gaza. Washington escribe los cheques e Israel lleva a cabo los crímenes. Y en el camino, los ejecutivos de los fabricantes de armas se llenan los bolsillos, ya que todo el apoyo militar de EE. UU. a Israel debe gastarse en la compra de armamento de corporaciones con sede en EE. UU.
Esto debe llegar a su fin. Ni un centavo más debería destinarse a financiar el asesinato de palestinos, especialmente niños. Todo el apoyo de Estados Unidos a Israel —militar, político, económico o de otro tipo— debería terminar para siempre con este régimen que se basa en la supresión violenta de los derechos del pueblo palestino.
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