Foto: Blinken en la embajada de Estados Unidos en Ucrania, 8 de septiembre Créditos: @SecBlinken
El secretario de Estado, Antony Blinken, se encuentra en una visita sorpresa en Kiev con una clara misión: empeorar aún más la ya descontrolada crisis. Esta mañana, Blinken se reunió con el presidente ucraniano Zelenskyy y le prometió que el respaldo de Estados Unidos a los esfuerzos de la guerra continuará “durante el tiempo que sea necesario”.
La administración de Biden anunció dos nuevos paquetes de envíos de armas por un total de $2.9 mil millones al mismo tiempo que ocurre esta visita. El secretario de Defensa Lloyd Austin, quien hoy se encuentra en otro viaje a una base aérea estadounidense cerca de Alemania, anunció que una de los ítems es por un valor de casi 700 millones de dólares. Esto incluye armas pesadas y municiones para el ejército de Ucrania. Otros 2.200 millones de dólares son para mantenimiento militar a largo plazo, de los cuales aproximadamente la mitad se destinará a Ucrania. La otra mitad se dividirá entre distintos 18 países de Europa del Este, lo que evidencia que esta guerra se trata sobre la militarización de la región con el fin de rodear a Rusia, y no es simplemente una cuestión de autodefensa para Ucrania.
Mientras la inflación causa enormes estragos para las y los trabajadores y la infraestructura básica, tales como los sistemas de agua están fallando en el país, la prioridad del gobierno es una vez más la guerra y las ganancias de los fabricantes de armas.
Esta visita, así como los envíos de armas se programaron para que coincidieran con una gran contraofensiva encabezada por el ejército ucraniano. Si bien no está claro en qué medida los recientes logros declarados por las fuerzas armadas del país son reales, está claro que la lucha ha entrado en una nueva e intensificada fase que Ucrania y sus patrocinadores están presentando como el momento en que pueden sacar ventaja a Rusia.
Las declaraciones de altos funcionarios estadounidenses dejan en claro que se ven a sí mismos como compañeros de batalla en esta ofensiva, una posición profundamente temeraria y peligrosa que acerca al mundo a un conflicto catastrófico. En declaraciones hechas hoy en Alemania, Austin presumió: “Ahora estamos viendo el evidente éxito de nuestros esfuerzos comunes en el campo de batalla”. Al reunirse con Zelenskyy, Blinken señaló: “Sabemos que este es un momento crucial… su contraofensiva ahora está en marcha y está demostrando ser efectiva”. Luego, Zelenskyy agradeció a Blinken por “el enorme apoyo que brindan día a día”.
A medida que continúa la guerra, las consecuencias para la economía mundial empeoran cada día más. En respuesta a las sanciones occidentales, Rusia cortó las exportaciones de gas que van hacia Europa a través del gasoducto Nord Stream 1. Esto ha disparado los precios de la energía y profundiza gravemente la ya gran crisis de inflación. Los efectos de esto se extenderán a los Estados Unidos, especialmente si la crisis energética se vuelve tan severa que lleve a las principales economías europeas a caer en recesión.
Ante esta situación extremadamente volátil, la administración de Biden ha decidido echarle leña al fuego. Sin embargo, debería hacer lo contrario y sentarse a la mesa de negociaciones para poner fin a este horroroso conflicto. Esto implicaría que abandonen los planes de convertir a toda la región en un bloque de estados militarizados completamente hostiles hacia Rusia, lo que es un objetivo a largo plazo del imperio estadounidense, y que no beneficia en absoluto a los pueblos.