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Editorial del PSL – Histeria por globos chinos expone a los medios corporativos como un brazo del Pentágono

Los medios corporativos y sus mejores amigos en el Pentágono quieren que le tengamos mucho, pero muchísimo miedo… a unos cuantos globos. Por las últimas dos semanas, los grandes periódicos y canales de televisión han estado saturados con cobertura constante del supuesto globo chino que fue detectado en el espacio aéreo de los EE. UU. Animados por políticos belicistas, esta histeria no tiene nada que ver con la privacidad y seguridad de los ciudadanos estadounidenses y todo que ver con el deseo que siempre han tenido los generales del Pentágono de contener, enfrentar y hasta hacerle la guerra a China.  

 El “globo espía” en cuestión primero penetró el espacio aéreo de los EE. UU. a finales de enero, y rápidamente terminó en los titulares del país. Para demostrar su fuerza como gobernante y desmentir a aquellos críticos que alegan que no es suficientemente “fuerte con China”, Biden le ordenó a la fuerza aérea que derribara el globo. Después de este acto puramente teatral, el Secretario del Estado, Antony Blinken, canceló un viaje a China planeado para la semana pasada. El viaje altamente anticipado habría sido el primer paso diplomático hacia una cumbre entre Xi y Biden que hubiera ayudado a aminorar la reciente tensión entre los dos grandes poderes mundiales. Este pánico ridículo por los globos chinos ahora está teniendo consecuencias reales. 

Después de que derribaron el primer globo, más aviones de combate enfrentaron la supuesta amenaza “global” en los cielos estadounidenses. A pesar de que el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, John Kirby, admitió que “no tenemos razón específica para sospechar que ellos [el gobierno chino] estuvieran llevando a cabo alguna operación de espionaje”, otros tres objetos fueron derribados sobre Alaska, Michigan y Canadá del Norte. La histeria continúa inundando el ciclo noticioso a pesar de que no hay ni un rastro de evidencia. 

China niega que el globo tuviera propósitos de espionaje, dicen que era un objeto civil que se desvió hacia los EE. UU. Pero sin importar el propósito del globo, el espionaje entre poderes globales es completamente rutinario. En medio de la controversia, el ministro extranjero de China anunció que más de diez globos espías estadounidenses fueron detectados sobre su territorio desde principios del año. 

Pero los EE. UU. prefiere llevar a cabo sus operaciones de espionaje a alturas a las que no llegan meros globos. La Oficina Nacional de Reconocimiento, una subdivisión poco conocida del Pentágono, opera una flota de satélites que orbitan el planeta. Según estimados de la Unión de Científicos Conscientes (UCS por sus siglas en inglés), actualmente hay 70 de estos satélites espías operando. Estos satélites constantemente capturan imágenes y recolectan información importante de sus blancos –primordialmente China— desde la seguridad que les ofrece el espacio. 

Y hay cientos de otras razones por las cuales es completamente hipócrita que el país con el estado de vigilancia más grande del mundo se queje de espionaje. Por dar solo un ejemplo, las revelaciones de Edward Snowden incluyeron el hecho de que la Agencia de Seguridad Nacional había estado grabando cada conversación que tomara lugar por teléfono celular en las Bahamas. 

Este estado de vigilancia masivo espía a los residentes de los EE. UU. tan agresivamente como espía a los ciudadanos de otros países. ¡Y hasta tiene globos para hacerlo! En el 2019, un reportaje reveló que la empresa militar privada Sierra Nevada Corporation estaba probando hasta 25 globos de vigilancia de gran altitud sobre la zona medio oeste del país, supuestamente diseñados para detectar “amenazas de seguridad nacional”. 

El pánico por el globo chino no tiene nada que ver con preocupaciones de seguridad legítimas y todo que ver con producir uno de los elementos indispensables de las campañas bélicas imperialistas –el miedo. Quieren que la gente de los EE. UU. le tengan miedo a China y sospechen que la mano escondida del gobierno chino está detrás de cada problema. En una atmósfera como esta, es cada vez más difícil cuestionar la política que está siguiendo los EE. UU. de una nueva Guerra Fría con China. Está estrategia inevitablemente pone a los dos países camino a la guerra –un resultado catastrófico que solo se puede evitar si suficiente gente tiene la valentía de alzar su voz en contra de la histeria.

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