Las mujeres de todo el mundo están liderando la lucha contra la guerra y el colonialismo. En este Día Internacional de la Mujer, la urgencia de levantarse contra la maquinaria de guerra de Estados Unidos y poner fin a los horribles crímenes que comete contra las mujeres es más evidente que nunca. El genocidio que se está desatando contra el pueblo de Gaza ha horrorizado al mundo y ha expuesto la total inhumanidad del gobierno de EE. UU., que actúa como socio pleno en la masacre de Israel.
A lo largo y ancho del país, la gente está participando en las acciones del Día Internacional de la Mujer convocadas por el movimiento Shut It Down for Palestine. Estos son parte de una larga historia de actividades antiimperialistas celebradas para conmemorar el día. Quizás lo más famoso fue que en 1917 una marcha del Día Internacional de la Mujer contra la Primera Guerra Mundial provocó una revolución que derrocó a la monarquía rusa. Las luchadoras más radicales por la liberación de la mujer siempre entendieron que las mujeres nunca podrían ser libres mientras estuvieran bajo el dominio del imperio.
El bombardeo indiscriminado y masivo de Gaza ha cobrado la vida de miles de mujeres y amenaza con matar a decenas de miles más a medida que crece la amenaza de enfermedades y hambrunas masivas. Los soldados israelíes llevan a cabo actos bien documentados de violencia sexual e intimidación contra las mujeres palestinas —y asquerosamente a menudo ellos mismos lo publican en las redes sociales—. Las tropas israelíes asaltan las salas de maternidad y aterrorizan a las mujeres palestinas embarazadas. Luchar para poner fin a este genocidio es el deber de todas las personas de conciencia en todo el mundo.
El militarismo estadounidense no es solo el enemigo de las mujeres en Gaza, también es el enemigo de las mujeres de la clase trabajadora aquí en Estados Unidos. Los recursos desesperadamente necesarios para abordar las crisis que enfrentan las mujeres trabajadoras son consumidos por la maquinaria de guerra del Pentágono, que asciende a aproximadamente un billón de dólares al año.
A las mujeres trabajadoras les resulta cada vez más difícil sobrevivir, ya que los precios siguen siendo dolorosamente altos en medio de ganancias corporativas récord. El gobierno se ha negado a brindar un alivio real a la abrumadora carga de $1.6 billones de dólares de deuda estudiantil —de los cuales aproximadamente dos tercios están en manos de mujeres—. El sistema de cuidado infantil se ha mantenido a flote gracias a los subsidios desde el inicio de la pandemia, pero la expiración de este programa ahora amenaza con tener consecuencias desastrosas para las mujeres trabajadoras.
A las mujeres de clase trabajadora se les niega rutinariamente una atención médica adecuada. Este problema se intensifica por el racismo en el sistema médico, y las mujeres Negras en particular enfrentan una crisis de mortalidad materna. La epidemia de violencia contra las mujeres continúa sin control, incluidos más de 1,000 casos por año de mujeres asesinadas por una pareja íntima. Se están produciendo innumerables ataques contra el derecho al aborto a nivel estatal a raíz de la escandalosa decisión de la Corte Suprema que anuló Roe contra Wade, y ahora políticos y jueces de extrema derecha están poniendo sus miras en la fecundación in vitro, la anticoncepción y más en su guerra contra los derechos reproductivos.
En lugar de abordar cualquiera de estos graves problemas, Joe Biden está tratando de impulsar una legislación en el Congreso que asignaría otros $100 mil millones a la guerra en Ucrania, el genocidio en Gaza y la amenaza de guerra contra China.
El Día Internacional de la Mujer fue fundado por líderes que entendieron que la igualdad de las mujeres nunca podría realizarse hasta que se derrocara el capitalismo. En este Día Internacional de la Mujer, profundicemos nuestro compromiso de luchar contra el colonialismo y la guerra inherentes a este sistema podrido.