Una protesta en 2014 en Washington DC después del asesinato de Mike Brown.
Crédito: Flickr/Neil Cooler (CC BY 2.0)
Hace exactamente diez años, un movimiento popular espontáneo emergió en Ferguson, Missouri después de que un joven de 18 años, Mike Brown, fuera ejecutado por el policía Darren Wilson. Durante cientos de días, un movimiento continuo de lucha en contra del racismo sumió no solamente a Ferguson, sino a ciudades en todo el país, exigiendo justicia para Brown y para todas las víctimas de brutalidad policial.
Este momento de justicia inició un movimiento por las vidas negras, que se podría decir, en muchos sentidos,s, constituyó el resurgimiento de la larga lucha por la liberación negra que lo precedió. Y aun así, las lecciones que se aprendieron en la lucha que empezó en Ferguson–entre el pueblo, la policía, los políticos, y organizaciones sin fines de lucro dispuestas a cooptar y deshacer la justa rabia del movimiento–configuró el desarrollo del movimiento por la liberación negra durante la última década. Es necesario que quieness quieremos avanzar la lucha en contra de la brutalidad policial y por la liberación negra hoy reflexionemos sobre las lecciones de Ferguson para dar orientación a nuestras futuras luchas.
Desde Ferguson a Minneapolis – y más allá
Brown no estaba armado y estaba caminando a la casa de su abuela cuando los policías lo abordaron y lo mataron. De acuerdo a testigos, él tenía las manos alzadas cuando le dispararon siete veces.
A diferencia de la extrema violencia promulgada por la policía en contra de un joven desarmado, la justa rabia del movimiento social que emergió se convirtió en el centro de la narrativa sobre Ferguson de los medios corporativos. Todos los artículos se enfocaron en reportar escenas de manifestantes robando o destruyendo propiedades, en vez de enfocarse en la realidad que otro muchacho negro más había sido asesinado a mano de la policía.
Después de la falta de acusación del policía Wilson, el pueblo de Ferguson – a pesar de que la policía había dicho que se les permitía “juntarse pacíficamente” – fue inmediatamente rodeado por un ejército de policías agresivos y fuertemente armados. Aun así, la rebelión siguió, y las y los jóvenes manifestantes estaban decididos a seguir en pie de lucha. Cuando llegó la Guardia Nacional, la rebelión continuó; cuando la Guardia Nacional se fue, tampoco se detuvo . Cuando se declaró un toque de queda, la comunidad siguió marchando, sin importar la hora del día.
Sin embargo, la violencia recurrente de parte del estado en contra del pueblo no generó noticias. Los medios, políticos liberales y las organizaciones sin fines de lucro, constantemente condenaron la “violencia” de parte de las y los manifestantes, llamando a la “paz,” intentado dar indicaciones al pueblo sobre cómo se debe protestar. Al mismo tiempo, sus “movimientos por el cambio” no involucraban ningún tipo de protesta – solo los mismos mecanismos diseñados por el sistema para absorber e ignorar un debate y la discusión democrática. Entonces, por un lado, el pueblo de Ferguson fue agriamente criticado; y por otro, el Partido Demócrata y sus operarios se robaron y absorbieron sus palabras en otro intento más de reprimir cualquier movimiento por un cambio radical.
En 2020, el país otra vez estalló en protestas cuando cientos de miles de jóvenes salieron a las calles a exigir justicia por George Floyd. El asesinato de Floyd, a manos del policia de Minneapolis, Derek Chauvin, fue grabado, y los medios volvieron a repetir las mismas narrativas que atacaron el carácter de Floyd y del movimiento, mientras rehabilitaban la imagen del policía asesino. De nuevo, las y los manifestantes fueron criticados públicamente por sus decisiones en su manera de protestar, no importando que el estado había declarado una guerra de represión violenta que se llevaba a cabo en las calles todos los días.
Sin embargo, la historia cambió dado el nivel de militancia, conciencia, y organización que trajeron las y los manifestantes, resultado de las lecciones que aprendieron en levantamientos anteriores y del contexto del momento en general. George Floyd fue asesinado en plena pandemia COVID-19, sin luces de un final, y millones de personas no tenían trabajo mientras la economía se derrumbaba. Las y los manifestantes buscaban no solamente condenar la institución policial, sino también sistemas de supremacía blanca y capitalismo que hacen posible que exista un sistema racista policial. Y, en consecuencia, esto creó un nivel de miedo en la clase dirigente, que tal vez, no existía antes.
La realidad es que los actos heroicos de defensa, que llevaron a cabo la gente joven de Ferguson, noche tras noche, sorprendieron y aterraron al sistema– y también, lo preparó para luchar contra el siguiente levantamiento que ocurrió en 2020. Mientras que el uso fascista del ejército, por parte de Donald Trump, fue un intento de reprimir el levantamiento en contra del racismo, la clase dominante también tuvo que usar otras tácticas para contener el movimiento.
A pesar de que el movimiento antirracista en 2020 no duró tanto tiempo, comparado con el levantamiento de Ferguson en 2014, esto no fue debido a que la gente se cansó de tomar las calles. Fue a raíz de que el establecimiento político tenía miedo de que podría ser posible esta vez dado el tamaño, el poder, y la valentía del pueblo. Lo que antes se veía como imposible, de repente se hizo posible – demandas populares de “abolir la policía” resultaron en promesas de disolver departamentos policiales, o en la reducción de presupuestos de departamentos policiales locales. Estas “victorias” no se lograron porque la clase gobernante queria ser generosa y satisfacer las exigencias del pueblo – fue porque querían hacer todo lo posible para poner alto al movimiento.
Con el paso del tiempo, la clase dominante ha adaptado sus respuestas a manifestaciones que son justas. No solamente han continuado los elementos de represión fuertemente armados, sino también se han intensificado las tácticas que buscan presentar al dicha clase como un “amigo” del movimiento. ¿Recuerdas cuando policías antidisturbios se arrodillaron con puños alzados, y unos demócratas se arrodillaron llevando puesta la tela kente? Estos nuevos intentos de silenciar nuestro movimiento no nos engañan.
De rebelión a revolución
La realidad es que bajo un sistema capitalista construido sobre las ideas de supremacía blanca, Mike Brown y George Floyd pasan todos los días; la brutalidad policial en contra de la gente pobre y oprimida ocurre todos los días; los policías se salen con las suyas con impunidad por sus crímenes contra el pueblo todos los días. Diez años después, aún con la introducción de reformas como cámaras en el cuerpo y capacitación de “sensibilidad” que se ofrecieron como concesiones por movimientos pasados, el sistema mantiene su violenta brutalidad contra nosotros. ¿Cómo?
El estado está extremadamente organizado y centralizado – Su habilidad de llevar a cabo tácticas militares y responder a los levantamientos populares se ha desarrollado más con el tiempo, Y con técnicas adaptadas a poder terminar con un movimiento, el Partido Demócrata y el establishment creen que están un paso por delante. Pero no podemos olvidar la larga historia de cooptación de estos llamados políticos “progresistas”. En un sistema capitalista, marcado por creciente desigualdad y condiciones que van empeorando para la gran mayoría de nosotros, los que tienen el poder seguirán haciendo todo lo posible para mantener su poder – y hoy en día, eso incluye fingir ser amigo del movimiento cuando en realidad son el verdadero enemigo.
Ahora no es el momento de darnos por vencidos, aceptar lo mínimo que nos ofrecen y abandonar la lucha. La tarea del momento es luchar con mayor nivel de organización y coordinación. La policía puede asesinar con impunidad porque son parte del mismo sistema contra el que luchamos. No es suficiente decir que hay que “abolir la policía,” cuando todo el sistema es totalmente culpable. Necesitamos deshacernos de él y construir algo nuevo.
Este agosto Negro, debemos continuar aprendiendo de las luchas precedentes para poder seguir luchando. Es cierto que el levantamiento contra el racismo en 2020 tomó lecciones del levantamiento de Ferguson en 2014. Ahora, necesitamos continuar esa trayectoría aprendiendo cómo luchar más efectivamente y diferenciar amigos y enemigos para estar preparados para el próximo momento que seguro vendrá.