Foto: Movilización masiva en apoyo al presidente Nicolás Maduro y a la Revolución Bolivariana el 9 de enero. Crédito — ALBA Venezuela
El Partido por el Socialismo y la Liberación condena la actual campaña de Estados Unidos para socavar la democracia y la independencia de Venezuela. En la semana previa a la toma de posesión del presidente venezolano Nicolás Maduro, autoridades y medios de comunicación de EE.UU. se organizaron para reactivar su campaña de demonización y deslegitimación contra las instituciones soberanas y el pueblo de Venezuela.
Esta última campaña es solo una más en una larga historia de intentos de Estados Unidos por subvertir la democracia popular de Venezuela. Desde el año pasado, el gobierno de EE. UU. dejó en claro que solo iba a reconocer los resultados de las elecciones presidenciales del 28 de julio, si el candidato de la oposición de extrema derecha, Edmundo González, ganaba. Cuando la Revolución Bolivariana triunfó una vez más en las urnas, la administración de Biden comenzó inmediatamente a cuestionar la integridad de las instituciones de Venezuela y respaldar, las infundadas afirmaciones de la oposición, de que su candidato, Edmundo González, había logrado una victoria aplastante contra Nicolás Maduro.
En noviembre, con solo dos meses restantes en el cargo, la administración de Biden anunció que reconocía a González como el presidente electo de Venezuela. Hace apenas unos días, Biden recibió a González en la Casa Blanca y declaró públicamente que éste es “quien debería estar tomando el juramento de oficina en cuatro días.”
A Biden no le corresponde decidir quién debe ser el presidente de Venezuela. El pueblo venezolano ya ha tomado su decisión. Lo que el pueblo venezolano merece (y ha exigido en repetidas ocasiones) es el fin del asfixiante régimen de sanciones impuestas por EE. UU. a su economía, las cuales han devastado la economía del país e impedido la adquisición de productos básicos para la población, provocando así que un gran número de personas deba dejar el país.
Mientras tanto, en las últimas semanas, las autoridades venezolanas han capturado a decenas de mercenarios extranjeros, incluidos varios presuntamente vinculados a instituciones de inteligencia y militares de EE. UU. Estos mercenarios tenían planes de llevar a cabo atentados terroristas, con el fin de sabotear la toma de posesión del 10 de enero, y debilitar así el Estado de derecho en el país. Si esto ocurriera en casi cualquier otro país, sería un escándalo internacional y el gobierno de EE. UU. emitiría declaraciones firmes condenando estos actos. Pero como Venezuela es un adversario de Washington y Wall Street, y se niega a sacrificar su soberanía en favor de los intereses corporativos de EE. UU., tales actos, ocurren sin ser siquiera mencionados.
Frente a estos ataques, una vez más expresamos nuestro firme compromiso de solidaridad con el pueblo venezolano y luchar por el fin de la injerencia de EE. UU. en sus asuntos soberanos. El pueblo venezolano merece vivir libre de sanciones, libre de amenazas a su independencia y en paz.
