El Partido por Socialismo y Liberación se solidariza plenamente con la Revolución Cubana, su gobierno y su pueblo en la lucha contra los últimos y siniestros esfuerzos contrarrevolucionarios del imperialismo estadounidense.
Los sesenta años de bloqueo y los cientos de sanciones impuestas bajo la administración de Trump han provocado una grave escasez de alimentos, medicinas, electricidad y otras necesidades vitales. La escasez ha exacerbado en gran medida el impacto de la pandemia de COVID-19 en la isla. La pandemia ha eliminado prácticamente la industria del turismo, de vital importancia para la economía, ha reducido en gran medida las remesas y ha contribuido a crear grandes problemas en las ya limitadas cadenas de suministro mundiales que sirven a la isla.
En el último día han tenido lugar protestas en Cuba centradas en la escasez y las privaciones económicas causadas por la intensificación del bloqueo estadounidense durante los tiempos de COVID. Los medios de comunicación corporativos de Estados Unidos están señalando estas manifestaciones como prueba de que el pueblo de Cuba se opone al gobierno revolucionario. Como siempre, estos medios están distorsionando completamente la situación y encubriendo el papel criminal de los Estados Unidos. Y están ignorando las movilizaciones realizadas en respuesta por los cubanos que apoyan la revolución, así como los esfuerzos de la alta dirección del país para comprometerse directamente con el pueblo en las áreas donde ocurrieron las manifestaciones.
Estados Unidos tiene una larga y sangrienta historia de golpes de Estado y operaciones de “cambio de régimen”, como en Irán, Guatemala, El Congo, Grecia, Chile, Nicaragua, Afganistán, Irak, Yugoslavia, Libia, Ucrania y otros lugares. En los últimos años, los golpes de Estado han adoptado la forma de “revoluciones de color”, que comienzan con lo que falsamente parecen ser protestas populares espontáneas, tras la imposición de sanciones extremas y bloqueos diseñados para estrangular la economía del país en cuestión y fomentar el descontento. Al igual que otro intento de golpe de estado de “revolución de color”, como en Venezuela en 2014, el estallido de las protestas al mismo tiempo sugiere la planificación por parte de elementos de la oposición.
Desde que la Revolución tomó el poder en 1959, Cuba ha soportado cientos de atentados terroristas patrocinados por Estados Unidos, intentos de asesinato de sus líderes por parte de la CIA y una guerra económica implacable y despiadada cuyo objetivo es cortar el comercio cubano no sólo con Estados Unidos sino con todo el mundo. Durante más de seis décadas, Washington ha tratado de infligir el mayor sufrimiento al pueblo con la esperanza de que eso lleve a la contrarrevolución. Todas estas medidas son una forma de castigo para Cuba por haberse liberado tras 60 años como neo-colonia estadounidense y haber emprendido un camino de desarrollo independiente.
Ningún trabajador de Estados Unidos debe dejarse engañar: esta es la última manifestación de una guerra imperialista para destruir la independencia y el socialismo cubano. ¡Manos estadounidenses fuera de Cuba!