En un nuevo informe impactante, los Centros para el Control de Enfermedades acaban de anunciar la mayor caída en la esperanza de vida en un año en los Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial. La esperanza de vida de las personas en los Estados Unidos se redujo en un asombroso año y medio de 2019 a 2020.
La esperanza de vida de las personas negras y latinas se redujo una increíble figura de tres años, el doble de la disminución promedio. La esperanza de vida para las personas negras es ahora menos de 72 años, la más baja en más de 20 años. Esto constituye la mayor caída en la esperanza de vida de las personas negras en los Estados Unidos desde la Gran Depresión. La esperanza de vida de la gente blanca es ahora menos de 78 años, que también es un bajo de casi dos décadas. Las proyecciones de vida para los latinos en los Estados Unidos ahora se sitúan en poco menos de 79 años, lo que hace que esta sea la caída más grande jamás registrada para esta comunidad.
Más de 3.3 millones de personas en los Estados Unidos murieron el año pasado, la mayor cantidad en la historia de los Estados Unidos. Aproximadamente el 11% de esas muertes se atribuyeron al COVID-19. Sin embargo, el coronavirus no fue el único factor en el declive astronómico, y la cantidad récord de las sobredosis de drogas también influyeron la caída.
La desigualdad en el acceso a la atención médica, así como a viviendas habitables y asequibles, puso a muchas personas de la clase trabajadora en general en un mayor riesgo de enfermarse y contribuyó a las discrepancias en la esperanza de vida de las personas negras y latinas en comparación con la población en general. El acceso a trabajos, especialmente aquellos que pagan un salario digno, es otro factor importante en este catastrófico declive – muchos trabajadores negros y latinos estaban y están empleados en industrias “esenciales”. Cuando se combina con el hecho de que muchos de esos trabajos tienen salarios más bajos, esto resultó en que los miembros de esas comunidades no tuvieran otra opción que seguir trabajando durante lo peor de la pandemia.
Cada uno de los factores, desde las muertes causadas por COVID-19 directamente hasta la falta de vivienda y atención médica adecuadas y las muertes por sobredosis de drogas, puede atribuirse a fallas gubernamentales para tomar las medidas adecuadas y abordar adecuadamente la pandemia. Si el gobierno no hubiera manejado mal la situación desde el principio, si hubieran distribuido efectivamente equipo de protección personal para los trabajadores de primera línea, si hubieran satisfecho las necesidades de la gente para que pudieran ponerse en cuarentena de manera segura y no tener que trabajar para alimentar a sus familias o pagar el alquiler, se podría haber salvado un número incalculable de vidas. Podrían haber brindado atención médica universal y construido rápidamente una infraestructura médica para que aquellos que se enfermaron con COVID-19 pudieran ser atendidos lo suficiente. El hecho de no hacerlo prolongó la pandemia, lo que llevó a las personas que luchan contra la adicción a las drogas a consumir sustancias de forma aislada, donde es mucho más probable que se produzcan sobredosis fatales.
En su lugar, buscaron a tientas su respuesta a cada paso, haciendo menos que lo mínimo en forma de cheques miserables de “supervivencia” que apenas eran suficientes para cubrir el alquiler mensual promedio, y moratorias de desalojo que podrían hacer que un gran número de personas se enfrentaran a la falta de vivienda poco después de que se expiran. Como siempre hacen, estos supuestos “representantes” en el gobierno ponen su propia codicia y la codicia de otras élites capitalistas antes de las necesidades y vidas de la clase trabajadora. La responsabilidad de la caída en la esperanza de vida causada por el gran número de muertes ocurridas en 2020 está directamente en sus manos, y para ir más allá del desprecio por la vida inherente al sistema actual, el poder de hacer estos cambios y decisiones debe pertenecer a la gente.
