Mucha especulación corrió a través de los medios de comunicación de la clase dominante sobre la importancia del apretón de manos entre el presidente estadounidense Barack Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, en el funeral de Nelson Mandela el 15 de diciembre en el estadio Orlando en Soweto, Sudáfrica.
Mientras que ambos habían llegado formalmente por la misma razón – para presentar sus respetos a un líder caído – históricamente los países que ellos representan habían estado durante mucho tiempo en los lados opuestos de la lucha contra el apartheid.
El gobierno cubano y el pueblo cubano, basándose en los principios de la solidaridad internacional, por décadas sirvieron a la causa de la liberación en África, especialmente en la lucha contra el apartheid. El gobierno de los EE.UU., por el contrario, fue el defensor más incondicional del régimen del apartheid y enumeró a Mandela como un terrorista tan tarde como 2008.
Las contribuciones épicas de Cuba a las luchas de liberación de África se niegan en la mayoría de las noticias, pero son ampliamente conocidas en toda África, especialmente por aquellos que lucharon en el frente de batalla contra la supremacía blanca.
Sólo un año después de haber sido liberado de prisión, el 26 de julio de 1991, Nelson Mandela comentó: “El pueblo cubano ocupa un lugar especial en los corazones del pueblo de África. Los internacionalistas cubanos han hecho una contribución a la independencia africana, la libertad y la justicia sin precedentes por su carácter de principios y generosidad”.
Asistencia médica y la solidaridad cubana continúa
Aunque Cuba puede ser mejor recordado por su papel en los triunfos militares contra el apartheid, el país también hizo una prioridad ayudar a los países africanos recién independizados haciendo esfuerzos para superar el legado de subdesarrollo. Los amos coloniales habían robado la riqueza de África y dejaron prácticamente ninguna infraestructura de salud pública. El pueblo cubano lo vió como su deber como socialista para ayudar a corregir esa injusticia.
Entre 1963 y 2004, Cuba participó en poner en marcha instalaciones médicas en varios países de África como Etiopía, Guinea Bissau, Uganda, Gambia y Guinea Ecuatorial. Más de 30.000 técnicos médicos cubanos han trabajado en África durante las últimas décadas en 33 países del continente.
Sin embargo, la intervención más grande se le otorgó al gobierno revolucionario de Angola que tomó el poder en 1975. Ya para 1977, todas menos una de las 16 provincias de Angola tenía personal médico de Cuba.
En apoyo de la lucha armada
Casi inmediatamente después de su triunfo de 1959, los líderes revolucionarios de Cuba hicieron conexión con las luchas de liberación africanas.
En 1961, Cuba envió armas al Frente de Liberación Nacional de Argelia (FLN) durante su guerra contra los colonizadores franceses. En 1963, respondió inmediatamente a la petición del gobierno de Argelia, recientemente independizados, para apoyarla en contra de una guerra respaldada por el imperialismo.
Un grupo de voluntarios cubanos, encabezados por el Che Guevara, se unió a la lucha guerrillera simba en el Congo en 1965. Mientras que no representaba oficialmente al gobierno cubano, la guerrilla era militarmente y políticamente respaldado por el. Mercenarios blancos sudafricanos, en concierto con los exiliados cubanos derechistas y la CIA, trabajaron con el Ejército Nacional del Congo para frustrar la misión cubana.
Cuba apoyó al Partido Africano por la Independencia de Guinea Bissau y Cabo Verde (PAIGC), bajo la dirección de Amilcar Cabral, en la década de 1960 hasta la independencia. Combatientes cubanos lucharon y murieron en Guinea Bissau a finales de 1960 y principios de 1970, asistiendo a los combatientes bien entrenados del PAIGC en su victoria contra el imperio portugués.
En 1977, cuando el gobierno revolucionario de Etiopía enfrentó una invasión respaldada por el imperialismo desde Somalia, Cuba envió ayuda militar junto con otros países socialistas.
En 1981, 800 asesores militares cubanos se unieron a otros en Mozambique para ayudar al gobierno de orientación socialista popular. Por otro lado, el régimen apartheid de Sud África y los Estados Unidos fueron canalizando apoyo a los grupos rebeldes para derrocar al gobierno e instalar un régimen títere.
La batalla de Cuito Cuanavale
A pesar de la escasez material y el bloqueo en el país, Cuba, con una población de sólo 10 millones durante esa época, envió 300.000 soldados a Angola en el transcurso de más de una década. Lucharon junto con el ejército angolano y Umkhonto We Sizwe, el brazo armado del Congreso Nacional Africano de Sud África — el ANC — en contra de los grupos armados financiados por la CIA y los invasores sudafricanos.
La guerra culminó con una batalla crucial en Cuito Cuanavale en el sureste de Angola en 1987. Fue la batalla militar más importante en territorio africano desde la Segunda Guerra Mundial y se llevó a cabo durante un período de aproximadamente 6 meses. La batalla terminó en una aplastante derrota de las fuerzas del apartheid en Sud África y todos los ejércitos y mercenarios que atacaron al gobierno revolucionario de Angola financiados por la CIA.
El gobierno de Angola, bajo el liderazgo del presidente Agostinho Neto y el socialista Movimiento Popular para la Liberación de Angola, llamaron esto la “segunda guerra de la liberación” de Angola después de la victoria sobre los colonizadores portugueses.
La victoria en Cuito Cuanavale permitió a la Organización Popular de África Sudoeste — la SWAPO — asegurar la independencia de Namibia que estaba ocupado por el régimen sudafricano. El régimen del apartheid se vio obligado a entrar en negociaciones unos años después de su derrota a manos de las fuerzas revolucionarias internacionales.
En el funeral de Mandela en Soweto el 15 de diciembre de 2013, Raúl Castro hizo nota de esta victoria histórica consolidando la solidaridad de Cuba con las naciones africanas: “Cuba, un país que nació en la lucha por la independencia y por la abolición de la esclavitud, y cuyos hijos tienen la sangre de África corriendo por sus venas, ha tenido el privilegio de luchar y de construir junto a las países africanos”.