Publicado originalmente en la revista Breaking the Chains.
Por más de un siglo, las mujeres y la gente progresista han celebrado el derecho de las mujeres de rebelarse y las muchas victorias que nuestra rebelión ha logrado. El 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer (DIM), es un día para celebrar la fuerza poderosa de nuestra participación y las victorias de nuestros movimientos, los movimientos de la clase trabajadora multinacional y multigénero. El DIM se ha y sigue organizándose para resaltar la lucha por los logros económicos, sociales y políticos de las mujeres, y para continuar la lucha por la igualdad plena.
Alexandra Kollontai, celebrando el precursor del DIM, el Día de la Mujer Trabajadora, comentó: “Pero los derechos por sí solos no son suficientes. Debemos aprender a implementarlos”. Las mujeres en la lucha, las mujeres de la clase trabajadora, usamos nuestros derechos para romper las cadenas que nos impiden lograr la verdadera liberación. Lideramos las luchas por derechos laborales, por cancelar la renta y detener el desahucio, como víctimas del terror policiaco que se rehúsan a rendirse, y en contra de las guerras imperiales. Organizamos el mundo que los trabajadores se merecen, el mundo que podemos y deberíamos comandar.
El Día Internacional de la Mujer significa reconocer la causa principal de la opresión de la mujer —la sociedad de clase— y su rol central en el sistema que oprime y explota nuestra clase hoy —el capitalismo. Originalmente, el DIM fue organizado por socialistas y mujeres revolucionarias que luchaban por un mejor mundo porque reconocieron que sin deshacer y reemplazar al capitalismo, no podíamos eliminar la opresión de la mujer. Los revolucionarios socialistas de hoy luchan por una causa similar —construir consciencia con y entre otros trabajadores con el objetivo de persuadir a las masas de las demandas populares que pueden ser ganadas bajo el socialismo. Desde el derecho al aborto, la vivienda, la salud, la educación y la seguridad, luchamos concretamente contra los síntomas de la opresión de la mujer bajo el capitalismo mientras construimos una lucha por el socialismo.
En tiempos de crisis global, cuando las condiciones de la clase trabajadora son hasta más graves que antes, debemos fortalecer el espíritu del DIM. Durante la crisis exacerbada por la pandemia COVID-19, las mujeres han sufrido como trabajadoras de primera línea, trabajadoras de primera respuesta, trabajadoras esenciales y como cuidadoras primarias.
Al principio de la pandemia más de 50 millones de trabajadores perdieron sus trabajos, no porque no había trabajo, pero porque la clase capitalista no tenía soluciones para la crisis. Estas perdidas de trabajo afectaron particularmente a las mujeres. Dos veces más mujeres que hombres están sin trabajo. En Diciembre del 2020, los 140,000 empleos perdidos eran trabajos ocupados por mujeres. Con poca o ninguna asistencia gubernamental para las mujeres trabajadoras, hemos sido nosotras las que hemos sufrido el grueso de la crisis económica y de salud. Hasta el día de hoy, el capitalismo aún no tiene soluciones para la crisis de desempleo y ha empeorado las condiciones de trabajo para todos.
¿Cómo han luchado las mujeres en contra de condiciones cada vez más míseras? Las mujeres trabajadoras han estado involucradas en una serie de esfuerzos de organización y cuidado comunitario para combatir estas condiciones. Por ejemplo, maestras y personal escolar —mayormente mujeres— crearon programas para vacunar estudiantes mientras que los oficiales gubernamentales no pudieron distribuir vacunas adecuadamente y las naciones más ricas acumularon vacunas. Aquellos que han estado luchando a nivel mundial por acceso igualitario a vacunas han incluido mujeres. Han sido las mujeres quienes han estado en las primeras líneas combatiendo el virus, incluyendo como trabajadoras de la salud, personal de cuidado, como maestras y voluntarias comunitarias.
Desde las revueltas nacionales antiracismo hasta las luchas laborales y la lucha continua por los derechos reproductivos, las mujeres han asumido roles críticos para ganar luchas inmediatas y para lograr un mundo en el que las mujeres y todas las personas oprimidas puedan ser realmente libres. Más de dos años de pandemia COVID-19 han revelado la necesidad crítica para construir solidaridad entre las mujeres que viven en las condiciones creadas por la explotación y opresión capitalista que beneficia a solo unos pocos.
Mientras celebramos el DIM en el 2022, luchamos para defender el derecho al aborto provisto por Roe v. Wade, y exigimos acceso completo al aborto protegido por la ley. La Corte Suprema conservadora está considerando un nuevo reto a Roe v. Wade, ley que protege el derecho al aborto gracias al movimiento militante de mujeres que luchó por él. Pero el acceso al aborto aún no está garantizado. Solo unos años después de Roe v. Wade, la Enmienda Hyde hizo el aborto inaccesible a mujeres recipientes de Medicaid y restringió el uso de fondos federales para el aborto. La enmienda fue sostenida por la Corte Suprema en 1980. Los derechos reproductivos no están garantizados bajo el capitalismo; se logran y se defienden en la calle. Mientras la derecha crea leyes en los 50 estados para quitarnos el derecho al aborto, el movimiento por los derechos al aborto también está siendo revitalizado. La lucha de las mujeres por el control sobre nuestros propios cuerpos debe tener como prioridad hacer el aborto accesible para todos. Los derechos reproductivos, como toda otra contradicción en los Estados Unidos, se puede resumir con una pregunta: ¿Quién tiene el poder de determinar su propio destino? En este momento nosotros, la clase trabajadora, no tenemos el poder de controlar nuestra propia reproducción. Es nuestro deber detener las mentiras y el estigma alrededor del aborto, organizarnos para lograr cuidado reproductivo completo para todos y continuar abriendo puertas para que las mujeres puedan persistir en la lucha militante y finalmente ganar el aborto de una vez y por todas.
Las mujeres nos estamos organizando mientras luchamos por el socialismo. La lucha por la educación pública, el cuidado infantil, la licencia por maternidad, el empleo, el cuidado de salud, los derechos de los inmigrantes, la vivienda, y el fin de la brutalidad policiaca, todas son luchas de mujeres. Todas son luchas que la clase trabajadora debe ganar. Solo la clase trabajadora tiene el potencial de persuadir a las masas y luchar por la revolución socialista. Los miembros del Partido para el Socialismo y la Liberación nos comprometemos a luchar por un mundo que sabemos que las mujeres merecen. En este Día Internacional de la Mujer hacemos tributo a las exigencias pasadas y presentes para la transformación socialista de la sociedad, incluyendo la autonomía de las mujeres trabajadoras. Te invitamos a convertirte en miembro del Partido para el Socialismo y la Liberación —ayúdanos a unir a las masas para cambiar las condiciones de las mujeres y la clase trabajadora de una vez y por todas.