Caracas, 29 de Marzo 2020
A los Pueblos del Mundo,
Al saludarles, con afecto, me permito dirigirme a Ustedes en ocasión de denunciar los graves acontecimientos que se producen contra la paz y la estabilidad de Venezuela, en momentos en que la preocupación de los Estados y Gobiernos debería estar centrada en la protección de la vida y la salud de sus habitantes, debido a la aceleración de la pandemia del COVID-19.
Como es de conocimiento público, el pasado 26 de marzo el Gobierno de Estados Unidos anunció una gravísima acción en contra de un grupo de altos funcionarios del Estado venezolano, incluyendo a mí persona, en tanto Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela.
Dicha acción consistió en la presentación de una acusación formal ante el sistema judicial estadounidense, lo cual no sólo es de por sí ilegal, sino que además pretende sustentar una falaz acusación de narcotráfico y terrorismo, con el único objetivo de simular la supuesta judicialización de las autoridades venezolanas.
Esta pantomima estadounidense incluye el insólito ofrecimiento de una recompensa internacional a quien aporte información sobre el Presidente y los altos funcionarios venezolanos, conduciendo a un peligroso momento de tensión en el continente, por lo que considero necesario hacer un recuento de los hechos, que revelan la perversa trama detrás de las acusaciones del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Apenas un día antes, el 25 de marzo, la República Bolivariana de Venezuela denunció ante la opinión pública nacional e internacional, el desarrollo en territorio colombiano de una operación que tenía como fin atentar contra la vida del Presidente de la República, sus familiares y altos funcionarios del Estado; así como atacar objetivos civiles y militares en nuestro país; sindicando como jefe militar de dicha operación al señor Clíver Alcalá, general retirado de la fuerza armada venezolana.
Dicha denuncia fue realizada con toda responsabilidad, después de que el día 24 de marzo se diera a conocer una operación de control en la carretera al norte de Colombia, cercana a la frontera con Venezuela, en la que la policía de dicho país capturó un lote de armas de guerra en un vehículo civil.
Las investigaciones revelaron que se trataba de un sofisticado arsenal cuyo destinatario era un grupo de exmilitares y paramilitares venezolanos y colombianos, que se entrenan en campamentos ubicados en territorio de Colombia.
El día 26 de marzo, el señalado Clíver Alcalá, ofreció una declaración ante un medio de comunicación colombiano -desde su residencia en la ciudad de Barranquilla, Colombia – en la que confirmaba su participación en los hechos denunciados, confesando ser el líder militar de la operación y revelando que las armas fueron adquiridas por orden del señor Juan Guaidó, diputado nacional, quien se hace llamar Presidente interino de Venezuela y funge como operador de Washington en el país. Asimismo, confirmó que el armamento tenía como objetivo realizar una operación militar para asesinar a altas personalidades del Estado y el Gobierno venezolano y producir un Golpe de Estado en Venezuela.
El señor Alcalá aclaró que las armas fueron adquiridas mediante un contrato firmado por su persona, el señor Juan Guaidó, asesores estadounidenses y el señor Juan José Rendón, asesor político del Presidente lván Duque, y realizado con conocimiento de autoridades del gobierno colombiano.
Ante esta confesión, la insólita respuesta del gobierno estadunidense ha sido la publicación de las acusaciones mencionadas al comienzo de esta carta, con la extravagante inclusión del nombre del señor Alcalá, como si fuera parte de las autoridades de Venezuela y no un mercenario contratado por Estados Unidos para llevar a cabo una operación terrorista en contra del gobierno venezolano.
Como demostración de esta afirmación, no necesito más prueba que mencionar la supuesta captura del señor Alcalá por parte de las fuerzas de seguridad colombianas y su inmediata entrega a las autoridades de la DEA estadounidense, en un curioso acto en el cual el reo, sin esposas, se despedía estrechando las manos de sus captores, justo al pie de la escalerilla del avión que lo llevaría en vuelo especial VIP hacia Estados Unidos, lo que demuestra que en realidad todo ese montaje se trata del rescate de alguien a quien consideran un agente estadounidense.
Es preciso subrayar que la frustrada operación armada fue diseñada originalmente para ser ejecutada a finales del mes en curso, mientras toda Venezuela se encuentra luchando contra la pandemia del COVID-19. Y es que justamente, ésta es la principal batalla que preocupa actualmente a la humanidad.
Una lucha que nuestra nación se encuentra librando de manera exitosa, al haber logrado detener la curva de contagios, habiendo reforzado las previsiones sanitarias y manteniendo a la población en una cuarentena masiva, con un número bajo de casos positivos y fallecidos.
Por todo ello, el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela alerta a nuestros hermanos y hermanas de las organizaciones políticas y movimientos sociales del Mundo, sobre los temerarios y criminales pasos que está dando la administración de Donald Trump que, pese a la pavorosa aceleración del crecimiento del COVID-19 que afecta al pueblo estadounidense, parece decidido a profundizar su política de agresión contra Estados soberanos de la región, y en especial contra el pueblo venezolano.
Durante la pandemia, el gobierno de Estados Unidos, en lugar de enfocarse a las políticas de cooperación mundial en materia de salud y prevención, ha incrementado las medidas coercitivas unilaterales y ha rechazado las solicitudes de la comunidad internacional para que se levanten o flexibilicen las ilegales sanciones que impiden a Venezuela acceder a medicamentos, equipos médicos y alimentos.
Al mismo tiempo, ha prohibido la realización de vuelos humanitarios desde Estados Unidos hacia Venezuela para repatriar a centenas de venezolanos atrapados en la crisis económica y sanitaria que vive el país del norte.
Venezuela, al denunciar estos graves hechos, ratifica su voluntad inquebrantable de sostener una relación de respeto y cooperación con todas las naciones, tanto más en esta inédita circunstancia que obliga a los gobiernos responsables a trabajar unidos y deponer sus diferencias, como lo es la pandemia del COVID-19.
Ante tan graves circunstancias, solicito -una vez más- su invalorable apoyo para denunciar esta insólita y arbitraria persecución, ejecutada mediante una refrescada versión de aquel rancio Macarthismo desatado tras la 2da Guerra Mundial. Entonces, etiquetaban a placer a sus adversarios de «comunistas» para perseguirlos, hoy lo hacen mediante las antojadizas categorías de «terroristas» o «narcotraficantes», sin contar para ello con elementos probatorios de ningún tipo. Condenar y neutralizar hoy estos ataques injustificables contra Venezuela, será de gran utilidad para evitar que el día de mañana Washington emprenda campañas semejantes contra otros pueblos y gobiernos del mundo. Debemos apegarnos todos a los principios de la Carta de las Naciones Unidas, principios tales como el derecho a la autodeterminación, la soberanía, la paz y la Independencia de los Pueblos, para evitar que el unilateralismo desmedido nos lleve al caos internacional.
Hermanos y hermanas del Mundo, tengan ustedes la absoluta certeza de que Venezuela se mantendrá firme en su lucha por la paz y que, ante cualquier circunstancia, prevalecerá. Ninguna agresión imperialista, por feroz que sea, nos desviará del camino soberano e independiente que desde hace 200 años hemos forjado, como tampoco nos alejará de la sagrada obligación de preservar la vida y la salud de nuestro pueblo ante la pavorosa pandemia mundial del COVID-19.
Aprovecho esta oportunidad, para expresar mi solidaridad y la del Pueblo de Venezuela hacia todos los Pueblos que hoy también sufren graves consecuencias por los efectos de la pandemia. Si alguna lección estamos obligados a sacar de toda esta difícil experiencia, es precisamente que sólo juntos podremos salir adelante. Los modelos políticos y económicos que preconizan el egoísmo y el individualismo han demostrado su total fracaso para enfrentar esta situación. Avancemos con firmeza hacia un nuevo Mundo con justicia e igualdad social, en el cual la felicidad y plenitud del ser humano sea el centro de nuestro accionar.
Agradezco la solidaridad que permanentemente han expresado hacia mi país y mi pueblo, denunciando el criminal bloqueo del que somos objeto tanto nosotros como muchas otras naciones. Aprovecho para reiterarles mi respeto y afecto, e invitarles a que continuemos unidos arando un porvenir de esperanza y dignidad.