El 25 de mayo, miles de manifestantes salieron a las calles de Nueva York para conmemorar el primer aniversario del asesinato de George Floyd a manos de la policía de Minneapolis.
Comenzó como una concentración de unos pocos centenares de personas frente al Barclays Center de Brooklyn, y la multitud fue creciendo a medida que se iniciaba la marcha y continuaba por todo el distrito.
La concentración, organizada por los Committees United for Police Reform, Make the Road New York, Housing Works y Jews for Racial & Economic Justice, entre otros, contó con la participación de oradores de múltiples familias que representan a seres queridos asesinados por la policía y que aún no han recibido justicia. Muchos llevan años esperando que la ciudad responda a sus demandas de despedir y encarcelar a los policías asesinos. Los manifestantes y los oradores dejaron claro que los neoyorquinos no han olvidado a estas víctimas ni la promesa, ya incumplida, del alcalde Bill De Blasio de recortar 1.000 millones de dólares del presupuesto de la policía de Nueva York, una promesa que había hecho a raíz de la revuelta del verano pasado.
El sistema se mantiene
Aunque la condena del asesino de George Floyd, Derek Chauvin, fue una victoria histórica para el movimiento, dado que desde el 2005 sólo siete policías han sido condenados por asesinato, esa victoria es sólo un recordatorio de los innumerables policías asesinos que han salido libres como resultado de un sistema protegido de terror policial racista. Destacando uno de los muchos asesinatos sancionados por el Estado que han quedado sin respuesta, Eric Vassell habló en nombre de su hijo, Saheed Vassell, un hombre negro de 34 años asesinado en el 2018 por agentes de policía encubiertos vestidos de civil sin previo aviso.
“Después de disparar a mi hijo, ¿qué tipo de mensaje cree que esto envía a los demás agentes?”, preguntó Vassell. “Dice: ‘Continúa, maten a los niños negros y de color’. Cada día lucho por él, para que no haya más Saheeds. La única manera de reducir la violencia policial es responsabilizar a los agentes abusivos y recortar el tamaño del presupuesto y el poder del Departamento de Policía de Nueva York.”
Un orador tras otro, un familiar tras otro, condenaron el abultado presupuesto de la policía, que sólo financia una guerra contra las comunidades de color, mientras que los programas públicos fundamentales de los que dependen estas comunidades, como las escuelas públicas, la vivienda pública y la atención sanitaria, siguen sin recibir fondos.
Sammy Feliz habló en nombre de su hermano Allan Feliz, un hombre del Bronx de 31 años asesinado durante una parada de tráfico rutinaria en el 2019. Ante los vítores de la multitud, Feliz declaró: “¡Necesitamos despedir a todos los policías que están cometiendo asesinatos en nuestras comunidades! Nos están quitando miembros valiosos de nuestros hogares y de nuestras comunidades sin ninguna razón. No rinden cuentas y, por lo tanto, deben ser desfinanciados. … Tenemos que reinvertir estos fondos en nuestra comunidad”.
Continuando con el legado de George Floyd
Cuando comenzó la marcha y la gente salió a la calle, los residentes levantaron los puños en solidaridad desde sus ventanas, dando energía a la multitud. Los manifestantes también se vieron reforzados por los poderosos líderes de los cánticos. Los cánticos que galvanizaban a los manifestantes y que cosechaban los gritos más entusiastas eran los que proclamaban implacablemente el deseo de justicia del pueblo y llamaban directamente a la policía como fuerza que se opone a la liberación. Acompañados de tambores, los manifestantes respondieron con fuerza a los cánticos de “¡Dime lo que quieres, lo que realmente quieres! ¡Justicia!” y “¡Atrás, atrás, queremos libertad, libertad! A todos estos policías racistas no los necesitamos, no los necesitamos”.
La marcha terminó finalmente en el parque Herbert Von King en Bed-Stuy. Mientras se ponía el sol en el primer aniversario del asesinato de George Floyd, un acontecimiento que desencadenó una rebelión de millones de personas, la multitud estaba decidida y optimista.
Como subrayó Vassell cuando se le preguntó cómo había influido el año pasado en su propia lucha por la justicia: “Me da más fuerza, y puedo ver más cosas que salen a la luz. Y ahora podemos hablar [de ello] más porque algo está pasando. Espero que George Floyd marque la diferencia en los Estados Unidos de América”.