Cada año, la Liga Urbana Nacional (National Urban League—NUL) emite un importante informe sobre la “Condición de América Negra.” El informe pone de manifiesto la desigualdad y el racismo institucionalizado en los Estados Unidos, documentando grandes disparidades que perjudican a la nación afro-americana, en las tasas de la pobreza, del desempleo, de los encarcelamientos y del acceso a la educación.
Las estadísticas de este año mostraron un patrón similar:
• Los afroamericanos tienen la mitad de acceso a los seguros médicos que los estadounidenses blancos;
• El Índice de Igualdad de la Liga otorga a los afroamericanos un 71.8% del nivel de vida de la población blanca estadounidense, un deterioro del 72,1% en 2010. En los centros urbanos las tasas de desempleo de los afroamericanos alcanzan la exorbitante tasa del 50%.
• La tasa de desempleo de los afroamericanos en Estados Unidos es del 15%, en comparación con el 8% que sufren los blancos.
• El ingreso medio de los hogares blancos en los Estados Unidos equivale a 54.680 dólares, en los hogares afroamericanos el promedio es de 33.500 dólares.
• Mientras que tres de cada cuatro familias blancas son propietarios de sus casas, menos de la mitad de las familias negras e hispanas poseen una.
• Los afroamericanos tienen seis veces más probabilidad de ser encarcelados que los blancos.
• Según un estudio realizado por el Malcolm X Grassroots Movement, en 2012 la policía ha asesinado un afro americano cada 36 horas.
El número de personas en condición de pobreza en los Estados Unidos ha alcanzado una cifra récord. Según el Centro Nacional para Niños en la Pobreza, el 22% de los niños en Estados Unidos vive en familias cuyos ingresos están por debajo del umbral de pobreza federal. El NCCP tiene su propio sistema de medición para analizar el costo real de vida para una familia y afirma que 45% de los niños en Estados Unidos son pobres o “casi pobres”. 75% de los niños afroamericanos menores de seis años — y 67% de niños latinos y 70% de niños nativo americanos — son pobres o “casi pobres”, tasa que se puede comparar con el 35% de los blancos.
¿Puede el voto acabar con esta situación?
El informe de la Liga Urbana Nacional que arrojó todos estos datos también llegó a una conclusión interesante. Al presentar el documento en su página web afirma: “Sin embargo, más allá de la economía, del empleo, más incluso que alcanzar una educación sobresaliente para todos los niños, el único factor que podría decirse que tendrá un impacto remarcable en el futuro de la América negra en 2012 es el voto”.
Aplicado a otro contexto histórico, ese punto podría ser válido. La lucha del pueblo negro por los derechos civiles y por el sufragio sigue siendo considerado uno de los movimientos sociales más profundos y que se sintió con más fuerza en la historia de este país. En todo el Sur y también a nivel nacional, los negros se organizaron, se defendieron y derribaron al Jim Crow, inspirando y dando forma a muchos otros importantes movimientos importantes y produciendo grandes beneficios legales y sociales para los afroamericanos. Es importante señalar, sin embargo, que esas victorias no se distribuyen de manera uniforme a través de las diferentes clases. De hecho, el capitalismo ha demostrado ser lo suficientemente flexible como para incorporar una pequeña parte de la población negra en las altas esferas de la economía y el gobierno, mientras relega a la gran mayoría a salarios de pobreza y la discriminación continuada.
¿Cómo puede la National Urban League afirmar que las medidas para resolver las profundas desigualdades sistémicas y persistentes tendrán menos “impacto” que el voto? Obviamente, la premisa es que el voto equivaldrá a soluciones para estos problemas, pero ¿es éste el caso?
En 2008 el número de votantes afroamericanos, especialmente jóvenes, fue histórico. Millones de afroamericanos salieron a votar, muchos más que en las elecciones anteriores. La razón era clara: muchos vieron la posibilidad de que el primer Presidente Negro fuese la culminación simbólica de la lucha de siglos contra el racismo en los EE.UU.
Sin embargo, tras la elección de Obama, que coincidió con la “Gran Recesión”, la persistente desigualdad en el país y el aumento de la pobreza sólo empeoraron. No hubo una gran respuesta ni de Obama, ni de los otros demócratas que contaron con los votos de millones de afroamericanos para lograr la presidencia. Lo cierto es que no han presentado ningún proyecto de ley para ninguna de estos asuntos: acabar con los encarcelamientos masivos y el asesinato policial, eliminar la pobreza infantil y conseguir empleo para todos.
Así que en los tiempos que corren ¿qué significa el acto de votar? Los afroamericanos, al igual que el resto de la clase obrera y el pueblo oprimido de los Estados Unidos, no tienen la más mínima oportunidad de votar en las decisiones que más afectan a sus vidas.
Con el capitalismo podemos votar cada cuatro años qué representante de la clase dominante guiará el sistema existente, y así mantener el status quo para los próximos cuatro años. No hay oportunidad de votar contra el desempleo o en contra de la brutalidad policial. En su lugar, se nos dice que debemos votar a los candidatos que la clase dominante nos pone delante, y los únicos que tienen oportunidades de ganar han recibido cientos de miles de millones de dólares en concepto de donaciones corporativas. Estas son las reglas del juego, independientemente de la identidad del candidato.
La próxima revolución social
La Liga Urbana Nacional hace lo correcto al poner de relieve la continua lucha que libramos como pueblo, pero no al afirmar que el voto es la clave.
Los importantes logros del movimiento por la libertad del pueblo negro como el fin de la esclavitud, el desmantelamiento del apartheid (Jim Crow), y la eliminación de la supremacía blanca como política oficial del Estado y su ideología asociada, se lograron a través de luchas que sacudieron a la sociedad en su totalidad y escalaron a transformaciones revolucionarias.
Eso mismo se sigue necesitando a día de hoy, pero el próximo capítulo de la revolución negra será de un nuevo tipo. Será para convertir en realidad la visión de la última revolución en pro de los Derechos Civiles por lograr: la igualdad. Como todas las revoluciones, buscará la resolución de las contradicciones más graves y más escandalosa de la sociedad: la pobreza, el hambre y el desamparo en un mundo de abundancia; niños enviados a cárceles en lugar de a escuelas, la expansión de la desigualdad por todo el territorio al mismo tiempo que se celebran actos de una supuesta y simbólica igualdad.
Para garantizar la igualdad real no sólo en el ámbito de la ley, sino también en todos los aspectos de la vida, es indispensable la liberación de la riqueza de la sociedad y su utilización para satisfacer las necesidades del pueblo. Todo esto no puede ocurrir sin una verdadera revolución social que nos lleve a la superación una vez por todas de este sistema de búsqueda de ganancias por encima de las necesidades sociales (el capitalismo) y al desmantelamiento del Estado que protege ese sistema. Este es el programa del PSL.
La elección de un presidente negro completa una de las reformas que se inició en el movimiento de Derechos Civiles. Pero ahora el sistema no tiene más puestos políticos o más consecuencias que ofrecer. La era de las victorias simbólicas de la comunidad negra, a pesar de su innegable importancia, ha agotado su energía sin resolver las contradicciones fundamentales de desigualdad y opresión.
Incluso cuando presentamos nuestros propios candidatos, el PSL sostiene que son los movimientos de masas los que históricamente han marcado la diferencia en este país, y es a través de la revolución como vamos a lograr llegar al socialismo, la igualdad y la liberación. Con este mensaje nuestros miembros se solidarizan y unen a las luchas diarias y a los movimientos que movilizan a la clase trabajadora y a los oprimidos contra este sistema racista.