Originalmente publicada en Liberación Periodico, agosto 2015
Los gobiernos de izquierda en América Latina están profundizando la integración económica y social, con el resultado de beneficios a millones de personas, estableciendo la base para mayores logros en el futuro. Precisamente por este éxito, el gobierno de Estados Unidos está reforzando sus esfuerzos de la subversión y desestabilización para debilitar y derrocar esos gobiernos.
Washington nunca ha aceptado la independencia del continente sureño—y mucho menos con el creciente sentimiento antiimperialista en la región. Su ofensiva está dirigida principalmente a los miembros de la Alianza Bolivariana para nuestra América (ALBA), por el contrapeso que ejerce frente a los esquemas neo-liberales de EEUU—y por su solidaridadrevolucionaria.
Iniciado en 2004 por Cuba y Venezuela, el ALBA incluye a Ecuador, Nicaragua y Bolivia, cuyos líderes fueron elegidos en la ola popular que siguió la elección de Hugo Chávez en 1998. Seis naciones isleñas del Caribe también son miembros: Antigua y Barbuda, Dominica, Granada, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, y San Vicente y las Granadinas. Haití está listo para incorporarse.
Con la proeza extraordinario de Cuba en los asuntos de la salud y la educación, y los recursos petroleros de Venezuela, los dos han dirigido el desarrollo de programas de cooperación mutua entre los miembros del ALBA, y para otros países que no pertenecen actualmente.
Algunos de los éxitos del ALBA incluyen más de 3 millones de personas, cuya visión ha sido restaurade a través de operaciones gratis; el analfabetismo derrotado en Bolivia, Nicaragua, Venezuela y Antigua y Barbuda, y la graduación de más de 21.000 jóvenes como médicos en escuelas de medicina de Cuba y Venezuela.
El desarrollo social que jamás fue posible ahora es realidad, con el intercambio justo de recursos humano y natural, y la solidaridad verdadera. Sólo el mes pasado, 23 jóvenes de Santa Lucía recibieron la bienvenida en Venezuela para estudiar la medicina gratis.
EE.UU. cambia sus tácticas por el mismo fin
Aunque el imperialismo estadounidense no ha abandonado la idea de la intervención militar directa en América Latina, por ahora prefiere usar otros métodos para evitar la explosión social que seguramente se desataría en esta época.
La memoria de Panamá en 1989, Granada en 1983, y decenas de invasiones antes—más las guerras de poder en Nicaragua y El Salvador durante la décadade 1980—todavía arden en los pueblos.
Pero la amenaza de la subversión—financiado y dirigido por Washington—sigue. El reestablecimiento de la diplomacia Estados Unidos-Cuba no ha reducido las pretensiones de EEUU hacia Cuba. Como el Presidente Barack Obama admitió el 17 de diciembre pasado, él terminaría una política que “por décadas, ha fallido en avanzar nuestros intereses”.
En vez de verdaderamente cambiar curso hacia Cuba y respetar su soberanía, los Estados Unidos ha incrementado las campañas millonarias para tratar dedesestabilizar a Cuba por dentro.
Usando otra táctica por el mismo fin, exactamente un día después de anunciar las relaciones diplomáticas con Cuba, el 18 de diciembre Obama firmó una ley imponiendo sanciones a Venezuela.
El 9 de marzo, los Estados Unidos apretó aun más, declarando Venezuela como “una amenaza extraordinario a la seguridad nacional de los Estados Unidos.” Pero los tiempos han cambiado. Washington ya no puede imponer su peso sin causar repercusión. Líderes latinoamericanos y lo pueblos respondieron fuertemente para defender a Venezuela, exigiendo la derogación de la amenaza estadounidense. Más de 3 millones firmas en peticiones fueron colectadas.
El proyecto Petro-Caribe—la alianza clave energética y solidaria con el Caribe y Centroamérica—es objeto de Estados Unidos, que está interviniendo para derrotarlo con su propio esquema, la llamada Iniciativa de Seguridad Energética Caribeña.
Ted Piccone del Instituto Brookings, dice “El fin de los Estados Unidos actualmente es tratar de romper el Petro-Caribe y ofrecer alguna atención especial a los estados caribeños, que son tan vulnerables y que dependen tanto en las importaciones de energía”.
Washington ve en Jamaica una pieza clave en sus pretensiones. Hacia este fin, Obama visitó a Jamaica el 8 de abril, la primera vez que un presidente estadounidense había visitado en 33 años. La última vez fue cuando Ronaldo Reagan visitó, antes de la invasión de EEUU a Granada.
En Ecuador, los atentados continúan contra la “Revolución Ciudadana”, del Presidente Correa, con el intento de dividir los sectores trabajadores y indígenas en contra de si mismos y en contra de los programas progresistas. En una entrevista reciente de TelesurTV, Correa dijo, “Estamos ante un golpe blando, hay un proceso continuo de calentamiento de las calles, calumnias, tratan de provocar un pánico financiero, una guerra sicológica para desgastar el gobierno…” (publicado el 23 de julio, 2015)
El poder del pueblo en Venezuela, Cuba y en el resto de América Latina para movilizar y defender sus logros es crítico, la consciencia es alta. La solidaridad del pueblo de los Estados Unidos también es muy importante en esta próxima etapa de lucha.