La indignación crece en toda la región con la decisión de la administración Biden de lanzar otra serie de ataques aéreos ilegales. Los ataques estaban dirigidos a instalaciones en Irak y Siria sobre la base de que eran utilizadas por “milicias respaldadas por Irán”. El Departamento de Defensa declaró que Estados Unidos actuó “en virtud de su derecho a la autodefensa”. En realidad, no fue más que un acto de agresión para preservar la presencia de tropas estadounidenses en los dos países en violación de los deseos de sus gobiernos soberanos.
El comunicado de prensa del Departamento de Defensa del 28 de junio afirmaba que los ataques “tenían como objetivo las instalaciones de almacenamiento operacional en dos lugares de Siria y uno de Irak”. El departamento de Defensa afirmó que estas instalaciones eran utilizadas por grupos de milicianos como Kata’ib Hezbollah y Kata’ib Sayyid al-Shuhada, que están siendo completamente demonizados en los medios de comunicación estadounidenses como peligrosas organizaciones terroristas.
Pero esta narrativa pasa completamente por alto el hecho de que estos grupos y sus aliados fueron cruciales para la derrota del llamado califato del ISIS en la región. Fue una victoria que se produjo a costa de la vida de miles de combatientes. Aunque pueden haber trabajado junto a los iraníes durante esta batalla, sus miembros son iraquíes y sirios que tienen su propia motivación para luchar.
El 29 de junio se celebró en Bagdad una gran manifestación para protestar contra los ataques de Estados Unidos, a la que asistieron comandantes clave de la lucha contra el ISIS. La manifestación se celebró cerca de la “Zona Verde”, fuertemente vigilada, que alberga las oficinas políticas y militares de Estados Unidos y otras potencias occidentales. El mismo día, combatientes en Siria lanzaron cohetes contra las tropas estadounidenses que ocupan un campo petrolífero.
Esta ronda de ataques aéreos estadounidenses es la segunda que autoriza la administración Biden. Los primeros ataques se llevaron a cabo en febrero de este año. La administración Biden alegó absurdamente “defensa propia” también entonces debido a los ataques contra los soldados estadounidenses que ocupaban Irak. Pero esas tropas no tenían nada que hacer en el país: el Parlamento iraquí votó por unanimidad la expulsión de las fuerzas estadounidenses a principios de enero de 2020 en medio de enormes manifestaciones que exigían lo mismo. A pesar de ello, Estados Unidos sigue con su ocupación ilegal de Irak en contra de los deseos de su pueblo hasta el día de hoy.
La Agencia de Noticias Árabe de Siria citó fuentes locales diciendo que los ataques aéreos estadounidenses también atacaron casas residenciales a lo largo de la frontera entre Irak y Siria, causando víctimas. Tanto los funcionarios sirios como los iraquíes condenaron este ataque como una violación flagrante e inaceptable de la independencia de ambos países. Además, las Fuerzas de Movilización Popular de Irak declararon que no tolerarán la continuación de la ocupación ilegal de Estados Unidos, insinuando una intensificación de la lucha armada. Las FMP son una coalición de grupos armados, entre los que se encuentran muchas de las llamadas “milicias respaldadas por Irán”, creadas en 2014 para salvar al país del ISIS y que ahora forman parte oficialmente del gobierno iraquí.
Es importante tener en cuenta el momento de estos ataques. Las conversaciones sobre la reincorporación de Estados Unidos al acuerdo nuclear de Irán-el Plan de Acción Integral Conjunto-están en curso. El acuerdo se firmó en 2015, pero la administración Trump se retiró en 2018. La sexta ronda de negociaciones del PAIC terminó en Viena justo antes del atentado sin ninguna conclusión clara. Esto se debió a la insistencia de la administración de Biden en modificar el acuerdo, al tiempo que se negaba a desmantelar todas las sanciones de la era Trump contra Irán. Este acto gratuito de agresión es profundamente contraproducente cuando se trata del progreso de esas negociaciones hacia una conclusión justa. Pero el Pentágono puede considerar los ataques aéreos como una forma de aplicar presión adicional a Irán.
Independientemente de las afirmaciones de la administración de Biden sobre la autodefensa, el motivo real detrás de los ataques es claro: violar aún más la soberanía de Irak y Siria mientras se amenaza a Irán. Esto no tiene nada que ver con la protección de los militares de EE.UU., que fueron colocados sin sentido en peligro por los generales del Pentágono. La culpa de cualquier escalada a partir de aquí recae directamente sobre los hombros del gobierno de Estados Unidos.
