Más de 200 personas se manifestaron en solidaridad con el pueblo chileno en Union Square de la ciudad de Nueva York el 26 de octubre.
Justo el día anterior, más de un millón de manifestantes salieron a las calles de Santiago, la capital de Chile, lo cual representa más del 5% de la población chilena. Algo que comenzó con protestas estudiantiles por los aumentos a los precios del transporte rápidamente se convirtió en una revuelta nacional que está denunciando la austeridad y las políticas neoliberales.
La respuesta inmediata de la administración de Piñera fue declarar un estado de emergencia e imponer un toque de queda obligatorio para disuadir el levantamiento del pueblo chileno. Creó una zona de guerra no oficial, parecida a la del régimen de Pinochet respaldado por los Estados Unidos, en donde los manifestantes chilenos están siendo tratados como el enemigo. Desde su comienzo hasta el 28 de octubre alrededor de 20 manifestantes han sido asesinados por el régimen. También han habido informes de tortura y abuso sexual de manifestantes por parte de agentes del gobierno.
En la ciudad de Nueva York, los miembros del Partido por el Socialismo y la Liberación hablaron con la gente en la manifestación acerca del por qué estaban allí y de lo qué está sucediendo en Chile. Algunos citaron medidas de austeridad neoliberal que están afectando directamente a los chilenos de la clase trabajadora, incluyendo la desintegración del sistema de pensiones. Un hombre recién llegado de Chile describió la violencia indiscriminada que presenció contra niños, mujeres y ancianos durante las manifestaciones, donde la policía estatal apuntó con armas directamente a los manifestantes. Una joven chilena denunció la privatización de los recursos naturales, principalmente del agua, un recurso que todos necesitamos para vivir.
Después de las protestas, unas de más grandes en Chile desde el fin de la dictadura de Pinochet, el presidente Piñera solicitó la renuncia de todos sus ministros como concesión a las demandas de los manifestantes. Sobre la demanda principal que exige su renuncia inmediata no se ha pronunciado.
La lucha contra el neoliberalismo y las medidas de austeridad van más allá de Piñera. Chile es uno de los países más ricos de América Latina, pero tiene la peor desigualdad de ingresos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. Las pancartas en Nueva York y Chile señalan: “No son 30 pesos, son 30 años,” en referencia a los 30 años que Chile ha pasado desde la represión y violencia expresa de la derecha de Pinochet a medidas más sutiles y siniestras en las que se exportan recursos naturales, se cumplen con medidas de austeridad exigidas por el Fondo Monetario Internacional y dejan a los pobres hacerle frente al aumento de los costos de vida, salarios más bajos y falta de beneficios.
Durante la manifestación en la ciudad de Nueva York, una banda tocó canciones del músico revolucionario chileno Víctor Jara, un activista político comunista que fue asesinado en 1973 por la dictadura brutal de Pinochet. La multitud cantó “El derecho de vivir en paz,” una famosa canción de Víctor Jara. Esto indica el futuro por el que los chilenos están luchando, un futuro libre de las cadenas de las políticas imperialistas que favorecen una pequeña élite y que dejan que la gente pobre y trabajadora pague el precio.