Traducido por Keiti Rubio
El cierre del gobierno ha creado dificultades para millones de personas. Cientos de miles de trabajadores federales han sido suspendidos, poniendo en una situación precaria sus vidas y las de sus familias. Más de un millón de familias que viven en viviendas públicas podrían perder su vivienda. Sin embargo, el primer proyecto de ley elaborado por el Senado de los EE.UU. en el 2019 no se trata de brindar alivio a los trabajadores federales, sino de ilegalizar la crítica a Israel.
El Proyecto de Ley del Senado 1 expone en dónde están las prioridades de la clase dominante de los Estados Unidos y sus representantes. Están más preocupados por reprimir la disidencia que por satisfacer las necesidades de la gente. Este proyecto de ley, patrocinado por demócratas y republicanos por igual, es la primera pieza legislativa que será presentada ante la Cámara Alta del Congreso número 116.
El proyecto de ley contiene la “Ley para combatir a BDS 2019,” la cual respalda las leyes estatales contra el BDS que le impidan a cualquier contratista que trabaje para el estado participar en cualquier tipo de actividad relacionada con el BDS mientras estén siendo contratados. El efecto de esto sería que las personas contratadas para brindarle servicios al estado no podrían realizar actividades relacionadas BDS, incluso en sus vidas privadas.
El 8 de enero, por temor a su propia base debido al sufrimiento infligido a los trabajadores por el cierre del gobierno en las últimas tres semanas, los demócratas del Senado bloquearon el voto por el proyecto de ley hasta después de se finalizara la crisis de cierre. Sin embargo, el proyecto de ley demuestra claramente las prioridades de los políticos tanto demócratas como republicanos.
El proyecto de ley ataca al movimiento BDS
El proyecto de ley busca legislación a nivel federal para fortalecer las leyes aprobadas por 26 estados que requieren que cualquier empresa o individuo que haga negocios con el estado se comprometa a no participar en ningún tipo de boicot del estado de Israel. Es una respuesta directa al éxito cada vez mayor del movimiento para Boicotear, Despojar y Sancionar realizado por la sociedad civil palestina como respuesta a la ocupación ilegal de Cisjordania y el bloqueo de la Franja de Gaza, a la negación de igualdad de derechos a los palestinos en Israel y de su derecho a regresar a sus hogares. Estas leyes estatales, al igual que SB1, han sido denunciadas por muchos defensores de los derechos civiles y de la libertad de expresión, incluyendo la corriente principal de Amnistía Internacional y la Unión Americana de Libertades Civiles.
Una de las víctimas más conocidas de estas leyes estatales es Bahía Amawi, una patóloga de lenguas de Texas que fue despedida de su trabajo de nueve años cuando se negó a firmar un compromiso de no boicotear a Israel como consecuencia de una ley del estado de Texas del 2017 contra el BDS. Amawi ahora está demandando a la junta escolar local por una violación de su derecho de la Primera Enmienda a la libertad de expresión.
La SB1 y las leyes estatales son un intento de silenciar las voces en solidaridad con el pueblo palestino porque el llamado de la sociedad civil palestina reitera tres demandas básicas que cuentan con el respaldo de la comunidad internacional:
- Darle fin a la ocupación y colonización por parte de Israel de todas las tierras árabes y desmantelar el muro del apartheid en Cisjordania;
- Reconocer los derechos fundamentales de los ciudadanos árabes palestinos de Israel con igualdad plena; y
- Respetar, proteger y promover los derechos de los refugiados palestinos de regresar a sus hogares y propiedades como se estipula en la resolución 194 de la ONU.
Los EE.UU. ignora la opinión mundial, el derecho internacional
A los políticos estadounidenses a menudo les gusta referirse a la voluntad de la “comunidad internacional” y al “estado de derecho” cuando impone una coalición de poderes imperialistas para llevar a cabo actos de genocidio como el desmantelamiento de Yugoslavia, la invasión de Irak o la destrucción de Libia. Sin embargo, el gobierno de los Estados Unidos y sus políticos capitalistas ignoran a conciencia la opinión pública mundial y la ley cuando no cumple con la agenda imperialista de ocupación y explotación.
En el 2017, la Comisión Económica y Social de las Naciones Unidas para Asia Occidental, citando múltiples violaciones del derecho internacional, concluyó: “Israel ha establecido un régimen de apartheid que domina al pueblo palestino en general.” Amnistía Internacional ha pedido que se ponga fin al bloqueo de Gaza desde el 2007. En el 2004, la Corte Penal Internacional de La Haya declaró como ilegal el muro construido por Israel alrededor de la Franja de Gaza y como una violación del derecho internacional.
La respuesta de Israel a estas acusaciones de violaciones de la ley ha sido burlase de ellas. En el 2018, la Knesset aprobó la ley del estado-nación, que codifica que solo el pueblo judío tiene derecho a la autodeterminación dentro de Israel, formalizando el apartheid como ley en Israel y haciendo caso omiso del derecho de los 1.4 millones de palestinos que viven dentro del estado sionista a la igualdad plena. Al su vez, Israel ha expandido los asentamientos ilegales en Cisjordania y sigue destruyendo los hogares palestinos dentro de Israel y en los Territorios Ocupados.
Israel hace esto con impunidad porque cuenta patrocinadores poderosos en Washington. El gobierno de los Estados Unidos presionó a la administración de la ONU para que se desvinculara del informe de la CESPAO de 2017 sobre el apartheid israelí y para que se eliminara el informe de su sitio web. Israel tiene la ventaja en cualquier conflicto militar contra el pueblo palestino porque el estado sionista ha recibido decenas de miles de millones de dólares en ayuda directa e indirecta desde su creación en 1948. Y ahora, además de la “Ley para combatir el BDS,” el mismo proyecto de ley pendiente en el Senado también afirma que Israel seguirá recibiendo $3.3 mil millones al año en ayuda de los Estados Unidos durante los próximos 10 años.
El motivo por el cual gobierno y las empresas antisemitas respaldan a Israel
El apoyo del imperialismo estadounidense al apartheid israelí no está basado en la preocupación por el pueblo judío o en la lucha contra el antisemitismo. Se considera que Israel desempeña un papel fundamental para los Estados Unidos en el Medio Oriente como un perro guardián castigador de la revolución árabe en esta parte del mundo rica en petróleo y de gran importancia geopolítica. Ha sido así durante todas las administraciones de presidentes de Estados Unidos, tanto demócratas como republicanas, desde la formación de Israel en tierras palestinas robadas en 1948.
Hoy en día, el antisemitismo público es oficialmente un tabú en la política estadounidense, pero siempre ha formado parte de la política en los niveles más altos de los extremadamente ricos, junto con el nacionalismo blanco y otras formas del racismo. El antisemitismo público se volvió menos tabú cuando Trump le respondió a la resistencia de las fuerzas antirracistas del 2017 contra ataque violento de los nacionalistas blancos en Charlottesville, Virginia, con la idea de que “había buenas personas en ambos lados.” La noche anterior al ataque, los nacionalistas blancos habían marchado a través de Charlottesville coreando consignas racistas y antisemitas.
La lucha palestina no se detendrá
David Ben-Gurion, el primero primer ministro de Israel, refiriéndose a la población palestina desplazada en 1949, dijo: “Los ancianos morirán y los jóvenes se olvidarán.” Durante más de 70 años, el pueblo palestino ha resistido a la ocupación sionista de Palestina, el desplazamiento forzado de su tierra natal, el vivir bajo un régimen militar, la detención administrativa y las políticas genocidas de castigo y bloqueo colectivo. Los viejos han pasado a la historia del pueblo palestino y los jóvenes han aprendido, recordado y han continuado la lucha por la autodeterminación.
A pesar de que los imperialistas estadounidenses y sus socios sionistas en Israel confían en su superioridad militar, les preocupa la percepción de Israel en todo el mundo, sobre todo en los Estados Unidos. No existe poderío militar que pueda impedir la liberación de Palestina si la gente del mundo se pone activamente en contra del estado sionista de Israel y apoya al pueblo palestino.
Las sanciones ayudaron a destruir el apartheid sudafricano
Este temor entre la clase dominante israelí y estadounidense por el llamado del movimiento BDS por la táctica no violenta del boicot, la desinversión y las sanciones, hace referencia a una campaña similar utilizada por el movimiento antiapartheid en Sudáfrica, que convirtió al estado de apartheid en Sudáfrica en una paria en la comunidad internacional.
El movimiento antiapartheid BDS expuso de manera desfavorable el imperialismo estadounidense como socio de la sociedad segregada legal del apartheid sudafricano. Fue apenas en los últimos años del gobierno de ese régimen de apartheid que Estados Unidos, obligado por el poder de la lucha, reconoció el movimiento de sanciones de base. No fue hasta la caída del apartheid que Nelson Mandela y el ANC dejaron de ser considerados enemigos del gobierno de los Estados Unidos.
El anti-sionismo no es antisemitismo, es oposición al racismo
Los líderes israelíes, la clase capitalista de los Estados Unidos y sus políticos comprados y las organizaciones y simpatizantes sionistas temen lo mismo para el régimen israelí si la campaña actual de BDS tiene éxito.
Esta es la razón por la cual Israel y sus partidarios buscan acusar falsamente de “antisemita” a cualquier persona u organización que apoye las demandas justas de BDS, que adopte una posición pro-palestina, o incluso que haga críticas muy modestas de Israel.
La equiparación del anti-sionismo con el antisemitismo ha sido una táctica para los líderes de Israel incluso antes de que existiera el estado de Israel. Al buscar establecer el estado de Israel, entre los sionistas no hubo espacio para debate sobre la naturaleza racista y colonial de sus puntos de vista y las consecuencias para la población existente en Palestina.
Hay oposición a la legislación anti-BDS entre algunos sectores liberales. Los senadores Bernie Sanders y Diane Feinstein han expresado su oposición a la propuesta de ley del Senado mientras denuncian el movimiento BDS. Esto se debe a que la supresión de la libertad de expresión no bueno para la imagen para los Estados Unidos, que se autodenomina promotor de la libertad y la democracia en todo el mundo.
La anulación del Premio Fred Shuttlesworth de Derechos Humanos a Angela Davis por parte del Instituto de Derechos Civiles de Birmingham por la presión sionista es el último ejemplo de lo preocupante que es para los sionistas la solidaridad con el pueblo palestino. Si una activista antirracista destacada como Angela Davis, una fuerte defensora de los derechos de los palestinos, es honrada por el movimiento de los derechos civiles, se pone en duda la campaña de desprestigio sobre la base del supuesto antisemitismo utilizada para reprimir las voces pro-palestinas.
Pero este ataque a Davis ha fracasado por la indignación de activistas antirracistas, incluyendo grupos e individuos judíos. El Consejo Municipal de Birmingham emitió una declaración denunciando la rescisión del premio por parte del grupo, y otras fuerzas en esa ciudad en donde Davis participaba activamente están organizando otro evento en su honor.
SB1 debe ser expuesto y enfrentado. Incluso si llega a ser aprobado, ninguna ley puede anular la realidad. La causa palestina seguirá siendo justa y seguirá mereciendo el apoyo de todas las personas. La solidaridad internacional seguirá siendo una herramienta importante, no solo para el pueblo palestino sino para todos los pueblos víctimas del racismo y del imperialismo.
La clase dominante de los Estados Unidos y sus políticos son el enemigo de los pueblos de Palestina y Estados Unidos.
¡Boicotea, despoja y sanciona a Israel! ¡Palestina libre! ¡Viva la solidaridad internacional!