El 5 de diciembre, Nelson Rolihlahla Mandela, una de las figuras más prominentes del mundo, alguien cuyo nombre parecía encarnar el espíritu de la palabra “liberación”, murió tras una larga lucha contra la enfermedad. Los 27 años que pasó en las cárceles del régimen sudafricano del apartheid, inspiraron el movimiento para un preso político más importante del mundo, y se convirtió así en un símbolo de la lucha global de los negros sudafricanos contra el brutal sistema del apartheid.
El sistema del apartheid fue totalmente apoyado por el imperialismo estadounidense. A pesar de que el gobierno de EE.UU. se posiciona ahora como un defensor de Nelson Mandela, lo cierto es que fue la CIA, en colaboración con el régimen del apartheid, la que capturó a Nelson Mandela y lo condenó a 27 años de largo confinamiento. La Cámara de Representantes sólo votó por la liberación de Nelson Mandela en 1986, cuando ya estaba claro que el régimen fascista del apartheid tenía los días contados. Los Estados Unidos y Gran Bretaña se vieron forzados a virar bruscamente de rumbo y buscar una salida negociada al sistema de supremacía blanca. El masivo movimiento anti-apartheid tenía a Sudáfrica completamente aislada del mundo. E incluso a pesar de esta presión, el gobierno de EE.UU. siguió manteniendo al Congreso Nacional Africano entre su lista de terroristas oficial durante muchos años después.
En nombre del Partido Socialismo y Liberación ofrecemos nuestras condolencias a la familia del camarada Mandela, y a los millones de sudafricanos continúan de luto por la muerte de un gran líder. Si bien su muerte dará mucho que hablar en los próximos días, también en las filas de nuestro Partido, ante todo recae sobre nosotros el reconocer los tremendos logros que Mandela llevó a cabo en la lucha por la libertad de los sudafricanos, inspirando de esta forma las esperanzas y los ardientes sueños revolucionarios de muchos pueblos del mundo.
Declaración del Comité Central del Partido Socialismo y Liberación sobre la muerte de Mandela, líder heroíca
Al tratar con el colonialismo, el imperialismo y el racismo, las mujeres sudafricanas, naturalmente, enfrentaron dificultades y opresiones únicas. Las mujeres negras en la Sudáfrica del apartheid tenían oportunidades de trabajo muy limitadas y altas tasas de mortalidad infantil y maternal debido a la falta de atención de la salud prenatal. Los cuerpos, las vidas y los destinos de las mujeres estaban controladas por las leyes del apartheid del gobierno.
Winnie Mandela fue sólo una de las muchas mujeres que desempeñaron papeles valientes en la lucha contra el apartheid.
Entre sus compañeros estaban mujeres como: Thenjiwe Mtintso, periodista y luchadora por la libertad quien fue censurada y exiliada en varias ocasiones desde la década de 1960 a la década de 1980. Mtintso sirvió como comandante en la organización de lucha armada Umkhonto we Sizwe del ANC y participó en el Comité Central del Partido Comunista de Sudáfrica.
También habían mujeres líderes fuera de la ANC. Sikose Mji, era una líder del Movimiento de Conciencia Negro, fundado por Steve Biko y otros a finales de la década de los 60, y participó en el heroico levantamiento de Soweto.
Las mujeres jugaron un papel importante en el movimiento sindical. Al principio de la lucha, las mujeres líderes comenzaron a tratar de sindicalizar a las mujeres no blancas en las industrias de lavandería, ropa, colchones, muebles y horneo. Ellas lucharon para poner fin a las reservas de empleos por la raza, y para conseguir que la educación sea obligatoria para todas las personas.
En 1954, la Federación de Mujeres de Sudáfrica se formó en oposición al régimen de apartheid del Partido Nacional. El FSAW (por sus siglas en inglós) representaba a 230.000 mujeres. Ellas organizaron boicoteos escolares del gobierno y un boicot de tránsito muy militante en las ciudades de Alejandría, Sophiatown y Lady Shelburne.
Después de tres semanas de un aumento de un centavo en las tarifas, las mujeres organizaron a más de 25.000 personas para boicotear la Empresa de Transporte de Servicios Públicos, junto con el apoyo de otros 20.000 personas de raza negra no afectados directamente por la empresa. Fueron recibidas con violencia por parte del estado y la policía allanó la localidad de Lady Shelburne, arrestando a 6.606 personas negras. Las personas triunfaron, sin embargo, y la empresa de transporte se vio obligada a bajar sus precios.
Las mujeres en Sudáfrica entendían su opresión como única a parte de la de los hombres, pero reconocían su lucha como la misma porque tenían un enemigo común, el apartheid, y un destino común — la revolución.