La exoneración de George Zimmerman ha resultado en olas de masivas protestas del pueblo negro y todo el mundo anti-racista. El veredicto debe eliminar toda duda del mito que en los Estados Unidos se ha resuelto el flagelo de racismo. El veredicto es una afirmación jurídica del asalto sin cese a los afroamericanos, evidente en las cortes, el sistema carcelaria, y la demonización racista. Cómo el mismo George Zimmerman dijo, quería dar una lección a todos esos “maleantes” que siempre “escapan con sus crímenes”. No importa lo que dijo el jurado, la intención de Zimmerman estaba claro.
Mucha de la gente que defienden el veredicto no defienden Zimmerman, sino el llamado proceso de justicia. Lo que hay que repetir es que esto no es la primera, ni va a ser la última vez que el sistema deja libre a un asesino de un hombre negro, por la “duda razonable”.
El arresto y encausamiento de Zimmerman fue sólo por la lucha masiva por gente a través de los Estados Unidos, quienes marcharon por semanas en “hoodies”, exigiendo la justicia.
Hay especulación que hasta la fiscalía deliberadamente hizo errores que les costó, durante el juicio. Y la estrategia de la defensa—y la gente apoyando a Zimmerman dentro y fuera de la corte—era usar el racismo para enjuiciar al joven Trayvon, en vez del acusado.
La defensa inmediatamente usó el estereotipo racista, describiendo a Trayvon Martin como un maleante. Y hasta acusaron a Martin de ser racista y de ser el agresor contra Zimmerman, simplemente porque el joven había usado un término despectivo “creepy-ass cracker”.
Es absurdo ver el uso de marijuana, o los pleitos o la preferencia para la música de rap, como algo prevalente sólo entre la juventud negra, o usar eso para juzgar el carácter moral de una persona. Y sin embargo, las dudas que resultaron de estas acusaciones contra Martin, exponen las profundas raíces de la discriminación racista en la sociedad estadounidense. A pesar de cierta alcance al mundo político y corporativo por algunas figuras afro-americanas, al otro lado es la pobreza—fortalecido por el abuso y hostigamiento policial—experimentado por la gran mayoría del pueblo negro. Para realmente entender el significado del caso Trayvon Martin, es necesario entender las raíces y la historia del racismo, y su continuidad persistente hoy en día.
La represión, la resistencia y la formación de un pueblo
Aunque siempre existía el racismo en Estados Unidos en los primeros días coloniales, particularmente en la colonia de Virginia, hubo una unidad de resistencia entre secciones de la gente oprimida, los africanos y los anglos pobres, y a cierta nivel con el pueblo nativo. El conocido investigador Edmund Morgan relata: “Era común, por ejemplo, para los sirvientes y los esclavos escapar juntos, robar puercos juntos, emborracharse juntos. No era inusual que hicieran el amor entre si”.
Los oprimidos siempre constituyen la mayoría y los opresores la minoría, y es evidente que la élite colonial temía la resistencia unida de los esclavos y los sirvientes blancos. Desde mediados del siglo 17 hasta mediados del siglo 18, con las tácticas que utilizaban los ingleses para oprimir a Irlanda, la clase dominante colonial impuso una serie de leyes que formaron la estructura para la opresión especial a la gente de herencia africana.
Los esclavos eran prohibidos ser dueños de propiedad y los negros libres no podían tener armas, así que, efectivamente se les restringía el derecho de defenderse. Era prohibido para personas de diferente raza casarse. Y haciendo distinción entre la gente “blanca” y el resto de la población, con la codificación legal del término “blanco”, al fin eso creó, hasta para los más pobres de los blancos, un privilegio vis-á-vis las personas negras. Entonces la unidad natural entre los oprimidos se rompió, y una nueva identidad de “blanco” surgió, con un privilegio relativo para esos miembros para defender. La división de los sectores oprimidos resultó en la estabilidad y protección para la nueva élite agrícola.
Mientras el trata de esclavos se incrementó explosivamente y los africanos fueron secuestrados de toda la costa occidental del continente africano, muchas de esas etnias y pueblos distintos fueron forjados en una distinta y colectiva identidad “negra”.
El sistema racista que mantenía al obrero negro en un estado de dominación también creó el mito de la inferioridad de la gente negra. Después, la intensa competición laboral promovió ideas racistas en la cultura estadounidense en los siglos 18 y 19.
Las dos oportunidades para derrocar la opresión de los negros, que fueron la “Reconstrucción” y el “Populismo”, fueron aplastados por una mezcla de traición racista y la fuerza brutal por parte del imperialismo emergente. Esto resultó no sólo en el sistema separatista “Jim Crow” que oprimía a los negros en el Sur, sino en la casi total exclusión del pueblo negro de toda vida pública en los Estados Unidos.
Entonces, la historia del racismo no es solamente un problema de “raza”, sino de la opresión de una nacionalidad. El pueblo negro en los Estados Unidos constituye una nación, una nación oprimida. El largo proceso de opresión y resistencia ha creado una cultura distinta, en la expresión de la música, en la literatura y en la religión, entre otras cosas.
Ha creado un sistema de racismo que afecta a los negros desde arriba para abajo, a los ricos y los pobres, sistemáticamente excluyendo y restringiendo sus posibilidades de participar en casi todas las esferas, y así asignando la mayoría a una existencia empobrecida, todo bajo una manta de inferioridad.
Aunque algunas personas no quieren admitir esta conclusión, en nuestra opinión, el racismo es una función de la opresión de los negros como pueblo, basado en la historia común de represión y resistencia, que ha resultado en la formación de un pueblo distinto — es decir, una nación.
Trayvon significa resistencia
La importancia del caso de Trayvon Martin se basa en el hecho de que la opresión nacional de los negros en los Estados Unidos no es simplemente racial sino también económico, un elemento clave en el establecimiento del sistema capitalista-imperialista estadounidense.
Para empezar a eliminar las desigualdades requiere un tremendo esfuerzo para proveer empleos y servicios sociales, algo contrario a la estrategia neoliberal del capitalismo. De hecho, la clase dominante ha comenzado a atacar brutalmente la posición económica de la gente trabajadora blanca, intentando así eliminar las diferencias con bajar el estándar de vida para los blancos, en vez de levantar al pueblo pobre y trabajador negro.
La persistencia de la pobreza y el desempleo, de los barrios oprimidos, crea la tierra fértil para la “cultura de pobreza” que demoniza a la víctima.
La imagen del “maleante” que la defensa usó contra Trayvon Martin, es simplemente la reflección de esta caracterización. Esto es el significado de “Justicia para Trayvon”. Las olas de protestas por todo el país, desde inmediatamente después del asesinato hasta el veredicto, han sido mayormente negro con importante participación de blancos anti-racista y de otros pueblos oprimidos. Estas protestas se concentraron no sólo en exigir el arresto de George Zimmerman, sino para también poner fin a la existencia de la opresión y la explotación.
Enfrentando al racismo también enfrentamos la larga historia de opresión nacional que sigue amenazando a América Negra. Es necesario reconocer que esta opresión tiene profundas raíces en la sociedad imperialista de Estados Unidos. El asesinato de Trayvon Martin debería impulsar a todas las personas que odian la opresión y la explotación a luchar aun más fuerte para el cambio social fundamental.