Nota: aquí uso el término “trans” para incluir el espectro de transgénero, y también el término “genderqueer” y las personas que no se conforman con el término de género (esencialmente todas aquellas personas cuyas identidades de género no concuerdan con las identidades que se les asignó en su nacimiento).
La lucha LGBT tiene su unidad básica en la batalla para derrocar la opresión basada en la orientación sexual y en las normas patriarcales de género. Pero mientras los términos “lesbiana”, “gay” y “bisexual” describen una orientación sexual, el término “trans” describe una identidad de género. Mi experiencia como una persona trans en el espectro femenino, y el acoso del sistema que yo he enfrentado día tras día es cualitativamente diferente al de la gente bi, lesbiana o gay. Por lo menos, el hecho escalofriante de que el 41 por ciento de las personas trans han intentado suicidarse habla por sí mismo de la cruda realidad que enfrentan las personas trans.
La opresión que enfrentan las personas trans ha sido a menudo obscurecida por la batalla por la igualdad en el matrimonio. La discriminación en el matrimonio afecta a las personas trans, ya que su situación jurídica de género muchas veces complica o impide el proceso de contraer matrimonio y el divorcio.
Una de las cuestiones que afectan a las personas trans de una manera diferente es el cuidado de la salud. Mientras que se ganó una pequeña victoria cuando la Asociación Americana de Psiquiatría dejó de añadir a la lista de trastornos mentales a la condición transgénero, el sistema de salud todavía está lleno de obstáculos que impiden tratamientos médicamente necesarios. Las personas trans a menudo necesitan tener acceso a la terapia, las hormonas y la cirugía entre otros tratamientos para que sus cuerpos se alineen más estrechamente con sus identidades.
El desempleo de las personas trans es el doble de la tasa de la media nacional, siendo aun cuatro veces más alta entre las personas trans de color. Mientras tanto, aquellos que habían perdido su trabajo debido a los prejuicios, también experimentaron consecuencias ruinosas como la indigencia, la misma que cuatro veces más alto del porcentaje de personas sin hogar”, según un informe publicado en 2011.
Mientras la Ley de No Discriminación en el Empleo (ENDA) es una legislación que haría ilegal que los empleadores discriminen sobre la base de la orientación sexual, identidad de género o expresión de género, las diferentes versiones del proyecto de ley—a menudo han excluido las protecciones para las personas transexuales. Hoy en día, es legal en 34 estados despedir a alguien por ser trans.
Otro problema es el acceso al baño. Las personas que son visiblemente trans o no “pasan” por su identidad de género enfrentan acoso cuando simplemente tienen la necesidad de usar el baño, que coincida con su identidad de género, y baños que sean neutrales al género son difíciles de conseguir.
Leyes tales como la recientemente aprobada en Arizona sólo empeora las cosas. El representante estatal, John Kavanagh, presentó un proyecto de ley que habría hecho ilegal utilizar un baño que no coincidía con el sexo en el certificado de nacimiento. Es casi una sorpresa que Arizona—conocido por su ley racista anti-inmigrante: “Muéstrame tus papeles”—podría aprobar una ley llamada por algunos “muéstrame tus papeles antes de ir al baño”.
Violencia transfobíca
La transfobia patrocinada por el estado no termina en la legislación. El caso de CeCe McDonald, una mujer trans afroamericana que se defendió de un crimen de odio feroz, muestra cómo el Estado reprime a la gente trans.
En Minneapolis, en junio de 2011, McDonald y sus amigos caminaban juntos a un bar cuando los clientes salieron y comenzaron a gritarles insultos racistas y transexuales. McDonald fue golpeada con un vaso en la cara por uno de ellos, y tuvo que defenderse de un ataque brutal por otro, quien más tarde murió en el incidente. La policía de inmediato se puso del lado de los fanáticos, y McDonald fue juzgada por homicidio y sentenciada a 41 meses en una prisión masculina.
Un informe de la Coalición Nacional de Programas Contra la Violencia mostró que en 2011 “las mujeres transexuales componen el 40 por ciento de los 30 asesinatos de odio reportados en el 2011.” Por otra parte, el 87 por ciento de todos los asesinatos de odio dirigidos a LGBTQ y las personas afectadas por el VIH estaban dirigidos en contra de las personas de color.
Es evidente que la vida de CeCe McDonald estaba en la línea. Los policías no protegen ni sirven a la mayoría de las comunidades que se encuentran en situación de alto riesgo para ser atacadas. En su lugar, les acosan con políticas como la de Nueva York “Detener y registrar”.
Si bien hay que luchar contra estas políticas transfóbicas del Estado, que son en última instancia, sólo una manifestación de un sistema mayor, cuyos fundamentos descansan sobre la explotación.
Fallon Fox, transgénero de artes marciales mixtas de combate, dijo en una entrevista: “Si usted no entiende a una persona, es muy probable que la tema.” Para superar tales malentendidos, debemos educarnos a nosotros mismos y a los demás acerca de la realidad de la opresión trans. Tenemos que construir un movimiento de clase inclusivo de toda forma de lucha que mantenga firme el famoso lema de solidaridad: “un ataque contra uno es un ataque contra todos.”