Cuando se inició la construcción del nuevo Museo de Historia y Cultura Afroamericana en el Instituto Smithsonian, representó un hito un en la lucha por el reconocimiento de los logros y aportes de negros americanos al país. Sin embargo, había un problema evidente: entre los muchos trabajadores de la construcción en el sitio, casi ninguno era negro.
Esta era una indignidad particularmente irritante para los residentes negros de Washington DC, que es conocida como la “Ciudad Chocolate”. Pero no era inusual. Al contrario, era indicativo de la discriminación endémica en la industria de la construcción de la ciudad, que ha crecido durante la última década. De los miles de empleos creados, muy pocos han ido a los residentes negros de la ciudad. Que el boom de la construcción se ha creado en gran parte a través del aburguesamiento de los barrios de mayoría negra ha sido el colmo. No sólo perdieron sus hogares y comunidades los habitantes negros, sino también han sido excluidos del llamado “renacimiento” de la ciudad.
En el “Nuevo DC” la pobreza se nota principalmente en los distritos (“wards” en inglés) 7 y 8, ubicados al del “oriente del río”. Estas son las zonas de mayoría negra, y el centro de la crisis del desempleo de en la ciudad. En los últimos años el nivel de desempleo ha sido de alrededor del 20 por ciento en ambos distritos, y el distrito 8 se dice que tiene una tasa de pobreza del 35 por ciento. El impacto del encarcelamiento masivo también se siente profundamente. El desempleo entre las personas con antecedentes penales se sitúa en el 50 por ciento. La otra mitad está casi restringida a seis categorías de empleos de bajos ingresos.
Los “buenos trabajos” de la industria de la construcción son deseados y necesitados por los trabajadores negros locales. Sin embargo, la industria está dominada por trabajadores inmigrantes latinos. Este tipo de segmentación dentro de la fuerza de trabajo crea problemas en la búsqueda de la “unidad negra y latina”, ya que puede poner a las comunidades en conflicto y pueden dar lugar a una serie de sentimientos antagonistas.
Para que la “unidad negra y latina” se convierta en una idea y sentimiento amplio, tiene que presentarse no sólo como un eslogan, sino como una estrategia para la victoria de la clase obrera. Por lo tanto, la batalla sobre los trabajos de construcción en Washington DC tiene una importancia nacional para los organizadores y los revolucionarios que tratan de hacer ese tipo de unidad una realidad.
Luchas existentes
La discriminación de la industria contra trabajadores negros ha dado lugar a una organización llamada “Trabajos en DC o de lo contrario… (DC Jobs or Else en inglés)”, lo que ha llevado a cientos de trabajadores desempleados negros a protestar contra los contratistas discriminatorios, incluyendo a los que están en el Museo Afroamericano.
El tema también ha generado legislación favorable del Consejo de DC. El Distrito aprobó una ley conocida como “Primera Fuente”, que requiere que el 51% de las nuevas contrataciones en los proyectos que reciben entre $300.000 y $5 millones de la ciudad, deberán ser para los residentes de DC. Para proyectos de más de $5 millones, por lo menos el 20 por ciento de las horas de trabajo de los trabajadores competentes, el 60 por ciento de las horas de aprendiz, el 51 por ciento de las horas de obrero calificado y el 70 por ciento de las horas de trabajador común se asignarán a los residentes de DC.
Si bien estas campañas son sólo en relación a la residencia, y no son formalmente acerca de la raza, se entiende que son victorias en los esfuerzos para ganar puestos de trabajo para los negros desempleados. La gran mayoría de los trabajadores de la construcción contratados, ya sea blancos o latinos, viven fuera del distrito, en los estados de Maryland o Virginia.
La élite de Washington, representada en las organizaciones de promoción inmobiliaria, han lanzado desafíos legales a esta legislación, proclamando su derecho a contratar a quien les plazca. Grupos capitalistas también lucharon duro para derrotar a un proyecto de ley ante el Consejo para limitar la capacidad de los empleadores para investigar los antecedentes penales de los nuevos empleados.
El papel y potencial de los sindicatos laborales.
La mayoría de los proyectos grandes de construcción en la ciudad se realizan por la mano de obra sindicalista. Esto ha planteado la cuestión de qué papel jugará el movimiento laboral para responder tanto a las necesidades de sus miembros empleados como a las comunidades negras de los alrededores.
Los sindicatos en el distrito han tomado una posición a favor de leyes como la Primera Fuente que están dirigidas a la contratación de trabajadores negros. Varios sindicatos de construcción también han realizado esfuerzos notables en ampliar las oportunidades de aprendizaje para los trabajadores negros. El local del Sindicato de Obreros, que tiene una membresía principalmente latina, ha apoyado y mostrado su solidaridad con la campaña “Trabajos en DC o de lo contrario…”, y sus protestas.
Ese apoyo laboral visible contrarresta los esfuerzos de los demagogos anti-inmigrantes y anti-laboral para que tratan de canalizar la ira justa de los trabajadores desempleados negros contra los inmigrantes latinos o los sindicatos. Sin duda, se podría hacer más. Un paso clave sería que los trabajadores sindicalizados lleven a cabo manifestaciones en el trabajo, e incluso se nieguen a trabajar donde los contratistas son discriminatorios. La lucha por las prácticas de contratación no discriminatorias revelaría a todos cómo los sindicatos pueden ser el vehículo más eficaz para superar las divisiones dentro de la clase obrera.
Combatiendo el racismo en el mercado laboral
El mercado laboral imaginario – en el cual existe una reserva general de empleos y todos tienen la misma oportunidad de acuerdo a sus calificaciones – no existe. In realidad, el mercado laboral bajo el capitalismo sigue siendo en gran parte organizado en lineas racistas y sexistas. Es profundamente discriminatorio, y también produce “nichos” laborales cuando los trabajadores individuales reclutan de sus redes personales y las comunidades para cubrir puestos de trabajo disponibles.
En el periodo después de la época de la lucha pro-derechos civiles, el sector público ha sido la clave “industria en crecimiento” para los estadounidenses negros. Al mismo tiempo, los estereotipos racistas de los empleadores privados acerca de los obreros negros – que se han documentado en innumerables estudios – han cerrado muchas oportunidades para empleos, lo que ha llevado a que el desempleo este por las nubes. En muchas industrias, los empleadores han vuelto hacia la mano de obra inmigrante que es más vulnerable y precaria.
El poder sin restricciones de los capitalistas sobre la contratación y el despido sienta las bases para la competencia entre los sectores de la clase obrera por los escasos empleos. Luchas que requieren la contratación de obreros negros o que frenen la habilidad de los empleadores buscar posibles antecedentes penales, también limitan el poder de los empleadores para definir la empleabilidad dentro de limites racistas. Este es el interés estratégico a largo plazo de todos los trabajadores, incluyendo a todos los latinos que tienen empleo.
Del mismo modo, la lucha por la igualdad de todos los inmigrantes afecta la capacidad de los patrones a utilizar el estatus de ciudadanía como una arma para explotar a los trabajadores latinos. Sería un golpe a las divisiones de casta dentro del mercado laboral de E.E.U.U. Las organizaciones de trabajadores pueden desempeñar un papel crítico en fusionar las luchas de estas comunidades oprimidas, guiándolas hacia un enemigo común y a levantar la consciencia política de sus miembros.
No sólo empleos, sino una nueva sociedad
Al final, la lucha por limitar el control capitalista sobre el empleo – lo que se llama “empleo a voluntad” – debe convertirse en una batalla para derrocar todo por completo. Los capitalistas no sólo acaparan la riqueza social, sino también la usan únicamente para fines de lucro. Hay necesidad de crear muchos puestos de trabajo fuera del interés de lucro – en las áreas de la infraestructura, la educación, el cuidado médico, así como en las esferas culturales y sociales. La riqueza existe para crear un estándar de garantía de vida para todos, eliminando así la base social de la competencia laboral racializada.
En otras palabras, la discusión acerca de la unidad de los trabajadores negros y latinos debe avanzar más allá de las campañas en busca de empleos. Se debe señalar el camino hacia la riqueza social bajo el control de los obreros y la gente pobre y la construcción de un nuevo sistema socialista que garantice una vida humana, digna y sostenible para todos. Esto es un trabajo de construcción en el que todos pueden participar.