El 22 de febrero, el presidente Obama indicó en una carta al Congreso los planes de una base nueva de aviones no tripulados en la nación africana occidental de Niger.
La carta describe las operaciones que pueden, a primera vista, parecer algo limitadas: despliegue de 100 soldados estadounidenses para proporcionar “apoyo a la recolección de inteligencia”.
De hecho, la carta no reconoce cuál es la función principal: expandir el programa mortal de aviones no tripulados (drones) del gobierno en el continente. El gobierno prefiere ocultar este programa tan profundamente en las sombras como le sea posible, pero funcionarios anónimos del Pentágono admitieron al The Washington Post que los aviones no tripulados de hecho serán desplegados en la operación de Niger.
El funcionario del Pentágono afirmó que los aviones no tripulados se utilizan exclusivamente para la vigilancia, pero fuentes gubernamentales confirmaron que el uso ofensivo de los drones “no había sido descartado”. Teniendo en cuenta el historial criminal del programa de aviones no tripulados, es difícil creer que los ataques con aviones no tripulados no van a llegar pronto a África Occidental.
Este es un logro significativo en el plan de actividad agresiva de los EE.UU. en el continente africano. En Niger, se trata de una importante expansión de la misión de vigilancia existente, de menor capacidad, llevado a cabo por mercenarios, o como los llama el Post, “contratistas militares”.
La expansión en Niger — que será ejecuta en las afueras de la capital de Niamey antes de trasladarse a zonas más alejadas — se centra especialmente en la prestación de inteligencia a la fuerza de intervención encabezada por Francia en Malí. Así, en la medida que su misión sea puramente “de inteligencia”, los drones de los EE.UU. jugarán un papel crucial en la realización de operaciones mortales. Bajo el código legal estadounidense, un cómplice de asesinato a sabiendas, podría recibir la misma sentencia que los que llevasen a cabo el crimen. Un juicio similar debería extenderse a las fuerzas de EE.UU. en liga con el neocolonialismo francés.
La noticia de una base de aviones no tripulados en Niger se produce justo cuando una delegación del Congreso de EE.UU. está de gira por Mali. El senador Christopher Coons de Delaware, jefe de la delegación, dijo a los periodistas en Bamako que una renovación de la ayuda militar directa para Malí es “probable” a raíz de la próxima ronda de las elecciones, que ha sido organizado por países occidentales y la Comunidad Económica de Estados Occidentales de África.
El papel de Africom
El objetivo más directo de la base de aviones no tripulados es estabilizar la región del Sahel, de la cual los Estados Unidos y otras potencias occidentales están esperando eliminar toda oposición a su agenda. Pero tiene implicaciones en todo el continente.
La operación en Niger debe verse en el contexto más amplio de la creciente presencia militar de EE.UU. en África. AFRICOM, el comando militar de EE.UU. que supervisa África, ha organizado recientemente una unidad militar de 4.000 personas que serán desplegadas en misiones en hasta 35 países africanos. Según el propio sitio web del ejército estadounidense, estas fuerzas están participando en dos tipos de entrenamiento: uno de “armas combinadas” y el otro “seguridad de zonas más amplios”. En otras palabras, se están entrenando para las guerras de todo tipo, que presuntamente “no han sido descartadas” por el gobierno de Obama.
Añadiendo insulto a las lesiones previstas que serán cometidos por estas fuerzas, el ex comandante de AFRICOM, el general Carter Ham, ha hecho hincapié en que las misiones de formación de los Estados Unidos deberán centrarse no sólo en los aspectos técnicos de formación militar, sino también en los “valores” y la “ética”.
El nuevo comandante general de AFRICOM, David Rodríguez, ha afirmado que Africom sólo ha cumplido con el 50 por ciento de sus necesidades de “inteligencia”. Él planea presionar con fuerza para que los recursos dispuestos en Afganistán, sean desplazados a África.
África como eje de la estrategia imperialista
Durante la audiencia de confirmación del general Rodríguez, el secretario de Estado, John Kerry, hizo hincapié en la importancia de aumentar la influencia de EE.UU. en el continente africano para contrarrestar a China: “China está en toda África. … [S]i podemos organizarnos en este sector podemos ganar. Quiero decir… ganar en términos de los contratos de negocios, oportunidades de negocios, empleos para los estadounidenses, la capacidad de exportar”.
Es innegable que el imperialismo estadounidense está convirtiendo a África cada vez más en objetivo militar. La nueva base en Niger está vinculada con la expansión de las relaciones militares con los países de África; con las bien entranadas tropas colocadas en el continente, con el programa de aviones no tripulados asesino, con la prisión secreta de la CIA en Somalia, y con la importante base de operaciones especiales en Djibouti.
El apoyo de EE.UU. a la intervención francesa en Malí ha sido firme, proporcionando el abastecimiento de combustible y otro apoyo logístico, así como el intercambio de inteligencia. Este programa militar ampliado enormemente viene a sumarse a los objetivos declarados de la administración para aumentar la hegemonía de EE.UU. sobre los productos africanos y los mercados.
Es evidente que estos planes ambiciosos se basan en la creencia por parte de las élites gobernantes estadounidenses que no habrá ninguna oposición significativa a sus políticas de enriquecerse a costa de los demás. Sin embargo, existe oposición a la agenda imperialista tanto en el continente como en Estados Unidos.
El 13 de abril, las organizaciones anti-guerra, anti-imperialista, por la solidaridad africana y las organizaciones de inmigrantes, entre otras, se reunirán en la Casa Blanca en Washington, DC, para oponerse a la expansión de los drones dirigidos por el imperialismo en África y en todas partes. Las medidas audaces por parte de los instigadores de guerra de la Casa Blanca, el Pentágono y Langley requieren una respuesta igualmente audaz. Las personas progresistas en los Estados Unidos deben hacer todo lo posible para apoyar la manifestación del 13 de abril y presentar un mensaje poderoso de desafío.