En los Estados Unidos, cada vez más jóvenes se ven obligados a dormir en coches, en la calle, y en refugios porque la crisis económica los deja sin otros recursos. El impacto de la crisis económica capitalista en los jóvenes ha sido particularmente severo. Jóvenes menores de 25 años en busca de empleo ahora se enfrentan a la tasa de desempleo más alta entre los adultos – de 16 por ciento. La cifra es aún mayor para los jóvenes negros y latinos.
Muchos jóvenes desempleados tienen créditos universitarios e historial de trabajo, pero las oportunidades se están reduciendo para los que han salido de sus casas en busca de una vida independiente. Además de las tasas de desempleo altas, los jóvenes se enfrentan a trabajos mal pagados, que raramente son de tiempo completo. Al competir con trabajadores más experimentados, los jóvenes suelen ser los primeros en ser despedidos.
Aumentos en el costo de matrícula y recortes a la ayuda financiera han hecho que la educación universitaria sea casi imposible de pagar para muchos jóvenes de clase trabajadora. Incluso para aquellos jóvenes que tienen una licenciatura, aproximadamente 1 millón y medio de ellos—o el 53 por ciento—estaban subempleados o desempleados en 2011.
Los organismos municipales y defensores de los indigentes describen un aumento dramático en el número de jóvenes que están en peligro de vivir en las calles.
La “invisibilidad” de los jóvenes sin hogar hace difícil contar cuantos existen. Pocas ciudades tratan de estudiar el problema en detalle, pero los estudios que existen muestran incrementos definidos y una grave falta de refugios y recursos. Un estudio de Los Angeles muestra que la ciudad tenía capacidad para albergar sólo el 17 por ciento de los jóvenes sin hogar.
Más jóvenes encuentran alojamiento temporal con amigos o familiares, o simplemente duermen al aire libre o en autos. Algunos jóvenes dudan en buscar ayuda de los refugios, mientras que otros no están conscientes de los recursos que existen.
Los pocos refugios que existen no están diseñados para satisfacer las necesidades de los jóvenes sin hogar. Los refugios y servicios tienen en gran parte la intención de ayudar a familias con hijos y adultos mayores. Los jóvenes que necesitan educación, capacitación y asesoramiento, así como un lugar para dormir tienen pocas opciones y, a menudo se les niega albergue en los refugios que ya están llenos.
Mientras que algunos jóvenes recurren a sus padres y familias para apoyo y refugio, muchos no tienen esa opción. Muchos padres también están desempleados y luchando por mantenerse. Jóvenes de la comunidad gay también pasan por dificultades, debido al rechazo de la familia. Hasta un 40 por ciento de los jóvenes sin hogar son de la comunidad homosexual.
Las estadísticas muestran que en el 2011 un millón de niños de edad escolar experimentaron desamparo. El gobierno de Obama en ese mismo año se fijó una meta de terminar con la indigencia entre los jóvenes en el 2020, empujando la fecha límite hacia el futuro lejano.
Estar sin hogar a tan corta edad causa otros problemas económicos y sociales, y hace que sea aún más difícil recuperarse. La falta de una dirección postal permanente, por ejemplo, hace que la búsqueda de trabajo sea aún más difícil.
Con un hogar, educación y la oportunidad de trabajar, los jóvenes serían el sector más productivo de la población. En cambio, su potencial se desperdicia en gran parte en su lucha por sobrevivir. Un sistema que obliga a los jóvenes a vivir en calles en lugar de ofrecerles oportunidades para crecer y contribuir es verdaderamente un sistema cruel, inútil y criminal. callout: Los jóvenes usualmente son los primeros despedidos en el trabajo y los que faltan mas la seguridad en el empleo.